El BCE pone muchas pegas al impuesto a la banca: "Podría reducir la capacidad para absorber riesgos"

El BCE cree que el impuesto puede generar riesgos para la rentabilidad, competitividad y estabilidad financiera
El Gobierno prevé ingresar 1.500 millones de euros por este impuesto "excepcional y temporal" al sector bancario
La patronal bancaria ha sostenido desde el principio que el impuesto es "una discriminación fiscal tanto a nivel nacional como europeo"
Un informe de seis páginas lleno de muchas pegas. La opinión del Banco Central Europeo sobre el impuesto "temporal y excepcional" a la banca española ha llegado este jueves por la tarde cargado de argumentos en su contra.
- "La base sobre la que se establecería el gravamen temporal no tiene en cuenta todo el ciclo económico y no comprende, entre otros, los gastos de explotación ni el coste del riesgo de crédito". Una de las críticas...
- El gravamen "podría no ser proporcional a la rentabilidad de una entidad de crédito". Otra más.
- Como consecuencia del impuesto, las entidades podrían ver reducida su capacidad "para absorber los posibles riesgos a la baja de una recesión económica".
- Eso de prohibir que no se pueda trasladar a los clientes, como tenía pensando el Ejecutivo, "podría generar incertidumbre, así como riesgos operativos y de reputación conexos para dichas entidades". Además, es casi imposible diferenciar si se trasladaría o no.
- Puede afectar a la competencia: si solo se aplica a determinados bancos españoles "podría falsear la competencia en el mercado y perjudicar la igualdad de condiciones tanto dentro del país como en toda la unión bancaria".
MÁS
El dictamen del BCE deja al Gobierno pocos resquicios a los que agarrarse. El informe no es vinculante pero sí establece muchos condicionantes. En caso de que se siguiera adelante con la idea, habría que realizar un "análisis exhaustivo de las posibles consecuencias negativas para el sector bancario". En ese estudio habría que detallar cómo afecta a la rentabilidad de los bancos, a la competencia y a la estabilidad financiera, detalla el BCE. El impuesto, tal y como argumentaba el sector, podría reducir la capacidad de concesión de créditos. El banco central alerta de este efecto "lo que podría afectar negativamente al crecimiento económico real".
El impuesto se anunció durante el Debate sobre el Estado de la Nación en julio: un gravamen temporal y excepcional a los bancos y energéticas. Fueron las dos medidas que más aplausos arrancaron entonces entre los diputados. En el caso de los bancos, el Gobierno esperaba poder recaudar hasta 1.500 millones de euros al año. La lógica del Ejecutivo: gravar unos beneficios caídos del cielo por la repentina subida de los tipos de interés. El BCE argumenta que eso no es así del todo. Lo que pueden ganar por un lado lo pueden dejar de ingresar porque se reduce el volumen de créditos ante el encarecimiento del dinero.
Tampoco le parece del todo correcto, como ya ha indicado a otros países con propuestas parecidas, que se cuente con esos ingresos como financiación de gasto. El BCE pide que separen muy bien del resto del presupuestos el dinero recaudado con estos impuestos ad hoc. La patronal bancaria ha argumentado desde el principio que el impuesto era "una discriminación fiscal tanto a nivel nacional como europeo".