Los restaurantes tratan de huir de Just Eat y Glovo: les cobran hasta un 40% de comisión


“Cuando ves que en estos momentos de crisis alguna plataforma cobra un 35% de tasas me pongo de los nervios”, ha asegurado esta semana el consejero delegado de Makro
El servicio de delivery se ha disparado un 85% durante los seis primeros meses de 2020
“La plataformas de reparto de comida a domicilio como Glovo me cobran una barbaridad. Yo no pierdo dinero, pero no me interesa”, cuenta Pepe Morán. Este hombre está al frente del restaurante De la Riva, en Madrid, empezó a trabajar con las empresas de delivery más importantes hace casi un año, justo cuando se impusieron las restricciones más duras el pasado mes de marzo. Era la única alternativa al cierre obligado del negocio. “Tuve que dejarlas al poco tiempo. No me sentía bien atendido, tardaban mucho en entregar los pedidos y no me daban seguridad. Probablemente no estaban preparados para una demanda tan grande”.
Entonces Morán puso en marcha su propio servicio de reparto pero ahora ha vuelto a trabajar con esas plataformas: “Estoy más contento en cuanto al servicio, llegan puntuales”, explica. Lo que no ha cambiado es su descontento por las altas tasas que le cobran. “En un pedido de 30 euros, ellos se quedan con 9 euros. Se llevan el 30% de lo que se hace a través de ellos, son muy caras”, remarca este profesional de la hostelería. “Mi clientes conocen la calidad de mi producto y me compran a través de mi página web. ¿Por qué me quedo con esas empresas de delivery? Es una venta más y a lo mejor hace que el cliente un día venga a mi restaurante”.
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Probablemente poca gente había caído en la cuenta de que cuando pide comida a través de Glovo, Deliveroo o Just Eat, al menos un tercio de su factura va a parar a esas plataformas y no al restaurante. Según un informe de Hostelería de Madrid de 2020, las cuatro plataformas más importantes cobran hasta un 40% de comisión a bares y restaurantes por cada servicio que hacen. El porcentaje que facturan depende de las características del negocio. Una cifra que no ha variado en los últimos meses, según los hosteleros consultados. NIUS se ha puesto en contacto con varias de estas plataformas pero no ha obtenido respuesta.
Y eso que la venta a domicilio goza de buena salud. Las restricciones a la hostelería por el coronavirus han duplicado las ventas de comida para llevar entre marzo y octubre de 2020: de representar el 4% ha pasado al 8%, según la consultora NPD. Mejor le ha ido al delivery según un informe de Kantar.
Esta semana el consejero delegado de Makro ha estallado contra esas compañías. “Cuando ves que en estos momentos de crisis alguna plataforma cobra un 35% de tasas me pongo de los nervios”, ha asegurado Peter Gries en una charla organizada por Aecoc. Peter Gries se preguntaba: “¿cuánto te queda de lo que has ganado de un menú? No queremos ganar dinero, porque el delivery no es nuestro 'core business', pero es un servicio necesario, donde podemos ayudar al hostelero".
Gries aplaudió en ese foro la reciente decisión del Gobierno portugués de limitar al 20% las comisiones que deben pagar los restaurantes. El Gobierno luso decretó a mediados de enero el cierre de los comercios no esenciales y la hostelería que solo puede vender ahora comida para llevar o para entregar en domicilio. Ante esa situación, se impuso una bajada de las tasas que pagan bares y restaurantes a las empresas de delivery y se prohibió subir los precios de venta al público.
Como alternativa, Makro ha anunciado el desarrollo en fase de pruebas de su propio servicio de recogida y entrega a domicilio en España. Ese nuevo sistema no se basa en comisiones, sino que el hostelero hará un pago único de 199 euros por la instalación del sistema y una cuota mensual de 49 euros.
A Juliana tampoco le sale a cuenta trabajar con estas empresas. “Nosotros fabricamos nuestro producto, yo tengo que pagar la materia prima, la luz, el gas….y ellos se llevan un 30% de comisión. El beneficio es casi inexistente”, asegura la dueña de Graciana, una pequeña tienda de empanadas argentinas.
Juliana también tiene repartidores propios para las compras a través de su web a los que les paga “un sueldo justo”. Para esta pequeña empresaria “las aplicaciones de comida para llevar son un escaparate, los consumidores te encuentran a través de ellas. La gente no saben que nos cobran comisión a nosotros. Para ellos es simplemente algo útil y cómodo”, explica por teléfono. “La situación está muy rara por la pandemia. Necesito todas las vías de venta. Pero si estuviera saturada de pedidos me saldría de esas plataformas”.
Un importante restaurante de Madrid hace las entregas a través de GOXO, la última aventura empresarial del tres estrellas Michelín Dabid Muñoz. “Cuida que las comisiones sean compartidas y no una locura. El escaparate que tiene Glovo y las otras marcas grandes siempre viene bien, pero es verdad que el gasto no es asumible ni rentable”, según explica a NIUS el empleado de un conocido restaurante.
En ciudades como Madrid, Barcelona y Zaragoza también se han puesto en marcha varias cooperativas de repartidores. “Somos una iniciativa ética y sostenible de reparto urbano en bicicleta”, asegura la web de Zámpate Zaragoza. Alternativas en plena negociación entre el Gobierno y agentes sociales para dar luz verde a la conocida ‘ley del rider’, que busca evitar que los repartidores sean contratados como falsos autónomos y en condiciones precarias como hasta ahora. Un repartidor gana entre 0,60 euros y 2 euros por pedido. UGT asegura que el sueldo medio no llega a 800 euros brutos al mes
Ese modelo lo puso en cuestión el Tribunal Supremo el pasado 23 de septiembre al fallar que los repartidores son falsos autónomos. Precisamente esta semana en las redes sociales ha habido cierto revuelo por una antigua entrevista al cofundador de Glovo. La ha vuelto a recuperar en Twitter la plataforma sindical de repartidores Riders x Derechos.
“Que queremos más flexibilidad, que no queremos jefes, que podemos hacer dos o tres trabajos a la vez, ¿no? Empieza a ser una realidad", se jactaba en 2018 Sacha Michaud. Y añadía sobre el modelo de autónomos que practica la empresa con sus riders: "Sería maravilloso que un glover pudiese estar en Milán y decir: quiero venir a Barcelona tres meses. Venir, trabajar en Glovo y decir: ah, pues voy a Lisboa. Puede vivir en diferentes ciudades. Vivir la experiencia sin hacer grandes esfuerzos, porque ya sabe cómo funciona la app".