De las frutas al aceite: lo que más ha subido en el supermercado y las causas que lo explican


Las inclemencias meteorológicas están detrás del fuerte aumento de la fruta en el mes de junio
El incremento del precio de piensos y energía ha impulsado al alza la leche, sus derivados y otros productos de producción agrícola y ganadera
El bloqueo de las exportaciones de cereales y aceites procedentes de Rusia y Ucrania motivan buena parte de las subidas de los alimentos
Los alimentos son uno de los principales responsables del fuerte incremento de la inflación en el mes de junio, que se situó en el 10,2%, el ritmo más elevado de crecimiento de los precios desde 1985. Según los datos del IPC, confirmados este miércoles por el INE, los productos de alimentación se encarecieron por encima de la media, un 13,3% en el último año, y lo hicieron sobre todo los no elaborados.
De los cerca de 60 artículos de la lista de la compra del supermercado que monitoriza Estadística, una tercera parte presenta subidas aún más elevadas que el dato general de inflación. Destacan en junio, entre todas, las de la fruta y el aceite. Si el de oliva subió un 27%, otros, como el de girasol estuvieron muy cerca de doblar su precio con respecto al que tenían en junio de 2021.
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La subida de la energía, tanto de la electricidad como de los carburantes para el transporte, explica parte de las subidas, pero hay otros factores que han sido determinantes para el incremento de los precios de los alimentos.
Aceites comestibles
El aumento del precio del aceite en los últimos meses tiene que ver con lo que marca casi toda la situación económica actual: la invasión rusa de Ucrania. De este último país llegaba el 60% de las importaciones del aceite de girasol que compraba España. Con la guerra, los temores de desabastecimiento y la búsqueda de nuevos proveedores, los precios se han disparado desde el mes de marzo. Según el INE, otros aceites comestibles, principalmente el de girasol, son ahora un 87% más caros que hace un año.
Esto ha provocado además, el encarecimiento indirecto del aceite de oliva, cuya demanda ha aumentado, sobre todo en las variedades más suaves, para sustituir al de girasol en industrias como la conservera o en la hostelería. Esto, junto a la sequía que han sufrido muchas zonas de olivar en España han reducido las cosechas y han provocado un aumento de los precios.
Harinas
La guerra de Ucrania, considerada el granero de Europa, también explica el fuerte encarecimiento de los precios de las harinas en los últimos meses. Y es que este país y Rusia representan conjuntamente cerca del 30% de las exportaciones mundiales de trigo.
El bloqueo, por parte de Rusia, a la salida de este producto y otros cereales provocó un fuerte incremento de los precios en los mercados internacionales. Esos aumentos se trasladaron luego a los artículos que adquieren los consumidores y explican que las harinas cuesten en junio hasta un 28% más que hace un año. A partir de ahí se entiende también que la pasta haya subido en ese mismo porcentaje o que los productos de panadería cuesten ahora un 21% más.
Con todo, el crecimiento de los precios de harinas y cereales se está moderando. Si en abril, el aumento mensual superó el 9%, en junio se quedó en el 1,5%.
Frutas
Comer fruta el pasado mes de junio se convirtió casi en un consumo de lujo. Los precios fueron un 19% más elevados que un año antes y en comparación mensual, fue lo que más se encareció en el supermercado: un 11% respecto a mayo.
“Tanto en mayo como en junio hemos tenido menos fruta de lo normal por una serie de inclemencias relacionadas con la climatología. En mayo por problemas de polinización derivados de la calima y en junio por lluvias que obligaron a replantar productos como las sandías. Además, se produjeron heladas en Aragón y Cataluña, granizadas en Cieza que afectaron a en las cosechas de fruta de hueso (melocotones y nectarinas, fundamentalmente)”, explica Andrés Góngora, responsable del sector hortofrutícola en COAG. Una escasez de producto que se tradujo en un aumento de los precios.
Además, asegura, parte del incremento se debe también a la estrategia de la gran distribución de no estimular el consumo elevando los precios para no tener problemas de abastecimiento.
"En julio ya está habiendo una bajada, pero en junio se mantuvo un precio muy elevado que no tenía un reflejo con lo que estaba ocurriendo en el campo. Nosotros cobrábamos unos 30 céntimos por kilo de sandía y el consumidor llegaba a pagar cerca de dos euros”.
Leche
Uno de los productos más básicos en la cesta de la compra de las familias, la leche, se ha encarecido un 20% en un año.
"En septiembre del pasado año los productores iniciamos una serie de movilizaciones en toda España para reclamar un incremento de los precios, porque estábamos a niveles de derribo", explica el portavoz del sector lácteo de COAG, Gaspar Anabitarte.
"El incremento que se produce desde entonces hasta febrero del pasado año se debe, básicamente, a la presión que estábamos ejerciendo desde el sector. A partir de entonces todos los precios se disparan y con ellos nuestros costes de producción".
A la subida, dice, del gasóleo y la electricidad hay que sumar también el aumento del precio de los piensos, que se ha encarecido más de un 35% en los últimos meses (de nuevo, por el problema con las importaciones de cereales por la guerra en Ucrania). Esto último tiene un gran impacto, ya que la alimentación del animal supone más del 50% de los costes de producción de los ganaderos lácteos.
"En septiembre pasado nos pagaban el litro de leche a 32 céntimos y nos costaba 36 producirlo. Ahora, vendiéndola a 43 céntimos es peor precio para los productores por la subida de los costes. "La energía, el follaje... sumas todo y tenemos una desesperanza muy grande", lamenta Anabitarte.
Huevos
Estas mismas razones explican, aseguran desde la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA) que los huevos marcaran precios el mes de junio casi un 24% más elevados que en el mismo mes del pasado año. "Las subidas espectaculares de los precios de los piensos y la electricidad", dicen, están detrás del encarecimiento de este producto, que también ha comenzado ya a moderar las subidas.
Frente al crecimiento mensual cercano al 10% en el mes de abril, el mes pasado apenas subió un 0,3% respecto a mayo.
Y aunque nada de lo que nos llevamos a la boca es ahora más barato que hace un año, sí destacan los dos productos de alimentación que menos se han encarecido en el último año: el chocolate, que sube un 3,5%, y los frutos secos, que se están solo un 2,5% más caros que entonces.
Sin cambios a la vista
Las presiones inflacionistas, que se han trasladado ya a gran parte de los productos (la mitad de los observados por el INE para calcular el IPC crece más de un 5% y una cuarta parte más de un 10%) no dan señales de remitir.
Según Funcas, el ritmo de encarecimiento se mantendrá en el corto plazo y la tasa interanual de inflación se situará por encima del 10% tanto en julio como en agosto.
Además, por lo que se refiere a la inflación subyacente (en la que ya no se tienen en cuenta todos estos alimentos no elaborados ni tampoco los productos energéticos), las previsiones de la entidad apuntan a que a que se mantendrá en tasas próximas al 6% el resto de este año y descenderá hasta el 2,7% en diciembre de 2023.