La crisis del aceite de girasol: "Habrá que comprarlo fuera de Ucrania o buscar otros tipos de aceite"


España importa a Ucrania el 60% del aceite de girasol que compra fuera
Las reservas de aceite de girasol en nuestro país podrían terminarse entre dos semanas y dos meses
Los supermercados racionan ya la venta de botellas de aceite de girasol. Lo hacen después de haber detectado cómo ciertos consumidores se lanzan al acopio de este producto por miedo a un desabastecimiento debido al conflicto generado tras la invasión rusa a Ucrania. Lo cierto es que es difícil calcular cuánto tiempo faltaría para que se terminasen las existencias de aceite de girasol en España. "La cifra real de las disponibilidades que podamos tener en este momento es difícil de conocer. Hay gente que habla de dos o tres semanas pero también hay personas que dicen que tenemos para dos meses como mínimo", reconoce Primitivo Fernández, director general de ANIERAC-Industria de envasadores y refinadores.
La dependencia de España del aceite de girasol ucraniano es absoluta. Cada año, compramos a ese país de 450.000 a 600.000 toneladas, alrededor del 60% del total de las importaciones de este producto. La producción en el mundo ronda los 16 millones de toneladas de aceite de girasol al año, de los cuales, casi 10 los produce Ucrania y Rusia, según la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura.
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Los otros grandes exportadores son Bulgaria, Rumanía y Turquía. "Tenemos una ensalada en un mar que se llama Negro donde todos los que suelen ser proveedores de Europa Occidental están complicados por una situación bien de guerra o bien de dificultad de acceso por tener bloqueadas las salidas", explica Fernández.
La semana pasada, a la vista de cómo evolucionaba la situación, el Gobierno turco decidió suspender las exportaciones de productos básicos, como las lentejas, las judías, los aceites o las harinas porque temen que quedarse sin abastecimiento. Lo que tienen en casa, lo quieren guardar. "Si esta situación se mantuviera durante más de dos meses, España tendría que ir a buscar aceite de girasol en otros países, como Estados Unidos, Argentina o Sudáfrica, o productos sustitutivos", asegura Fernández. "El problema es que si la crisis persiste en el Mar Negro, todos los países de Europa occidental acabarán yendo a buscar aceite de girasol a los mismos sitios y el primero que llegue o el que más pague se llevará el aceite", apunta.
El aceite de oliva español
La peculiaridad de España es que mientras que en otros países de la Unión Europea se consume otro tipo de aceites vegetales, distintos del de oliva y el de girasol, aquí prácticamente solo se consumen estos dos productos, a partes iguales.
"España no tiene costumbre de recurrir a otros aceites vegetales, pero a la vez esta peculiaridad de España tiene una grandísima ventaja y es que somos los primeros productores de aceite de oliva, con lo cual tenemos una baza que jugar: podríamos sustituir ese consumo de aceite de girasol por aceite de oliva", según Fernández.
El caso es que en el resto de Europa no tienen problema por utilizar otros aceites vegetales, de hecho, consumir aceite de colza, de maíz, de avellana, de granilla de uva o de palma es lo más común. "En España podríamos tirar de otros aceite pero para eso hay que esperar a ver qué reacción tiene el consumidor español, poco acostumbrado a estos aceites", confiesa Fernández.
Aceite de girasol para la industria alimentaria
Pero no solo para el consumo directo, también la industria alimentaria española utiliza el aceite de girasol. Si para el primero se consumen 300-350 millones de litros para el envasado, una cifra muy similar se utiliza para la industria alimentaria: conservas de pescado y de marisco, algunas de verduras, patatas fritas y snacks, salsas y mayonesas o bollería.
La solución, en cualquier caso, hay que encontrarla. "Esta es una situación de geopolítica. Europa no va a ir a comprar a Rusia aceite de girasol, pero los rusos se lo venderán a la China o a la India, por lo que esos países dejarán de consumir otros aceites que estarán dispuestos para los demás·, explica. "Salvo las mercancías que se queden bloqueadas, todas las demás tendrán que cambiar los flujos de movimiento y comercialización", añade.
El sector asegura que la situación es para estar muy alerta porque los cambios pueden afectar a todo: desde inversión a precios, a consumidores que rechazan determinados aceites. “Todo esto se produce en unas circunstancias donde muchas más cosas se van a encarecer, además del aceite: la gasolina, la luz o el gas. La situación es preocupantes porque llevábamos una inercia de subida de precios de todos ellos y esto ha sido la gota que ha colmado el vaso", asegura Fernández.