España seguirá adicta a la deuda: Bruselas advierte sobre el punto más débil de la economía


La Comisión Europea considera que una deuda en el 115% del PIB supone una "vulnerabilidad" de la economía en el escenario de riesgos actual
Bruselas alerta que la vinculación de las pensiones al IPC puede resultar en mayor gasto del inicialmente previsto
El ratio de deuda no se situará por debajo del 110% del PIB hasta el año 2025, según las previsiones del Gobierno
No hay ninguna economía que pueda escapar ahora mismo de la elevada incertidumbre que supone la guerra en Ucrania. "Es muy complicado poder asegurar que no vamos en la mala dirección", reconocía Paolo Gentiloni, comisario europeo de Economía cuando se le preguntaba este lunes si Europa podía escapar de la recesión. "Podemos tener una recesión técnica pero este no es el pronóstico general para la UE". España es uno de los países en los que, a pesar de todo, se espera un fuerte crecimiento. Mínimo un 4% este 2022 con las previsiones actuales (que todos sabemos ya que pueden cambiar en lo que queda de año). Crecer no implica estar fuera de peligro: nuestro elevado nivel de deuda pública es una "fuente de vulnerabilidad", según la Comisión, en un escenario de elevada inestabilidad e incertidumbre .
Aunque la recuperación económica y sobre todo, la buena marcha de la recaudación de impuestos, apunta Bruselas, están permitiendo corregir este punto débil, el proceso es lento. Este año España sigue necesitando mucho dinero prestado: 237.000 millones, el 18% del PIB. Es menos que en el ejercicio anterior, pero no parece fácil reducir rápidamente estas necesidades de financiación.
MÁS
"Sin embargo, un escenario de endurecimiento de las condiciones financieras daría lugar con el tiempo a una carga de intereses cada vez mayor", advierte Bruselas. Los intereses se 'comen' un 6% de todos los ingresos del Estado. Nuestro país ha conseguido alargar los plazos de devolución de la deuda hasta máximos históricos y eso nos permitiría "mitigar el riesgo de la subida de los tipos de interés en el corto plazo". Es decir, el efecto sobre las cuentas públicas no sería inmediato. El crecimiento de la deuda pública ha aumentado la vulnerabilidad de la economía española frente a posibles futuros contratiempos. Por ejemplo: un mayor gasto en pensiones, apunta la Comisión.
"La vinculación de nuevo de las pensiones a la inflación puede resultar en mayor gasto del previsto como resultado del crecimiento del IPC", alerta la Comisión en su informe sobre nuestro país. Bruselas recuerda al Gobierno, sin entrar en más detalles, que la reforma de las pensiones incluida su "sostenibilidad fiscal" forma parte de los compromisos adquiridos. El gasto adicional de subir todas las pensiones conforme al IPC podría suponer un gasto adicional de alrededor de 12.000 millones de euros.
El Gobierno espera poder reducir esta cifra si consigue que sus medidas para luchar contra la inflación surtan efecto en los meses que restan hasta noviembre (que es cuando se hace el cálculo para revalorizar las pensiones). Bruselas considera que el tope al gas puede ayudar a moderar la subida de la luz. "Las diferencias en el caso de la electricidad son particularmente elevadas: en España los precios suben un 78% respecto al primer trimestre de 2021 comparada con el aumento del 34,4% de la zona euro".
El lento proceso de reducción de la deuda
En el horizonte próximo, los planes del Gobierno incluyen una paulatina reducción de los niveles de endeudamiento. En 2020 la montaña de dinero prestado suponía el 120% del PIB y este año se espera terminar en el 115%. Habrá que esperar a 2025 para ver niveles por debajo del 110% del PIB. La deuda se reduce en términos relativos, pero sigue subiendo en cifras absolutas. La montaña alcanzó en marzo un nivel récord de 1,45 billones de euros, 200.000 millones más que justo antes del inicio de la pandemia. Este incremento en tan poco tiempo tiene todos los ingredientes para convertirse en un clásico argumento tipo de "herencia recibida" en el terreno político.
El nivel actual nos deja en una especie de zona de peligro si de repente suben los tipos de interés que nos piden los inversores. El Banco Central Europeo ya ha dejado bastante claros sus próximos movimientos: subirá tipos en junio y acabará con la penalización de intereses negativos en septiembre. Esos anuncios y las previsiones del mercado ya se notan en las subastas de deuda recientes y en la evolución de las primas de riesgo, el sobrecoste que nos piden los inversores para comprar nuestra deuda.

Volvemos a niveles prepandemia y "contenidos" de momento, dice Bruselas. Pero en poco tiempo todo podría torcerse rápidamente en un contexto de guerra, cuellos de botella todavía sin resolver y la latente amenaza de una crisis alimentaria.