Señales que te indican que debes cambiar de trabajo

Nuestra felicidad depende, en parte, del puesto de trabajo que tenemos
La falta de motivación, sentirse ninguneado o no estar de acuerdo con la filosofía de la empresa evidencian nuestra incomodidad en un trabajo
En ocasiones, la tensión y la irritabilidad que acumulamos en el trabajo afecta a nuestras relaciones familiares y con las amistades
El trabajo es un aspecto muy importante de nuestra vida, puesto que, si contamos con un empleo, invertimos buena parte de las horas de nuestros días en ello. En esta línea, sentirse cómodo y a gusto en un puesto de trabajo es necesario para nuestro bienestar personal.
Sin embargo, hay veces en que la apatía, la poca productividad o la falta de sintonía con otros compañeros o con los jefes evidencian que un determinado puesto de trabajo no está hecho para una persona. Prolongar una situación de este estilo, en los que falta motivación e ilusión, acaba afectando a nuestra salud mental.
La pandemia ha mostrado las flaquezas del mercado laboral y, en los últimos meses, encontrar trabajo es muy complicado. Ahora bien, si aparecen algunas de las señales anteriormente descritas, económicamente es viable y puedes empezar una nueva etapa en otro sitio, es posible que cambiar de aires en lo que atañe al campo laboral sea una buena solución.
A continuación, te explicamos cuáles son los indicadores que hacen que se manifieste una desilusión por un puesto de trabajo y la conveniencia de cambiar a otro empleo:
Factores para cambiar de trabajo
La primera señal es la falta de motivación a la hora de desempeñar el trabajo. Cuando no tienes ganas ni sientes ilusión por lo que estás haciendo, es cuando empieza a planear la duda sobre si ese puesto de trabajo nos conviene o no. Si a eso se añade el estrés, el aburrimiento y una productividad escasa, parece difícil estar contento con la labor que desempeñas.
Para nuestro bienestar, también es importante sentirse integrado y bien valorado. Si por el contrario tenemos la percepción de que se ningunea lo que aportamos a la empresa, la relación con los compañeros no es fluida y con los jefes hay muy poco entendimiento y un cierto ambiente de tensión, parece mejor cambiar de aires para ganar confianza en otro trabajo.
No merece la pena estar en un lugar en el que se valoran negativamente todas tus aportaciones y esfuerzos ni en el que, conforme pasa el tiempo, nada va a mejor. Consecuentemente, vivir un futuro que nos hace estar irritados e incómodos en el puesto de trabajo es algo que, en la medida que se pueda, hay que tratar de evitar.
Estar completamente colapsados mentalmente porque nuestro trabajo requiere exprimir mucho el cerebro y sentirse totalmente estancados de ideas también son señales que indican que deberíamos cambiar de trabajo. En este sentido, tener la impresión de que no estamos aprendiendo o de que no estamos desarrollando más habilidades también pueden ser factores condicionantes.
Por otro lado, está la repercusión del ofuscamiento que te causa tu trabajo en tus relaciones familiares y con tus amigos. Si no eres capaz de hablar de tu empleo con ellos, eso no puede ser precisamente bueno, o si lo haces para descargar rabia e impotencia acumulada, también se evidencia que tu actual puesto de trabajo no parece que esté hecho para ti.
Para ser feliz y que tus seres más queridos también lo sean viéndote bien, es importante sentirse bien en el trabajo. Habitualmente, si no estás cómodo en tu espacio laboral, eso incide en tu vida personal y esa apatía e ira también se plasma en la relación con los hijos, la pareja y los amigos.
Este desgaste en tu conexión con las personas que más te importan es un precio demasiado alto, como también lo es si tienes la sensación de estar en un puesto de trabajo que requiere poca flexibilidad horaria y que te hace estar demasiado tiempo centrado en tu ocupación laboral. Las otras responsabilidades personales también hay que atenderlas y hay que aprovechar todo el tiempo que se pueda para disfrutar con los tuyos. Siempre que se pueda, es fundamental deshacerse de toda esta negatividad, ansiedad y desequilibrio.
Otra señal es que no te sientas identificado ni representado por la filosofía o los valores de la empresa para la que trabajas.
Para reconocer estas señales, es importante hacer un ejercicio de introspección y responder a preguntas relacionadas con las sensaciones que experimentamos cuando estamos en el puesto de trabajo, los mecanismos que fallan, si nos vemos en un futuro en la empresa o los objetivos y metas que cada uno tiene.
Finalmente, si tienes la suerte de contar con una oportunidad laboral que te ilusione, que te motive, que te llene de ganas de aprender, que te haga adquirir más habilidades y que te permita una mejor conciliación, dar el salto y lanzarse a un nuevo reto será mucho más fácil.