La vuelta de las peluquerías: “La gente parecerá que entra a un quirófano. Será incómodo”


El sector envía una carta al Ministerio de Sanidad y al de Industria para pedirles un calendario de reapertura
Las 50.000 peluquerías que hay en España tienen puesta ya la vista en la reapertura de sus locales. Cuando se decretó el estado de alarma, el Gobierno dejaba, en un principio, que abrieran estos centros, pero rectificó rápidamente y solo se permite el servicio a domicilio. Hay cierto malestar en los salones de belleza con el Ejecutivo, por eso este jueves envían una carta al Ministerio de Sanidad y al de Industria: les piden un calendario para la vuelta al trabajo y flexibilidad en los ERTE porque muchos no trabajarán al 100% en mucho tiempo.
El sector teme que puedan desaparecer cerca de la mitad de los centros por esta pandemia. “Confiamos en que estaremos en la primera hornada de actividades que se liberen a partir del 11 de mayo”, explica Antonio Jaumendreu, Abogado y portavoz del Consejo Nacional de Empresas y Peluquerías de España (CONEPE), la mayor organización empresarial del sector de la imagen personal que tiene a 1.800 asociados.
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Pregunta: ¿No es un poco optimista pensar que abrirán el 11 de mayo?
Respuesta: Lo es. Pero a falta de noticias queremos tenerlo todo preparado para esa fecha. Nos hemos marcado ese día. Queremos ser de los primer en abrir y pedimos estar ahí. Una de nuestras grandes preocupaciones es el horizonte temporal. Pedimos al Gobierno un calendario claro.
P: ¿Esperan una avalancha de clientes en cuanto reabran? La gente parece un poco desesperada con sus canas.
R: Sí, habrá un boom justo cuando volvamos. Aunque hay mucha gente afectada por un ERTE y quizá les dé miedo gastar. Confiamos en que la normalidad total vuelva después del verano, todo dependerá de cómo evolucione la situación.
P: ¿Qué medidas concretas aplicarán para prevenir los contagios tras la vuelta a la actividad?
R: Hay dos elementos sobre los que no podemos hacer nada: No podemos garantizar que todos los trabajadores estén sanos, porque no tenemos potestad para hacer los test. Ni tampoco podemos saber si un cliente que entra por la puerta tiene coronavirus. A partir de ahí, lo que se puede hacer es que en la peluquería no se pueda producir esa transmisión.
P: ¿Cómo?
R: Manteniendo la distancia de seguridad, extremar la higiene, espaciar la distancia entre los tocadores y poner mamparas. Por supuesto todos irán con equipos de protección individuales, como mascarillas y batas.
Cuando llegue un cliente y se le coja el abrigo habrá que meterlo en una bolsa y se tendrá que desinfectar todo después de cada servicio.
P: Pero en las peluquerías hay un contacto físico entre cliente y empleado.
R: Exacto. Cuando se está atendiendo a un cliente no se puede garantizar la distancia de seguridad. Se le puede dar una mascarilla, pero en el momento de cortarle el pelo no la puede llevar. Eso sí, el peluquero llevará la protección hasta la extenuación.
La situación va a ser un poco incómoda para el cliente. En los centros hay una relación muy estrecha con el peluquero. Pero ahora no le podrá ver la cara, porque llevará mascarilla. La gente va a parecer que entra a un quirófano.
P: ¿Se plantean ampliar horarios?
R: Sí, tendremos que ampliarlos para que no se acumule mucha gente a la vez en los centros para evitar los contagios. Es habitual que mientras has puesto el tinte a una persona, te vayas a atender a otra. Eso no se podrá hacer.
P: Ha comentado la implantación de mamparas, ¿se generalizará?
R: El tema de mamparas se está planteando. Es relativamente fácil instalarlas en algunas, pero hay otros centros cuya distribución es en forma de isla, y ahí no es tan fácil. Habrá que ver la casuística de cada peluquería.
P: Y en cuanto al sector de la estética, ¿qué medidas de prevención se plantean?
Ahí es más complicado incorporar medidas de seguridad. El contacto es muy estrecho y no es fácil. Todavía estamos trabajando y estamos ultimando cómo actuar.
P: ¿Qué previsiones tienen de estas semanas de estado de alarma sin poder trabajar?
R. Cada semana de cierre el sector pierde 300 millones de euros. Hay algunas estimaciones tremendistas que prevén que 20.000 salones puedan tener dificultades para volver a abrir.