Ortiz de Artiñano: "La transformación digital de la Administración es tan importante como la reforma laboral"


Idoia Ortiz de Artiñano fue considerada una de las 100 personas más influyentes del mundo en el gobierno digital
“La Administración Pública es el músculo del Estado del Bienestar. Si no se entrena, se trabaja y recibe la inversión correcta, en los momentos claves no funciona”. Quien hace esa comparación es Idoia Ortiz de Artiñano, fundadora del Public Tech Lab del IE University y una de las 100 personas más influyentes del mundo en gobierno digital según la plataforma ‘Apolitical’. Firme defensora de la capacidad del sector público para impulsar la digitalización de la sociedad, esta experta tiene claro que muchas de los problemas para gestionar la respuesta a la crisis del coronavirus vienen de atrás, de la falta de la suficiente inversión y priorización política para contar con estructuras que den respuestas ágiles en momentos complicados.
PREGUNTA: ¿Qué deficiencias de la Administración Pública ha puesto en evidencia la pandemia?
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RESPUESTA: Ha quedado claro que no tenemos instituciones que sepan reaccionar de una forma rápida ante situaciones impredecibles. No estamos hablando solo de tecnología, sino de organización, de diseño de procesos. Parte de esa rigidez se explica porque no se habían desarrollado prácticas laborales acordes al siglo XXI, como el teletrabajo, ni siquiera de forma puntual. Al comienzo de la pandemia, uno de los problemas de algunas de nuestras instituciones para seguir operando era que los funcionarios no tenían ordenadores portátiles del trabajo en casa. Algunas instituciones y ayuntamientos tuvieron que comprarlos masivamente e ir viendo cómo conectarse a sus sistemas de forma remota.
Esa rigidez también se observó en las compras públicas relacionadas con la pandemia. Normalmentese tarda en licitar y comprar entre nueve y doce meses. ¿Cómo se va a comprar bien en tres semanas? Es imposible. No se puede pretender que un Estado, acostumbrado a sus ritmos y burocracias, funcione bien bajo un estado de alarma. No se trata de que las instituciones públicas tengan que acostumbrarse a ser súper ágiles, en plan Amazon, pero está claro que hay que repensar las lógicas de eficiencia, agilidad e impacto.
P: Uno de los aspectos más importantes para tomar decisiones, la gestión de los datos, ha dado numerosos problemas en esta crisis.
R No es tanto una cuestión de que se haya gestionado mal el dato, sino de que es difícil hacerlo bien si no tienes el sistema gobernanza del dato y la infraestructura necesaria desarrollada. Esto no va de picar datos y enviarlos, necesitas estándares comunes e interoperabilidad, calidad del dato, procesos e infraestructura, capacidad interna para generar y gestionar el dato. Aquí cada uno mandaba los datos de contagios y fallecidos al Ministerio de Sanidad de una forma diferente porque no existía esa estructura ni gobernanza.
P: ¿Qué cosas se han hecho bien en estos meses?
R: España también se ha diferenciado por cosas positivas. Gracias a varias leyes de 2015 que obligaban a que todos los trámites fueran electrónicos se ha conseguido mantener la actividad y servicio en casi todas las administraciones a pesar del estado de alarma. Durante la crisis se alcanzó los 10 millones de usuarios registrados con cl@ve para realizar tramites mediante el canal digital. También se aprobaron medidas innovadoras de carácter provisional, pero que deberían plantearse más allá de una lógica de emergencia, como la expedición de certificados electrónicos cualificados con métodos de identificación por videoconferencia.
No olvidemos que España es, según el Índice de Economía y Sociedad Digital (DESI), el segundo mejor país de Europa en temas de gobierno electrónico. Existe una gran infarestuctura con la que se pueden hacer muchas cosas online, pero la gente no lo utiliza tanto como podría porque el manejo no es tan fácil. Diseñar servicios digitales para facilitar el proceso al ciudadano no solo es cuestión de tecnología, también requiere hacer unos cambios estructurales, organizativos y normativos internos que son súper complejos, y eso es lo que está costando.
P: ¿Cuáles son los grandes retos para avanzar en la digitalización de las Administraciones?
R: Primero se pasó de la lógica analógica al gobierno electrónico. Es decir, automatizar todos los procesos que hasta entonces se realizaban con papel y boli. De ahí al gobierno digital, que supone cambiar los procesos, los objetivos, el diseño de los servicios, enfocarse al usuario, experimentar conjuntamente. Es complicado, porque no solo estamos hablando de infraestructura digital, sino de organizaciones, de personas, de incentivos, de culturas, de normativas.
El horizonte es el gobierno inteligente. A este estadio se llega cuando ya existe la infraestructura y los nuevos procesos, ya cuentas con una maquinaria capaz de conseguir datos continuamente y tienes la capacidad de ser un gobierno proactivo y predictivo. No es que el usuario esté en el centro del diseño, es que se puede individualizar el servicio al ciudadano.
P: ¿Servirá para avanzar la creación de Secretaría de Estado de Digitalización?
R: Todo lo que relacionado con la Administración Digital ya depende del Ministerio de Economía. Es una buena señal, porque si quieres modernizar la economía un eje central es la modernización de la Administración Pública. También se ha creado el puesto de Jefe de la Oficina de Datos, que puede servir para que otras administraciones incorporen esa figura. Los movimientos han sido buenos, pero pienso que la digitalización de la Administración debe dirigirse desde una Agencia que dependa directamente de Presidencia porque es absolutamente fundamental. Es una reforma tan importante como la reforma laboral o la de las pensiones.
P: ¿Cómo afectará esta transformación a los profesionales, a los funcionarios?
R: Hay que poner en valor lo que ya se ha conseguido, también el trabajo de los profesionales de la Administración Pública, que han tenido que llegar a gestionar picos en los que se produjeron incrementos del 500% en trámites electrónicos durante el estado de alarma. En circunstancias normales es indispensable garantizar contenidos de formación digital. Y no se trata de enseñarles inteligencia artificial, sino a diseñar de otra forma, con los instrumentos actuales, los tipos de servicios públicos. Hay que invertir en talento digital y se podrían hacer más esfuerzos para que la formación de calidad llegara a todas las capas de la Administración Pública.
P: La UE ya ha advertido que los Fondos para la Recuperación deben gastarse en proyectos transformadores, con la digitalización como uno de esos pilares del cambio.
R: Las tres líneas prioritarias de digitalización son las relativas a los servicios públicos de empleo, la justicia y la sanidad. Es muy acertado, pero habría que añadir también las dependientes de la Seguridad Social. Las instituciones que se encargan de distribuir la riqueza del país son las que tendrían que ser prioritarias en ese impulso de la digitalización en los siguientes años, para poder llegar a la gente que va a sufrir más en esta crisis. Además, hay que invertir en la capacidad de gestionar y trabajar con datos, e impulsar un consenso para desarrollar la misma infraestructura interoperable y digital por defecto en todas las administraciones públicas del país. Ojalá se hagan las cosas bien con ese fondo europeo. La Administración Pública es nuestro sistema operativo, y sin él, la sociedad colapsa.