La CEOE cierra su cumbre: todos piden dinero público y algunos un cambio de modelo productivo


La CEOE presenta este jueves sus conclusiones de la cumbre ‘Empresas españolas liderando el futuro’
150 discursos a 10 minutos de media cada uno son 25 horas de ideas, propuestas y opiniones. La cumbre empresarial de la CEOE presenta este jueves sus conclusiones tras esta maratón inédita que ha reunido a los principales directivos y asociaciones del país. Si la crisis es heterogénea, los discursos de estos ocho días también lo han sido. Desde la urgencia del sector más castigado, el turismo y el transporte, a la visión más a largo plazo de eléctricas o empresas de telecomunicaciones.
Ni los más curtidos en cien batallas se habían enfrentado a una situación así. “Es imposible sacar esta losa que nos está aplastando”, reconocía el presidente de Globalia, Juan José Hidalgo. Ha habido días en los que la señal desde la sede de la patronal era más bien de miedo y desesperación. Otras jornadas se atisbaba cierta esperanza de poder salir adelante fortalecidos. “No se trata solo de no parar, sino de acelerar”, explicaba el presidente de Mercadona, Juan Roig.
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Hay dos cuestiones en las que los empresarios parecen estar de acuerdo:
- La necesidad de parar el golpe lo mejor que se pueda. Las políticas públicas, los ERTE, los avales, el retraso de pago de impuestos, etc. tienen que continuar en los sectores más afectados.
- Hay que sacar la economía del congelador sí, pero hay mucho más en juego: el futuro del país se decide más que nunca en este presente.
“Las acciones en el corto plazo producen estabilidad social pero no resuelven los problemas de fondo”, resumía el presidente de PWC España, Gonzalo Sánchez. “En los próximos meses nos estamos jugando los próximos 20 años”.
Mirando más al futuro
La economía española ya estaba en fase de desaceleración antes del coronavirus. La pandemia no ha hecho más que dejar a la vista las costuras de los fallos y debilidades. Y de nuevo surge la pregunta: ¿la crisis como oportunidad?
Hay malas y buenas noticias:
- Lo malo es que estamos ante la mayor crisis desde la guerra civil y esa caída presionará mucho la visión hacia el corto plazo.
- Lo bueno es que vamos a contar con una inyección de dinero europeo para invertir en nuevos sectores de futuro.
El mantra de todo Gobierno de los últimos años ha sido “cambiar el modelo productivo” de España. Y el Ejecutivo de Pedro Sánchez será el que más cerca esté de conseguirlo de verdad si acierta con las políticas… Y ahí es donde se complica todavía más la cuestión. ¿Qué es el futuro? ¿Cómo es? ¿Dónde puede apostar España? “No es fácil invertir tanto dinero en tan poco tiempo. Hay que buscar proyectos con poder de tracción, que sean escalables y den un impulso”, reconocen desde el Gobierno.
Y de lo mío, ¿qué?
En la cumbre de la CEOE todos eran conscientes de que el dinero para la reconstrucción llegará tarde o temprano. Casi todos los sectores quieren que se les ayude, algunos con más motivos que otros. Y todos quieren que se apueste por ellos para salir de esta crisis. Pero no todo valdrá.
“Si miras la letra de los fondos europeos, están destinados a impulsar la recuperación, pero de determinada manera: digital y verde. A los sectores que más están sufriendo hay que ayudarles pero también decirles: oye, os tenéis que reorientar”, explica Antonia Díaz, profesora de economía de la Universidad Carlos III (Madrid). En esa misma línea hablaba también el gobernador del Banco de España en el Congreso. “No se trata solo de sostener las rentas, tiene que haber una adaptación del tejido productivo y esa es la dificultad en la que está ahora la política”.
Incluso algunos directivos reconocían que lo que funcionó en el pasado, ahora no servirá. “Tenemos que imaginarnos donde queremos llevar nuestro país y reconstruir lo que esta crisis se ha llevado con esa visión y las recetas del siglo XX no van a funcionar. Digitalización y sostenibilidad son los parámetros clave”, sostenía José María Álvarez-Pallete, presidente de Telefónica.
Construir, no. Rehabilitar, sí
El recurso fácil ahora mismo parece que es la construcción. Muchos empresarios han invocado a este sector en los últimos días. ¿Por qué? Pues porque es capaz de generar mucho empleo rápidamente. Hoy por hoy es el sector que más está tirando de la recuperación, destaca el propio Gobierno en sus presentaciones de datos. Es como si nuestra economía estuviera diseñada a reaccionar de esa manera natural. “La inversión en infraestructuras es vital para dinamizar la economía y genera empleo”, defendía Rafael del Pino, presidente de Ferrovial.
