No hay obreros para tanta reforma en casa: “Nos rifamos a los albañiles como si fueran Messi”


Las empresas dedicadas a hacer reformas no dan abasto y la falta de personal cualificado lleva a muchas a rechazar trabajos
“Mi empresa está facturando entre el 40 y el 60% de lo que podría facturar porque me es imposible abarcar tanta obra”, cuenta un empresario
Alberto decidió el pasado verano hacer una reforma en una casa antigua situada en Oleiros (A Coruña). La obra consistía en tirar un par de tabiques, cambiar suelos, puertas y renovar por completo la cocina. En noviembre cerró el presupuesto, pero no fue hasta mediados de marzo cuando los obreros entraron por la puerta.
Fue imposible hacerlo antes por la gran cantidad de trabajos que tenían pendientes. “Llevo días esperando a que el carpintero y el electricista terminen, pero no hay manera. Me dicen que no dan abasto con las obras que tienen”, explica Alberto.
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El sector de las reformas sigue viviendo un momento dulce. Lo constata Manuel París, dueño de una empresa que se dedica a la rehabilitación de interiores en el área de A Coruña. “No se hacen edificios nuevos y hay mucha inversión en pisos de segunda mano”, dice. La carga de trabajo, asegura, ya había aumentado mucho antes de la pandemia. Pero tras el confinamiento se desató una especie de “locura generalizada” por renovar las viviendas. Un furor que se mantiene hasta el día de hoy.
“Nos piden, sobre todo, reformas integrales. Darle una vuelta a la distribución de todo el piso y hacer un nuevo diseño. Se buscan espacios más abiertos y luminosos. Antes nos llamaban para cerrar las terrazas y ahora nos están pidiendo lo contrario, que las abramos y las acondicionemos”, apunta Xavier Pousa, arquitecto del estudio XL en Vigo (Pontevedra).
“No sé si es que la gente está aprovechando los ahorros de no salir o si al pasar tanto tiempo en casa se han dado cuenta de que tenían muchas carencias”, reflexiona este arquitecto acerca de las posibles causas que han llevado a este bum.

A este cambio de look general en los pisos se une, también, la demanda para construir viviendas unifamiliares nuevas. “Hay mucho interés por hacerse una casa. El perfil es el de personas que quieren huir de la ciudad y quieren irse al campo o a las afueras. Nos llaman mucho para estudiar terrenos y saber qué se podría construir en ellos”, explica Pousa.
El problema: no hay mano de obra cualificada
El gran problema que se están encontrando las empresas dedicadas a la reforma es la escasez de obreros cualificados. “Mi empresa está facturando entre el 40% y el 60% de lo que podría facturar. He tenido que rechazar trabajos porque me es imposible poder abarcar tanta obra. El personal que tengo no me llega y no hay albañiles buenos a los que contratar”, explica Manuel París.
Encontrar albañiles y carpinteros cualificados se ha convertido en una pesadilla para empresas como la suya. Esto no es algo nuevo. No hay relevo generacional. Pese a que el sector reclama este tipo de perfiles profesionales, paradójicamente, los ciclos de Formación Profesional (FP) relacionados con estas especialidades no se llenan. “Malo para mí, malo para un país que tiene cuatro millones de parados y malo para todos en general, porque cuanto más facturo más impuestos estoy generando”, se lamenta.
Las empresas están optando por captar a profesionales que ya están contratados. Tratan de ficharlos, ofreciéndoles mejores condiciones, como si fueran futbolistas. “Nos estamos rifando a los albañiles buenos como si fueran Messi o Cristiano Ronaldo. Yo les tengo que pagar lo que me pidan porque si no, se me van. Vives con el miedo de que se te marchen porque hay empresas que les lanzan ofertas todos los días”, sostiene.
Vives con el miedo de que se te marchen porque hay empresas que les lanzan ofertas todos los días
Asegura que para hacer reformas en interiores no vale cualquiera. “Necesitas personal altamente cualificado. Si tú estás haciendo una nave industrial o una carretera, te vale cualquier albañil. Pero para trabajar en interiores necesitas dominar bien la profesión y de cincuenta años para abajo hay un vacío enorme. En unos años, no sé qué es lo que vamos a hacer”, explica.
La alta demanda aumenta el precio de los materiales
Otra de las consecuencias de la fiebre por las reformas, y también los desajustes en el comercio internacional, es el encarecimiento de los materiales. Los empresarios de la construcción se están encontrando que, en los últimos meses, ha subido mucho el precio de determinados componentes que son básicos a la hora de acometer una obra.
“El acero, el aluminio, el pvc… Está subiendo mucho y muy rápido porque no hay suficiente producción para toda la demanda que hay”, sostiene el arquitecto Xavier Pousa. Esto supone un problema a la hora de iniciar obras que se acordaron hace meses y que no se pudieron ejecutar antes, precisamente, por la elevada carga de trabajo y la ausencia de profesionales para acometerlos. “Cerramos el presupuesto de una casa hace seis meses y, de repente, ahora te encuentras con estas subidas de precios”.