Las razones de los que hacen acopio de víveres por miedo al desabastecimiento: "Lo hago por prevenir"


Los supermercados y el Gobierno aseguran que el suministro de alimentos está garantizado y atribuyen las imágenes de estanterías vacías a bulos que circulan en las redes sociales
La psicosis de la escasez, la subida de precios o la amenaza de la guerra están provocando compras excesivas en muchos ciudadanos
Pero ¿tienen sentido? Organizaciones de consumidores como FACUA piden "prudencia"
María Milagros recibió el viernes un WhatsApp que mostraba las estanterías de un supermercado vacías y alertaba del inminente desabastecimiento de alimentos debido a la guerra de Ucrania y al paro en el transporte. Ella, como muchas otras personas, corrió a hacer acopio de víveres. "He ido tres días seguidos a comprar, ya tengo la despensa y el congelador repletos por lo que pueda suceder", cuenta a NIUS. "Yo no sé si soy exagerada o no, pero más vale prevenir que curar", alega.
María Milagros vive en Algemesí (Valencia) y relata que no solo ella tuvo ese impulso de adquirir productos de primera necesidad. "A las puertas del super había una cola de al menos 15 personas con la misma intención. Y no solo gente mayor como yo, que solemos ser más previsores, había también muchas madres de familia de mediana edad. La gente está asustada con lo que está sucediendo y el miedo es libre", asegura.
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"Mejor no hacer acopio"
Fuentes de la patronal de los supermercados insisten, sin embargo, en que no hay peligro alguno de desabastecimiento. "Estas imágenes que están circulando son bulos. No son actuales o están tomadas en ocasiones al final de la jornada, cuando se han terminado los productos y antes de que se repongan para el día siguiente", aseguran.

En la misma idea lleva varios días insistiendo el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, que este lunes recordaba de nuevo que el abastecimiento está garantizado. "Tenemos un nivel de autonomía alimentaria que me ha permitido decir en los últimos días que no teníamos ningún problema de desabastecimiento, y así es a pesar de las imágenes que aparecen en los medios de comunicación de algunos casos de nerviosismo o de posibles acciones individuales de acaparamiento que no tienen ningún sentido", apuntaba Luis Planas.
El presidente de Mercadona, Juan Roig, lanzaba este martes idéntico mensaje tranquilizador a los consumidores. "No va a haber un problema de desabastecimiento", aseguraba, gracias a que "la cadena agroalimentaria española y portuguesa es muy potente y el canal de distribución está preparado".
Para Roig, el problema de la falta puntual de aceite de girasol, de oliva o de harina "es acaparamiento, no es otra cosa". "Tenemos mercancía más que suficiente", ha remarcado, pero ha pedido que "el cliente no haga acopio" y ha criticado a los "especuladores".
"Hay que actuar con prudencia", pide Rubén Sánchez de FACUA (Consumidores en acción), porque realmente no sabemos si se va a producir un desabastecimiento o grandísimas subidas de precios, entonces nosotros mismos estamos provocando una alta demanda de determinados productos al lanzarnos a comprarlos, lo que lleva a su encarecimiento. El mercado ve que al haber más demanda se puede permitir subir los precios", explica.
"Los precios que hemos visto, por ejemplo, de hasta 2,89 euros el litro de aceite de girasol son desproporcionados y no tienen ningún sentido", añade Sánchez. Si en ese momento la reacción del consumidor hubiera sido no comprar aceite de girasol, los establecimientos hubieran vuelto a poner su precio original. Pero como lo que hemos hecho, una gran masa de consumidores, ha sido lanzarnos a comprarlos, motivados además por esos carteles que han colocado ilegalmente algunos supermercados limitando el número de litros de aceite por persona, eso ha contribuido a legitimar la gran subida de precios e incluso a que suban aún más", lamenta.
Pero esta subida puede conllevar otras en cadena, el gobierno no descarta un aumento del precio del aceite de oliva, cuya demanda ya está aumentando ante la escasez del de girasol. Diego, de 75 años, no piensa esperar a que los precios se desorbiten y este mismo martes ha comprado en Madrid 5 garrafas de aceite de oliva, "por si acaso", dice a NIUS. Mientras, los supermercados buscan otros productos sustitutivos, como el aceite de orujo de oliva, que puede ser la alternativa más lógica y sana al aceite de girasol.
Guardar víveres: ¿resultado de las últimas amenazas 'apocalípticas'?
Lo cierto es que esta tendencia a la compra compulsiva no es gratuita. Está alimentada por lo que los ciudadanos han vivido en los últimos dos años. Primero la pandemia -a todos nos vienen a la memoria las imágenes de gente cargando los maleteros de los coches con decenas de paquetes de papel higiénico- y luego la amenaza del apagón, en noviembre pasado.
"Yo me tengo como una persona muy cabal y entiendo perfectamente este impulso de hacer acopio de víveres", explica Cristina de 47 años y madre de dos hijos. "Yo aún tengo en la despensa el kit de supervivencia que me hice al escuchar las noticias del posible desabastecimiento por la crisis energética, tras la pandemia no se puede descartar ninguna teoría apocalíptica", reconoce.
Es un caso parecido al de Juan, de 44 años, que no ha adquirido ahora alimentos de primera necesidad porque conserva "la caja de supervivencia" que hizo en noviembre por miedo al gran apagón. "Hay latas de todo tipo para sobrevivir un mes toda la familia", detalla.
"Yo, la verdad es que he hecho compra ahora para al menos tres meses", apostilla Mari Paz, de 49 años, con cuatro hijos y su padre a su cargo. "Por si hay desabastecimiento o por si empieza la tercera guerra mundial, que tal como está el patio no se puede descartar ningún escenario", asegura. "Y si no pasa nada de esto, que ojalá, pues me sirve de ahorro, que los precios de todo ya están subiendo".
Lo de ver el acopio de víveres como una medida de ahorro no lo tienen claro los expertos. "Lo cierto es que cuando los consumidores hacen aprovisionamiento de víveres lo que provocan en muchas ocasiones es un consumo superior al que realmente tienen previsto en ese medio plazo para el que están comprando", dice Rubén Sánchez de Facua. "Me explico, se acaban utilizando esos productos antes, no se racionaliza su uso. Digamos que si es comida se la comen antes y si son productos de limpieza se utiliza más cantidad porque se sabe que se tiene de sobra", detalla.
"Es como la gente que compra productos navideños meses antes porque luego van a estar más caros, lo que pasa es que se los come en fechas previas a la Navidad y luego tiene que comprar más. Sería algo parecido, salvando las distancias", y acaba: "El único consejo ahora es ser prudentes y no hacer un acopio sin sentido".