Vuelven los ERTE con la emergencia industrial por la energía, la guerra y el paro de transportes


Varias industrias se han visto obligadas a presentar expedientes de regulación temporal de empleo en los últimos días por los efectos del paro del transporte
Los ERTE por causas económicas, productivas u organizativas están en niveles aun bajos pero han comenzado a incrementarse desde principios de marzo
Hace solo quince días parecía que ya nada podía ir peor para las plantas industriales. Los precios de la energía, que estaban desbocados desde la segunda mitad de 2021, se disparaban vertiginosamente por la guerra de Ucrania. Y las cadenas de suministros, que poco a poco parecían recuperarse del colapso de la pandemia, se interrumpían de nuevo por las sanciones a Rusia que paralizaban la importación de numerosas materias primas.
Si la situación ya era entonces, “de preocupación constante y exponencial”, en palabras del presidente de la patronal del metal, el impacto del paro de los transportistas ha terminado de poner al sector contra las cuerdas. En las dos últimas semanas decenas de fábricas han anunciado cierres temporales por falta de materiales para trabajar. Varias lo han hecho, además, acudiendo a Expedientes de Regulación Temporal de Empleo.
Desabastecimiento de suministros
“El bloqueo de las carreteras está rompiendo las cadenas de suministro industrial, provocando desabastecimiento y poniendo en grave riesgo la actividad y el empleo”, alertaba este viernes la Confederación Española de Organizaciones Empresariales del Metal (CONFEMETAL) que agrupa a cerca de 220.000 empresas del sector.
También desde la Alianza por la Competitividad de la Industria Española, que incluye a patronales del sector de la automoción, refino, papel, química, farmacia, alimentación, cemento y siderurgia han alertado de “los graves problemas para mantener la actividad industrial” y han advertido que el paro, que ha impedido la libre circulación de mercancías, se ha traducido en paradas de fábricas de todos los sectores.
Entre las empresas que han tenido que interrumpir la producción por falta de suministros en estas casi dos semanas de paro del transporte destacan ArcelorMittal, Michelín, o Ferroatlántica.
Aumento de los precios
Aunque las movilizaciones de los transportistas han agravado aún más la situación de las empresas industriales, lo cierto es que los problemas venían ya de atrás, provocados por el incremento del precio de la energía y las materias primas.
El mayor responsable de estas subidas es el gas, cuyo precio medio aumentó casi un 500% el pasado año en el mercado de referencia TTF holandés. De los 7,78 €/MWh de 2020, alcanzó los 46,29 €/MWh en 2021. Y el conflicto bélico en Ucrania ha supuesto una nueva vuelta de tuerca para los precios: desde comienzos de año hasta mediados de marzo el megavatio por hora se ha situado en los 107,26 euros.
Y no es solo el gas. Este encarecimiento se extiende a toda actividad productiva, porque el gas es el que acaba marcando también el precio de la electricidad en el mercado mayorista. Ya a finales del pasado año, los aumentos de los precios provocaron que empresas electrointensivas tuvieran que parar su producción por la imposibilidad de hacer frente a la factura de la luz.
A estas incesantes subidas hay que sumarles, además, los incrementos de precios por la escasez de materias primas. Unas provocadas todavía por los problemas de la pandemia; otras, más recientes, por la guerra.
“Los productores de aluminio están muy afectados porque una parte importante de la producción mundial es rusa y es una de las materias primas que está subiendo con mayor intensidad en las últimas semanas. Por otro lado, los productores de acero inoxidable han estado afectados por la evolución del mercado del níquel. Y el mercado de nuevas tecnologías sufre la falta de algunos minerales para la fabricación de microchips”, explica José Miguel Guerrero, presidente de Confemetal.
La situación es muy complicada también para la industria de baldosas cerámicas, de la que España es uno de los principales productores mundiales. Desde la Asociación Española de Fabricantes de Azulejos y Pavimentos Cerámicos (ASCER) aseguran que están atravesando una situación de auténtica emergencia. “A la crisis en la energía se suman los problemas de abastecimiento de arcillas y caolines, el auge de precios de materias primas en general, la subida del coste de fletes, y la guinda es el paro en el transporte que no hace más que agravar la delicada situación”, señalan.
Todo este aumento de los costes, dicen las compañías industriales, no puede ser repercutido en muchas ocasiones en los precios finales y es asumido por las empresas a cuenta de su rentabilidad para tratar de mantener la competitividad. Unos precios industriales que subieron un 40,7% en febrero respecto al año pasado, según datos del INE. Se trata de un crecimiento récord en 46 años tras llevar 14 meses consecutivos de aumentos interanuales.
Vuelven los ERTE
Esta “tormenta perfecta” de energía, guerra y paro del transporte, contra cuyos efectos el Gobierno presentará el martes un Plan Nacional, está empezando a mostrar ya su impacto negativo en el empleo. En los últimos días varias compañías han anunciado que ponen en marcha ERTE por las dificultades de mantener la producción en la situación actual. En la planta de Acerinox en Cádiz se cerraba un acuerdo con el comité de empresa para realizar un expediente de regulación temporal de empleo de suspensión de empleo y reducción de jornada. Lo hacían, aseguraban, ante el aumento "desproporcionado e inasumible" de los costes que no podían ser repercutidos al cliente final.
La maderera gallega Finsa también anunciaba el viernes la misma medida para un millar de trabajadores . Lo justificaban por la confluencia de la crisis generada por el conflicto bélico en Ucrania, el precio disparatado de la electricidad y el paro en transporte. Y fuentes del sector cerámico avanzan también que no quedará más remedio que acudir, de nuevo, a este instrumento, que llegó a proteger a 3,5 millones de asalariados durante la pandemia, y que ahora han sido rediseñado. “Nos consta que son numerosos los expedientes que se están negociando y que con toda probabilidad van a presentarse en las próximas semanas", señalan.
El ministro Escrivá avanzó ya días atrás, en el adelanto de los datos de afiliación del mes de marzo, que se estaba registrando un ligero ascenso de los llamados ERTE ETOP (los relacionados con causas económicas, técnicas, organizativas o productivas).
Se situaban, dijo, en el entorno de los 16.000 trabajadores, "un nivel bajo" y se debía, fundamentalmente, a “perturbaciones transitorias y rupturas puntuales de las cadenas de suministro”, que se estaban produciendo en los sectores relacionados con la automoción. Quizá en esos cálculos del Gobierno no se incluían todavía los efectos que tendría el paro de los transportistas, que ha puesto una piedra más en el ya complicado camino de la recuperación de la industria.