El diésel, más caro que nunca: por qué seguirá alto durante los próximos meses

El detonante del problema con los combustibles se sitúa en la invasión rusa de Ucrania y las posteriores sanciones que han cortado las ventas de estos productos
Los expertos señalan que las limitaciones en la capacidad de refino seguirán impulsando los precios al alza en los próximos meses
Rusia era uno de los principales exportadores de gasoil refinado a Europa y la interrupción de las exportaciones provoca una subida de los precios
El tercer trimestre del año, en el que se produce el mayor consumo de carburantes por la proliferación de viajes, arranca con los precios más altos que se han visto en un verano en los surtidores. Gasolinas y gasóleos se han asentado por encima de los dos euros por litro; y este último combustible, que utilizan casi el 100% de los camiones y más de la mitad de los turismos en España, ha vuelto a marcar máximos la última semana, con precios de 2,10 euros, según el Boletín Petrolero de la UE.
Las subidas de los últimos meses han terminado por absorber todo el ahorro de la bonificación de 20 céntimos a los carburantes, y es muy posible, dicen los expertos, que el aumento de los precios se mantenga. “Estamos ante un problema de fundamentales, de falta capacidad de refino a nivel mundial, tanto de gasoil como de gasolina”, señala José Antonio Berenguer, de la Consultoría Fuel MC, que asesora a la Confederación Española de Estaciones de Servicio (CEEES).
Corte a las importaciones rusas de gasoil
El detonante del problema con los combustibles se sitúa en la invasión rusa de Ucrania y las posteriores sanciones que han cortado las ventas de estos productos, de los que Moscú es uno de los principales exportadores en el mundo. “En marzo, cuando las empresas dejaron de operar en Rusia, lo primero que dejaron de importar fue gasóleo ya refinado y crudo semiprocesado, es petróleo que ya se ha sometido a un primer proceso de transformación”, explica Nacho Rabadán, portavoz de la CEEES.
Esto provocó un gran descenso de la oferta de gasóleo y crudo ruso (que es el que están preparadas para refinar buena parte de las plantas europeas) y un rápido aumento de los precios del diésel en pocas semanas en los mercados internacionales. Ante esta situación y con el alza de los márgenes en gasoil, las refinerías de Estados Unidos, diseñadas para producir principalmente gasolina -ya que es el combustible más demandado en aquel país-, introdujeron cambios en sus sistemas de cara a incrementar la producción de gasoil y priorizar las ventas de este producto a Europa, ya que resultaba más rentable.
Como consecuencia, unas semanas después, el fuerte incremento de los precios del diésel se modera y las subidas se trasladan entonces a las gasolinas. “Puede ir pasando de un producto a otro, pero, incluso teniendo todo el crudo que necesitáramos, el verdadero problema está en que las refinerías, a nivel global, están operando a un 98% de su producción máxima y no hay margen para aumentarlo”, señala Rabadán.
No lo hay, dicen los expertos, porque la decisión de abandonar en un futuro los combustibles fósiles ha provocado un descenso de la inversión en estas industrias. “Europa, por sus políticas verdes, no está invirtiendo en las refinerías y esa apuesta ha sido aprovechada por los países con menos conciencia ecológica, como Rusia. Mientras, en la mayoría de la UE se se ha optado por restringir la capacidad de refino y por no invertir para mejorar las plantas que teníamos, y eso es lo que terminó produciendo la alta dependencia del gasoil ruso refinado”, sentencia Berenguer.
España, seguridad en el suministro, pero precios altos
A pesar de que el gasoil ruso llega a suponer un 30% de las importaciones de Alemania en 2020, el 25% de las francesas en 2020 o el 18% de las del Reino Unido, según datos ofrecidos por Reuters, la exposición de España a los cortes de este producto es menor, ya que en los últimos años las compras de gasoil a Rusia han supuesto apenas un 8% del total.
Esta diferencia se debe a que las ocho refinerías que existen en el país tienen flexibilidad para refinar hasta una treintena de tipos de crudo y convierten a España en un exportador neto de este tipo de combustible. “Aquí tenemos una alta seguridad de suministro y estamos exportando gasolina y gasóleo, pero pagamos el mismo coste que cualquiera y las refinerías tienen que vender al mismo precio que cotiza el mercado internacional”, señalan desde la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos.
Sin bajada de precios a la vista
Y en esos mercados, aunque los márgenes de refino del gasoil y la gasolina se han ido igualando en las últimas semanas, no se aprecian señales de que los precios puedan bajar. Más bien, lo contrario.
“Antes de la invasión de Ucrania, veníamos ya de precios altos provocados por una crisis postpandemica. Luego, se elimina del mercado a Rusia, que es uno de los principales exportadores de diésel de nivel mundial. Además, la capacidad de los operadores mundiales de refino está al límite. Todo junto provoca que haya menos oferta, mientras que la demanda no se ha reducido. La situación es un auténtico coctel molotov”, ilustra Natalia Collado, economista de EsadeEcPol, que no puede evitar mostrarse pesimista de cara a la evolución de la situación de los precios en los próximos meses.
"El diésel es el combustible que utiliza el transporte pesado y esa demanda no se puede reducir ni modular, al contrario de lo que podría suceder con el transporte privado individual, esa demanda hay que cubrirla", explica. Y señala que es complicado pensar en una bajada de los precios en el escenario actual, ya que no es sencillo ampliar la capacidad de refino.
"Es complejo por dos motivos: porque la idea es ir abandonando los combustibles fósiles y porque, además, invertir hoy no quiere decir que vayamos a tener capacidad extra de manera inmediata. Es un problema entre los objetivos a corto y largo plazo, y todo señala que los precios pueden seguir altos por largo tiempo".