El mapa del agua en España: "Apta para el consumo en todos lados aunque por zonas sepa mal"


La calidad del agua en España está garantizada al 99,5% en todas las regiones del país
La diferencia está únicamente en el sabor, neutro en algunas zonas, y desagradable en otras
El mal gusto lo da la cantidad de cal que tenga. Analizamos, junto a un experto, el mapa de la dureza del agua
Desde el pasado 10 de abril los establecimientos del sector hostelero están obligados a ofrecer agua del grifo a sus clientes, y aunque en algunos restaurantes la medida se está haciendo de rogar, es una realidad a la que tendrán que ir adaptándose porque así lo recoge la Ley de residuos que acaba de aprobarse.
La medida, muy bien recibida entre los consumidores, despierta sin embargo dudas sobre la calidad del agua del grifo. ¿Es igual de buena en una provincia u otra de España? ¿Podremos beberla con la misma tranquilidad si estamos en la costa que en el interior?.
¿Es saludable el agua del grifo?
"Sí. Rotundamente. Se puede decir que todas las aguas del grifo en España son aptas para el consumo", asegura Fernando Morcillo, presidente de la Asociación Española de Abastecimientos de Agua y Saneamientos (AEAS).
"El 99.5% del agua del grifo se considera segura para su consumo. El 0,5% restante no lo es de forma puntual, por cortes o averías, pero en ese caso se avisa a la población para que no la beba", aclara. "Así que la gente puede estar absolutamente segura de que el agua del grifo es buena y cumple todos los requisitos de calidad", recalca el experto.
Para ver de dónde viene el agua en cada localidad, cuándo fue la última prueba y resultados de los análisis realizados, se puede consultar el Sistema de Información Nacional de Agua de Consumo del Ministerio de Sanidad (SINAC).
"El agua es el producto de ingesta que mayor número de controles tiene", apunta Morcillo. "El SINAC llega a analizar hasta 55 parámetros que se pueden encontrar en el agua y su posible repercusión en la salud", explica, "por lo que podemos estar seguros cuando la bebemos".
Pero aunque la calidad pueda ser excelente ocurre a veces que sabe mal o peor en unas zonas que en otras. "Sí, pero eso no es un indicador de mala calidad, sino que está relacionado con que sea un agua más o menos dura, y eso depende de la concentración de minerales que tenga, sobre todo de sales de magnesio y calcio (carbonato cálcico)", detalla Morcillo. "Si la presencia de estos minerales es elevada el agua se califica como dura, si es baja, como blanda", aclara.
Hemos escuchado muchas veces que el agua dura, con cal, no es recomendable para aquellas personas que tienen cálculos renales. Un mito a desmontar, según Morcillo. "Se ha estudiado científicamente y la OMS no ha hallado evidencias que muestren que pueda perjudicar la salud. Es algo que se tiende a creer quizás porque vemos el efecto de la cal en los electrodomésticos a largo plazo, pero en el cuerpo humano de verdad que no está demostrado", insiste el experto.
La dureza del agua en España
La dureza del agua se mide en miligramos de carbonato cálcico por litro (Mg/l) y dependiendo de la concentración de sales de calcio y magnesio se puede clasificar de la siguiente forma:
- Agua muy blanda: < 79 mg/l de c. cálcico
- Agua blanda: de 80 - 149 mg/l de c. cálcico
- Agua de dureza intermedia: de 150 – 329 mg/l de c. cálcico
- Agua dura: de 330 – 549 mg/l de c. cálcico
- Agua muy dura: > 550 mg/l de c. cálcico
"En aquellos sitios donde las aguas proceden de un terreno calcáreo decimos que el agua es más dura porque tiene más presencia de carbonato cálcico. Es menos apetecible al gusto. Sin embargo, cuando el terreno es en mayor medida granítico, el agua es blanda", explica Morcillo. "Eso no quiere decir que el agua sea mala porque no nos sabe bien, ese agua tiene la misma calidad que la de otras partes, solo que tiene más cal o más sales porque está cerca de la costa y tiene más intrusión salina".
Un estudio de la OCU ha analizado las aguas más y menos duras de España:

Por zonas, las aguas más duras están en la costa Mediterránea (Barcelona,Tarragona, Castellón, Valencia y Alicante) donde el contenido en cal es bastante alto. "Aunque los tratamientos que se les ha dado han mejorado un poco ese sabor desagradable no se ha conseguido modificar en todos los lugares", reconoce Morcillo. "El problema es que estamos suministrando de media en España 123 litros por habitante y día en uso doméstico, de eso bebemos no más de 2,5 litros por persona. Preparar toda esa cantidad de agua para que tenga un sabor más ideal es muy costoso para la sociedad, y por lo tanto se va muy despacio en la mejora de la calidad relativa al paladar, porque la otra, la alimentaria, la sanitaria, está más que garantizada, como te decía".
Por otro lado, en la mitad este y sur de la Península los niveles son medios y altos en cal. Mientras que en el centro-noroeste se encuentran las aguas más blandas por la reducción de estos minerales. "En Madrid, Burgos o Vitoria, por ejemplo, el agua es muy buena por su origen natural, porque las características geológicas del terreno son excepcionales para este elemento", explica Morcillo. "Es buena de serie, se podría decir, independientemente de los tratamientos que pueda recibir".
Por último en las Baleares y las Canarias el agua no es muy dura. "Pero sí salobre", apostilla el experto.
¿Cuánto cuesta mantener la calidad del agua?
"Se necesitarían 105 euros por persona al año, de forma sostenida, para cumplir los objetivos de depuración, abastecimiento, saneamiento y adaptarse a las exigencia europeas futuras, como son una mayor calidad, adaptación a la economía circular y reforzar la acción contra el cambio climático", avanza Morcillo. "De estos 105 euros solo se está cubriendo la mitad, existe un déficit importante, tanto en la realización de obras nuevas como en la renovación de viejas infraestucturas, solo un tercio del dinero aportado va a la renovación", indica. "Y las tuberías pueden durar 100 años, pero no 200, y eso puede afectar a la calidad del agua".
"Por ahora Europa no puede multarnos si nuestra red de agua potable está en mal estado, pero eso va a cambiar. A partir del año 2026 será obligatorio reportar el estado de las redes y habrá una obligación de mantenerla dentro de unos estándares establecidos" adelanta Morcillo, "también se van a introducir nuevos parámetros a analizar para mantener la calidad del agua, como por ejemplo la presencia de los microplásticos. Todavía no hay evidencia científica del daño que pueden producir, pero se va a empezar a estudiar de manera sistemática su presencia en el agua que llega a nuestros hogares. Se va a medir y luego se decidirá si hay que realizar o no algún tipo de tratamiento específico", concluye el experto.