La apuesta ecológica de las empresas aún está verde

El sector bancario ha sido de los últimos en subirse al compromiso de lucha contra el cambio climático
Contaba un experto en cambio climático que después de años de investigación, de conferencias, de reuniones con gobiernos, empresas y un largo etc., el momento más productivo de su carrera se concentró en cinco minutos. Fue el tiempo que pasó hablando con el Papa Francisco. El científico llevaba todo un discurso preparado, pero se puso nervioso y salió un poco derrotado del encuentro. Pero el pontífice escuchó y tomó nota. En sus discursos empezó a hablar a los fieles de la amenaza y los riesgos del cambio climático. “Si lo decía el Papa… algo de razón tendría”, pensaron millones de personas.
Esta 'concienciación exprés', por así decirlo, es la que han sufrido muchas empresas. Renovadas por una especie de espíritu sostenible y responsable, han aprovechado la pasarela que les brindaba la Cumbre del Clima para lucir su nuevo modelo algo más verde de negocio. Preocuparse por el cambio climático es tendencia. El Papa en este caso tiene nombre de niña sueca: Greta.
No hay día que pase sin que varias empresas de turno anuncien planes para “ser neutros en carbono”, “reducir emisiones de CO2”, “firmar compromisos internacionales”, "financiar renovables"... Uno de los últimos sectores que se ha subido al carro verde es el bancario. Santander, BBVA y Sabadell son tres de los sponsors oficiales de la COP25. Pero el “cambio climático” no era una prioridad “oficial” en este sector hasta hace bien poco. No hay ni rastro sobre este asunto en ninguna de las cartas con las que los presidentes encabezan los informes anuales. Eso cambió este año en primavera, cuando se publicaron las memorias del ejercicio 2018. Entonces, sí:
- Ana Botín, la presidenta del Santander menciona “la importancia del cambio climático y la política de apoyo de financiación a las renovables.”
- En el BBVA, Carlos Torres, habla del “compromiso de movilizar 100.000 millones de euros para luchar contra el cambio climático”. El anterior presidente, Francisco González, se fue de la entidad sin mencionar en estas cartas nada que sonara a algo verde.
- El caso del Sabadell es más llamativo. El compromiso de su presidente, Josep Oliu, con el cambio climático era desconocido: ni había hablado de él en su reservado en el informe anual ni tampoco se refirió al tema en la junta de accionistas de este año.
Puede que personalmente el calentamiento global del planeta les preocupara desde hace años, pero hasta este 2019 no se habían pronunciado claramente en público y en representación de las instituciones que dirigen. El caso más mediático fue el de Botín, que se fue a Groenlandia con el explorador Jesús Calleja.
Algunos de los grupos que han pasado por la COP25 han criticado la actitud de las grandes empresas patrocinadoras del evento. “Una cumbre financiada por grandes contaminadores”, aseguran en uno de sus informes. En el Corporate Europe Observatory argumentan que pese a esa capa verde con la que se quieren vestir ahora, los negocios de los bancos, eléctricas, tecnológicas y constructoras están llenos de acciones contra el clima: elevadas emisiones de CO2 de sus plantas, financiación a proyectos renovables pero también a otros que utilizan combustibles fósiles, abuso de poder en países pobres…
¿Qué dicen los datos en general?
El compromiso público es lograr una economía sostenible en 2030. Así lo establecen los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidos a los que se han apuntado la mayoría de las empresas. Pero… “el cambio de estrategias no está avanzando a un ritmo que permita alcanzar este objetivo”, según el Observatorio de ODS de ESADE y la Fundación Bancaria ‘la Caixa’.
Este análisis, basado en las memorias anuales del año 2017, detecta un aumento de la preocupación por temas de acción contra el clima y de producción y consumo responsable. Pero, por ejemplo, la mitad de las compañías no había implementado ninguna política de economía circular o de reciclaje. “El 35% de las empresas cotizadas declara haber reducido sus emisiones de CO2, pero el uso de las energías renovables sigue siendo una asignatura pendiente”, asegura el informe. Queda mucho recorrido en cuanto a la divulgación y la publicación de información sobre estos objetivos de responsabilidad social corporativa. Los datos que se publican anualmente son limitados.
Solo el 37% de las empresas cotizadas mencionan los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) en sus informes de 2017. Y solo el 14% divulgan suficiente información que permita afirmar que disponen de modelos de gobernanza de la sostenibilidad, concluye el informe.
"El futuro de las empresas pasa por asumir dos transformaciones: la primera es la transformación digital y la segunda es el compromiso con la sociedad", asegura Ángel Pes, director del Observatorio.
Es posible que los datos no les terminen de acompañar a las empresas, de momento. Pero por si alguien para y pregunta, el discurso es fácil: "¿Yo? Verde forever".