La moda de las casas flotantes holandesas se hace más hueco en Cádiz

Las ‘casas-barco’, tan populares en Holanda, han llegado a nuestro país. Una empresa ha importado este modelo habitacional a Cádiz, concretamente al puerto deportivo de Alcaidesa Marina de La Línea de La Concepción. Allí flotan ya desde hace un año, pero ahora la compañía que las gestiona ha decidido ampliar el negocio ante la buena acogida turística que están teniendo. Vivir con olor a salitre y vistas al Peñón de Gibraltar está atrayendo cada vez a más curiosos.

Bárbara Rojkes es una de las encargadas del proyecto ‘Boat Haus’, y la principal promotora de haber importado este modelo de turismo a España. Bárbara confiesa a NIUS que escogió Cádiz tras visitar varios puertos del país y reunirse con las autoridades de cada uno. “Conocimos el puerto de Alcaidesa Marina y nos enamoramos del entorno. Las condiciones eran perfectas”, confiesa Bárbara, quien además recibió el respaldo de la administración linense para establecerse allí. De eso hace ya un año, y tan bien está funcionando este modelo de turismo activo y ecológico que tiene previsto sumar cinco casas-barco a su actual flota: en total serán 15 el próximo año.

“Todas las casas están perfectamente equipadas”, asegura Bárbara. Tienen todo lo que una casa debe tener, en un espacio más reducido. A cambio, el huésped disfruta de un entorno único: el mar y un amanecer frente al imponente Peñón. El turismo de naturaleza, y buscar una opción de desconexión diferente a lo habitual es lo que está marcando el éxito de esta original propuesta.

Las propias características de estas casas-barco las convierten en una opción vacacional muy segura en tiempos de coronavirus, y así se lo hacen saber sus clientes a Bárbara: “Nuestros huéspedes valoran no meterse ahora en un hotel, hacer colas con más gente frente a la recepción y, en definitiva, que todo sea virtual y mucho más rápido”.

Porque su moderno sistema de ‘check in’ y 'check out’ es íntegramente online, y una vez dentro del muelle, los huéspedes pueden mantener la distancia entre sí de forma sencilla. Cada casa flotante es una unidad de convivencia, y entre una y otra hay varios metros de distancia, tantos como mide el muelle.

Bárbara reconoce que al turista español le ha costado abrirse a modelos de turismo tan exóticos como el de las casas flotantes. Antes del estallido de la pandemia, el grueso de los clientes de ‘Boat Haus’ eran turistas extranjeros que descubrían estas casas en su camino a Gibraltar: británicos, alemanes y franceses en su mayoría. Sin embargo, el confinamiento de primavera ha dado un vuelco a la clientela. Tras su reapertura, no sin dificultad, estas casas flotantes de La Línea de la Concepción han abierto sus escotillas a los españoles.

“Desde que recuperamos la actividad, prácticamente el 100% de nuestros clientes son españoles”, reconoce Bárbara. El turista que tiene Cádiz como su destino de veraneo predilecto es el que se está acercando a descubrir otro tipo de alternativa vacacional que tiene en su excentricidad su mayor reclamo.

“Son la mayoría clientes que nunca antes habían podido subir o dormir en un barco, y que no habían tenido contacto con la náutica”, reconoce la gerente de la empresa, “por lo que salen fascinados de nuestras casas-barco”. Ahora, Bárbara y su equipo siguen trabajando para ampliar su oferta, que no se reduce en vivir sobre el mar: “Ofrecemos bicicletas de cortesía para que los huéspedes puedan salir del puerto y conocer, de forma sostenible, este maravilloso entorno”.

Tanto es así que las dos casas flotantes que mantenía la empresa en Barcelona ya han sido incorporadas también al complejo del puerto de Alcaidesa Marina de La Línea.