Antonio Garamendi, el discutido líder de la CEOE que ha cerrado 11 acuerdos con el Gobierno de Sánchez

Antonio Garamendi ha suscitado recelos en sectores empresariales y en el propio Partido Popular tras el acuerdo de la reforma laboral
Nacido en Getxo, ha participado en asociaciones empresariales desde su juventud y ha ocupado cargos en diferentes empresas
En sus ratos libres disfruta de la familia, el mar, el piano y la cocina
Arrancó la legislatura del Gobierno de coalición dejándose "pelos en la gatera", como dice él. Antonio Garamendi dijo "sí" a la subida del SMI hasta los 950 euros tan solo dos semanas después de que Pedro Sánchez fuera investido presidente. Y desde entonces, este bilbaíno (Getxo, 1958), hijo, nieto y bisnieto de empresarios, se ha dejado otros tantos pelos más en la gatera en representación de la CEOE. El último caso: el acuerdo histórico (porque hace quince años que no ocurría) para reformar el mercado laboral.
La suma de la patronal a este pacto ha suscitado ciertos recelos en sectores empresariales y en el propio Partido Popular. "Con todo respeto a la patronal y a su presidente, que tiene que tomar sus decisiones, pero nosotros las nuestras", ha declarado Pablo Casado. El PP ha dicho ya que si llega al poder volverá a dejarlo todo como estaba en 2012.
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Este hombre, al que algunos describen como "bonachón y un buen tipo que huye del conflicto", ha conseguido algo realmente complicado: convencer a la junta directiva de la CEOE de que acordar una reforma laboral era "un ejercicio de responsabilidad", otra frase muy de Garamendi. El compromiso supone el decimotercer pacto aprobado en el marco del diálogo social con el Gobierno de Pedro Sánchez. Once de ellos han sido rubricados por la patronal.

Garamendi es presidente del empresariado español desde noviembre de 2018, cuando sustituyó a Juan Rosell, quien le ganó en la campaña de cuatro años antes (aunque por poco, 33 votos). En el segundo intento Garamendi se presentó solo y salió electo por aclamación. Un logro fraguado tras tres décadas de asociacionismo empresarial en la sombra.
Se crio en el acomodado barrio de Neguri y estudió en los jesuitas de Bilbao, para seguir en un internado de la misma orden en Burgos. Volvería a los jesuitas vizcaínos para cursar Derecho en Deusto. Sus primeros pasos como representante de patronos los dio en el País Vasco. Con menos de 30 años fundó la Asociación de Jóvenes Empresarios, en una época en la que ETA extorsionaba, secuestraba y asesinaba a amigos de profesión.
Para entonces ya había conocido a su mujer, María Acha Satrustegui, con la que lleva 45 años. Ella pertenece a una familia aristócrata, propietaria del Palacio del Negralejo en la provincia de Madrid. Fruto de su matrimonio nacieron Antonio, Gonzalo e Iñigo.
Volviendo a su carrera, de liderar a los jóvenes empresarios vascos pasaría a presidir las asociaciones homólogas de España y de la Confederación Iberoamericana, así como la Confederación Española del Metal. Hasta dirigir el CEPYME -donde empieza a tener más repercusión mediática-, para luego terminar al frente de la patronal de empresarios nacionales.

Todo mientras estaba presente en diversos consejos asesores y de administración de grandes empresas. Primero sucedió a su progenitor como consejero en Tubos Reunidos, para luego ocupar puestos de importancia en la multinacional estadounidense Babcock & Wilcox o Red Eléctrica, entre otras muchas más. Sus proyectos privados como empresario se concentran en los sectores del metal, la construcción, la inmobiliaria, los seguros y la hostelería.
Decía sobre él hace tan solo unas semanas Fernando Ónega que Garamendi jamás sería miembro de un Gobierno de España. "¿Sabéis por qué? Porque sabe lo que es pagar una nómina", argumentaba el periodista. Tal vez por este espíritu los hosteleros españoles le han otorgado en este segundo año pandémico el 'Premio a la persona por su contribución a la mejora del sector'.

Muy activo en redes (especialmente en los últimos meses pandémicos de negociaciones), Garamendi comparte en Twitter su agenda como representante empresarial. Pocas pinceladas deja de su vida privada. En esa faceta, cada domingo ayuda en un comedor de una residencia de ancianos con su esposa. Su papel filantrópico más visible es como presidente de la Fundación Ayudare, cuya actividad principal es abrir pozos de agua potable en Etiopía.
Los que lo conocen en las distancias cortas dicen que es un gran cocinero que, con modestia bilbaína, prepara "lo que haga falta". Otra de sus pasiones es el mar: colecciona maquetas de barcos y tiene uno con el que sale a navegar cuando vuelve al norte de España. Su padre, Rafael, fue presidente de la naviera Marítima del Nervión: el negocio de la familia desde 1907 hasta su desaparición en el 1986.
Entre semana trabaja desde Madrid pero los fines de semana son para la familia en Bilbao. En alguno de esos ratos libres toca el piano, afición familiar que le transmitió a su hijo mayor, músico profesional (y creador de la sintonía de 'La brújula' de Onda Cero, entre otras). En su juventud Garamendi formó parte de un grupo de rock progresivo en el que tocaba el sintetizador. Se llamaban los 'Bakeder' y su hijo lo ha heredado para el título de su próximo disco. Significa 'La paz hermosa' en euskera. Tal vez una pista temprana del carácter conciliador de Garamendi.