Pero fiarlo al ladrillo suena a receta del pasado. “No creo que sea buena idea volver a confiar en este sector para un beneficio a corto plazo. Es cierto que en principio la construcción crea mucho empleo, aunque de baja cualificación y productividad”, explica José García Montalvo, catedrático de economía de la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona).
Ana Botín, la presidenta del Santander, llegó a la cumbre con un plan de acceso a la vivienda para jóvenes que podría crear “1,7 millones de puestos de trabajo”. Pero quizá no parezca la mejor opción de apuesta a futuro lanzar a la gente joven a comprar casas por muchos motivos, argumenta Montalvo.
Donde parece que sí hay más consenso es en la rehabilitación de los edificios para hacerlos más sostenibles y eficientes energéticamente. “La eficiencia de los edificios construidos entre los años 60 y 80 es mala. La rehabilitación en nuestro país es paupérrima”, sostiene Antonia Díaz. “La construcción se debe reorientar en ese sentido y eso implica organizar el trabajo de otra manera y darle más cualificación”.
La vuelta de la industria
Los sectores de la industria han reclamado el trono perdido en los últimos años. Pasar del 14% actual del peso en la economía al 20%. La cuestión es: ¿qué tipo de industrias? Son muchos los economistas que han criticado el plan de apoyo al automóvil que se aprobó la semana pasada. ¿En qué medida ayuda esta inyección de ayudas si no se consigue traer la fabricación de coches eléctricos? El plan parece también sacado del pasado, según algunos expertos. ¿Hay más industria más allá del automóvil?
“Quedan muchos pequeños nichos que explotar alrededor del sector farmacéutico, por ejemplo”, apunta Díaz. “El problema de la industria es el tamaño de las empresas. Si queremos que el sector gane peso habrá que revisar este problema. Tenemos muchas pymes y no crecen. Deberíamos preguntarnos: ¿cómo se les puede ayudar, qué restricciones tienen, por qué dependen tanto de la financiación de los bancos?”. Muchos han sido los que han destacado que apostar por la industria significa también “empleo estable de mayor cualificación y bien remunerado”.
La crisis ha dejado al descubierto debilidades de la globalización: no se puede depender tanto de otros países para suministros básicos. La palabra de moda es resiliencia. Y en este apartado puede entrar todo el desarrollo de las tecnologías hacia la descarbonización de la economía y las energías renovables. “Hay que acelerar el proceso de reformas”, defendía Ignacio Sánchez Galán. “No podemos llegar tarde a esta nueva revolución industrial cuyo tren está ya en marcha”.
¿Y el turismo?
Es complicado luchar contra la naturaleza. España es un país de sol y playa. La suerte es que esta ventaja competitiva no desaparecerá, pero también tiene que evolucionar. Lo natural y lógico es que el sector turístico sea una parte importante de nuestra economía, pero también se tiene que repensar. “Creo que la combinación de turismo con agricultura de cercanía y servicios de sanidad y geriatría es un trinomio sobre el que hay que pensar”, opina Díaz.
Las propuestas del propio sector de cara al futuro no fueron tan explícitas. Sumidas en una crisis sin precedentes, las empresas han pedido auxilio para que no cierren miles de negocios viables.
En la digitalización hay mucho que hacer
Tenemos la tercera mejor red de fibra óptica de todo el mundo (solo por detrás de Japón y Corea), pero estamos a más bien en la cola de la digitalización entre los países avanzados. “España por capacidad reúne las condiciones para aprovechar una oportunidad única y aspirar al liderazgo digital. Pero no nos hace falta ser el nuevo Silicon Valley”, explicaba Federico Linares, presidente de EY en España.
Big data, ciberseguridad, blockchain, IA... Hay mucho espacio para crecer en las aplicaciones de estas tecnologías disruptivas al mundo empresarial.
En conclusión
Ha llegado el momento urgente de hacer cambios que no pueden esperar más. “España necesita un amplio paquete de reformas estructurales de calado, en muchos casos disruptivas, y no de pequeños ajustes aislados”. Palabras de nuevo del gobernador del Banco de España que están muy en línea con muchos de los discursos de la cumbre de la CEOE.
Falta por ver si los políticos conseguirán alcanzar los acuerdos a los que se han referido los empresarios. Un consultor lo resumía así: “El enfoque a largo plazo requiere de consensos y es muy difícil conseguirlos si lo que se evalúa es el corto plazo. Hay que ser generosos”.