¿Un salario mínimo en función de la edad? La idea que España desterró y aplican muchos países


Países como Holanda, Grecia, Bélgica o Reino Unido aplican un salario mínimo diferente en función de la edad
“Dime qué edad tienes y te diré el salario mínimo que te corresponde”. El Gobierno ha rechazado la sugerencia de la CEOE de diferenciar el salario mínimo por territorios, pero, ¿y por edad? Es otra de las propuestas que, según el secretario general de UGT, ha planteado la patronal. “Es como ir dando palos de ciego, con una única intención: que no se suba el SMI", aseguró hace unos días Pepe Álvarez.
Desde el propio Gobierno se reconoce que la subida del SMI tiene el potencial de “afectar en algunos sectores y geografías”, aunque de manera limitada. “Uno no puede diseñar una política económica que beneficie a todos completamente”, argumentaba José Luis Escrivá, ministro de la Seguridad Social.
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Lo importante, explican desde el Gobierno, es que el efecto agregado de la medida supere esos pequeños costes. Lo que dice la experiencia es que los jóvenes es uno de los grupos más afectados por los cambios en el salario mínimo (para bien y para mal). El Ejecutivo insiste en la idea un SMI “razonable”. Los incrementos que se plantean a partir de los 950 euros actuales son:
- dice el informe de los expertos encargado por el Gobierno.
- 25 y 30 euros mensuales más, proponen sindicatos
- Cero euros sostienen los empresarios.
SMI para jóvenes, ¿tiene sentido?
Hasta el año 1997 en España fue así. El salario mínimo entonces equivalía a 400 euros al mes, pero para un trabajador menor de 18 años se situaba en los 355 euros, un 88% del SMI. "En aquel momento el salario mínimo era muy bajo y no afectada a casi nadie. Ahora la situación es diferente porque afecta a alrededor del 10% de los trabajadores", explica Juan F. Jimeno, profesor de la Universidad de Alcalá (Madrid). "Algunos economistas llevamos mucho tiempo hablando de esta cuestión".
En nuestro país el salario mínimo se remonta al año 1964 y ya desde entonces se establecieron diferencias por edad y por sectores, recuerda Floren Felgueroso, investigador asociado de FEDEA. “En 1990 se juntó el escalón de los 16 años con el de 17 años. Y a partir de 1998, con el Gobierno de José María Aznar, se estableció un único salario mínimo para todas las edades”. Lo paradójico, apunta este economista, es que el Reino Unido, uno de los últimos países en aplicar el SMI, se fijó precisamente en la evidencia española para establecer diferencias en función de la edad.
Son varios los países que aplican un SMI creciente. La lista es larga: Irlanda, Luxemburgo, Reino Unido, Estados Unidos, Bélgica, Holanda, Grecia, Australia… Alemania es los últimos en aplicar un salario mínimo y hay un nivel inferior para los "aprendices": personas sin formación. En algunos países, el salario mínimo es muy escalonado.
En el caso holandés, por ejemplo, con 15 años se cobra el 30% del salario mínimo y no se alcanza el 100% hasta cumplir los 23 años. "Este esquema de Holanda con tantos escalones no creo que en España fuera tan necesario", apunta Felgueroso. "Con dos escalones, por ejemplo, de 16 a 18 años y luego de 18 a 21 años sería suficiente".
La clave: la formación
Uno de los argumentos a favor de un SMI en función de la edad es favorecer la entrada de los jóvenes al mercado laboral. Si el salario inicial es muy elevado eso puede dificultar su contratación. "Distinguir por grupos tiene todo el sentido sobre todo si tienes un paro juvenil tan alto como nosotros", sostiene Jimeno.
La última comparativa con nuestros socios europeos nos deja en el segundo peor lugar con una tasa de desempleo del 35% para los trabajadores de menos de 25 años. Holanda, por ejemplo, tiene un 7%.
Establecer diferencias en el SMI no garantiza un paro juvenil bajo. Grecia es una muestra de esto: los menores de 25 años cobran un 89% del SMI. El país introdujo esta diferencia para los jóvenes en el año 2012 pero el desempleo en este grupo supera incluso al español, es del 37%.
"Hay que ver qué personas salen del sistema educativo: jóvenes universitarios, otros que abandonan pronto y unos pocos que cursan estudios de FP", detalla Felgueroso. "Los problemas se concentran en el grupo que tiene poca formación y ronda entre los 16 y 19 años. Para ellos un SMI diferente sería útil".
Según este experto la clave está en la formación. "Si la empresa asume el coste de formación, es posible que luego esa persona se vaya y la compañía no pueda rentabilizarlo. Cuando se fija un SMI juvenil es para que el joven asuma este coste de formación cobrando menos. Esta es la justificación", explica Felgueroso.
El Gobierno apuntaba en sentido pero atacando el problema desde otro flanco. El ministro de la Seguridad Social cree que la nueva ley de Formación Profesional es "fundamental" en este sentido. "Hay que preparar a los jóvenes. Ese es el camino para evitar los efectos que puede tener una subida del SMI sobre algunos colectivos concretos", defendía José Luis Escrivá.
Los expertos señalan otro efecto poco estudiado: el impacto de una subida del salario mínimo en el abandono escolar de los chicos jóvenes. Un nivel muy alto desincentiva su continuidad en el sistema educativo.
Otras alternativas
La idea de un SMI diferente en función de la edad no ha gustado nunca a los sindicatos. El temor es que, si el trabajador joven es más barato, entonces puede terminar sustituyendo al mayor. La evidencia sobre este efecto no está nada clara.
También es cierto que en nuestra legislación ya existe una fórmula que permite pagar por debajo del salario mínimo: los contratos formativos. No parece una gran alternativa porque su uso por parte de las empresas es reducido.
Hay otra posibilidad: bonificaciones a la contratación.
- En este caso el Estado es el que asume el coste y genera los incentivos para ayudar a incorporar a los jóvenes al mercado laboral. En 2018 se gastó 558 millones en bonificaciones por contratos a trabajadores menores de 30 años.
- en otros países las bonificaciones se centran más en la formación, según un informe de la Autoridad Independiente Fiscal (AIReF).