¿Más propinas o mejores salarios? La campaña de Madrid abre un debate sobre este pago en los servicios peor remunerados


Patronales y sindicatos reivindican el ámbito de la negociación colectiva para determinar las condiciones salariales de los empleados del sector
El uso de tarjeta en el pago de bares, cafeterías y restaurantes ha provocado la caída sustancial de las propinas en bares y restaurantes
La Comunidad de Madrid lanza una campaña para incentivar estas donaciones voluntarias de los clientes a los trabajadores
Al comienzo de Reservoir Dogs, la célebre película de Quentin Tarantino, el grupo de atracadores vestidos con traje negro se enzarza en una discusión por que uno de ellos, el señor Rosa, no quiere dejar una propina a la camarera que les ha servido el café. El señor Rosa no cree en las propinas obligatorias. “Por qué tengo que dejar una propina a una camarera y no a quien me sirve en McDonalds”.
España no es Estados Unidos, donde las propinas están poco menos que inscritas entre los derechos constitucionales y, en muchos casos, suponen el grueso de lo que cobra un camarero, compensando luego el empresario la parte restante hasta llegar a un salario mínimo. No, en España no es así. La propina no es obligatoria ni está sugerida en la cuenta. Los españoles solían dejar propina a camareros, taxistas o peluqueros. Era una forma de agradecer el buen servicio. En unos casos, la calderilla del cambio. En otro, como en comidas de importes elevados, cantidades más abultadas.
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Pero con el estallido de la crisis del covid se generalizó el pago con tarjeta, incluso para las compras más pequeñas. Y con esa alternativa, se complica la opción de dejar propina, a no ser que el cliente se lo indique expresamente a quien le presta el servicio.
“Se ha notado un montón la caída de las propinas con el pago con tarjeta, sobre todo, desde la pandemia. Ahora la gente paga el importe exacto y antes pagaba con un billete y dejaba la vuelta. Si un camarero se podía sacar cerca de 130 euros al mes, ya no pasa de 70 u 80”, explica Toño, gerente de un restaurante en la capital.
Sea por esta o por otra razón, el propio Gobierno de la Comunidad de Madrid acaba de lanzar una campaña a favor de las propinas a los camareros. Con música emotiva y una repetitiva referencia a esas monedas sueltas del cambio, el anuncio pretende impulsar la entrega de esta donación económica de clientes a trabajadores.
“Para nosotros es un pequeño gesto, pero para ellos es el extra que les permite llegar a esas ilusiones tan necesarias”, justifica la campaña realizada por el Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso, que enumera entre esas “ilusiones” que se pueden conseguir con esa aportación voluntaria las clases de piano del hijo de Elena, el regalo de cumpleaños de Roberto para Concha o los estudios de Sofía para perfeccionar su inglés.
Propinas para mejorar los sueldos
El spot ha calentado el debate en las redes sociales sobre la necesidad de fomentar este tipo de pagos para aumentar la remuneración de los trabajadores de la hostelería, que son los que tienen los salarios más bajos, según la última Encuesta de Estructura Salarial del INE. En ella se muestra también como estas remuneraciones son las que menos se han incrementado desde la crisis de 2008.
Coincide, además, la campaña del Gobierno de Isabel Díaz Ayuso con la presentación del informe del comité asesor para la subida del Salario Mínimo Interprofesional el año que viene, que recomienda aplicar un alza de entre 46 y 82 euros al mes a los 1.000 euros actuales. Una subida sobre la que la presidenta autonómica se ha mostrado contraria en varias ocasiones, aludiendo a su impacto negativo en el empleo.
Pero tanto las patronales del sector como los representantes de los trabajadores se han negado a vincular las mejoras salariales de estos empleados con las propinas que dependen de la voluntad de los consumidores, y apuestan por ceñir las conversaciones sobre las condiciones laborales y salariales al ámbito de la negociación colectiva.
“Debemos alejar el debate de las propinas del de los salarios y hablar de condiciones dignas permanentes para los trabajadores del sector”, argumenta Angeles Balué, Secretaria General Federación de Servicios de CCOO Madrid, que percibe una intención electoralista en la campaña y pide a la Comunidad de Madrid que no plantee un aumento de las remuneraciones de los trabajadores a través de las propinas como “una línea a explorar”.
En un sentido similar se pronuncian desde la patronal nacional del sector, donde se insiste en que todo lo que tiene que ver con remuneraciones y prestaciones salariales está circunscrito al espacio de la negociación colectiva.
"Las organizaciones empresariales y los propios sindicatos, que representan los intereses y derechos de los trabajadores, disponen de una herramienta que son los convenios colectivos. Ahí es donde se realiza toda la negociación que tiene que ver con los aspectos salariales, y las propinas no lo son” señala Emilio Gallego, director general de Hostelería de España.
Desde esta patronal se incide, además, en que la autoría de la campaña recae exclusivamente en la Comunidad de Madrid y recuerdan que hay muchas más profesiones en las que la costumbre de dejar propina está extendida. “Este tema es un aspecto relacional entre los trabajadores y los clientes de este sector. Pero hay que decir que no somos el único, hay muchos sectores y muchos puestos de trabajo en los que el factor propinas incide en esa relación entre cliente y trabajador”.
El reparto de las propinas que llegan por el banco
El uso de la tarjeta como medio de pago en la hostelería fue en los primeros ocho meses de este año un 64% más alto que en el mismo periodo de 2019 a pesar de que la cifra de negocio total aún no se había recuperado tras la pandemia, según el informe sectorial de Turismo de Caixabank. Esta tendencia de mayor utilización de la tarjeta no solo reduce las propinas, sino que también complica el reparto de las que se realizan con este sistema.
Aunque las patronales del sector señalan que los establecimientos se han adaptado para repartir entre los trabajadores esas propinas que se incluyen en el pago con tarjeta, y que suponen todo lo que exceda del importe de la factura, los sindicatos aseguran que la falta de regulación permite que en la práctica cada empresa pueda actuar como considere.
“Hay muchos bares en los que la propina que entra por el banco directamente no se reparte. Nosotros lo que hacemos es realizar una salida de caja mensualmente por el importe de las propinas que se hayan dejado por tarjeta, al que descontamos el 5% correspondiente a la comisión de la entidad. Eso es lo que se reparte a los trabajadores”, explica de nuevo Toño, responsable de un establecimiento de hostelería en Madrid.
Con ese procedimiento, como ocurría con las propinas de dinero en efectivo, el trabajador puede evitar su declaración a Hacienda.
Salarios estancados y falta de personal
Tras la polémica levantada por la campaña 'YoDejoPropina' de la Comunidad de Madrid trasciende el debate por las condiciones laborales del sector de la hostelería. La elevada temporalidad, los horarios que imposibilitan la conciliación y, también, los bajos salarios provocan que sea uno de los sectores en los que se registra una falta de mano de obra.
Sin embargo, y quizá precisamente por las dificultades que dicen tener los empresarios para encontrar trabajadores, las cosas estarían empezando a cambiar. La hostelería ha sido el sector que más ha incrementado su coste salarial por trabajador en el tercer trimestre del año respecto al mismo periodo de 2021, según los últimos datos publicados por el INE. Ha aumentado más de un 15%, mientras que en el total de las actividades lo ha hecho un 4,1%. Aun así, los empleados de la hostelería son los que presentan un coste salarial más bajo, que se sitúa en los 1.314, frente a los 2.032 euros brutos por trabajador y mes del sueldo medio en el conjunto de la economía.