La apuesta española por los chips en Davos ilustra el debate sobre el rumbo de la globalización

Pedro Sánchez se reunirá este martes en la ciudad suiza de Davos con los presidentes de Intel, Cisco, Micron y Qualcomm
El Gobierno aprobará una gran inversión para el desarrollo de los semiconductores en su próximo Consejo de Ministros
Además de la guerra en Ucrania, el proceso de revisión de la globalización centrará parte de la agenda de Davos de este año
Nadie esperaba una reunión de Davos en primavera sin nieve y menos todavía con una guerra en Ucrania. Después de dos años sin verse cara a cara por culpa de la pandemia, más de 50 líderes políticos y 2.500 directivos del mundo vuelven a concentrarse esta semana en la ciudad suiza para hablar de la situación internacional actual, la guerra en Ucrania, los retos del futuro y también, hacer negocios.
La apuesta del Gobierno español este año está centrada en una gran novedad: los microchips. Nuestro país quiere atraer inversiones para fabricar semiconductores que hoy por hoy se producen, principalmente, en Taiwán y otros países asiáticos. Pedro Sánchez se reunirá este martes con los primeros ejecutivos de Intel, Qualcom y Micron y Cisco. “Son empresas de primerísimo nivel a nivel mundial y están muy interesadas en el proyecto de España”, explican fuentes en el Ejecutivo.
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También el martes se aprobará en Consejo de Ministros un nuevo PERTE (como un megaproyecto del Plan de Recuperación con los fondos europeos) dedicado a los semiconductores. Estará dotado con 11.000 millones de euros “para atraer a España capacidades de diseño y fabricación”. La Comisión Europea prevé movilizar 43.000 millones de euros de inversión para que el 20% de los semiconductores del mundo se produzcan en Europa en 2030.
No es que se aspire a volver de Davos con un acuerdo cerrado con una de las grandes multinacionales. “Estas inversiones requieren muchos meses de negociación, pero el presidente abre una puerta y eso es importante. Es nuestro mejor embajador para explicar lo que ofrecemos, nuestra fortaleza como país”, se argumenta desde el Gobierno. Acompañarán al presidente los titulares de los ministerios de Industria, Transición Ecológica y Exteriores. Este año se pierde la cita la vicepresidenta económica, Nadia Calviño.
Este algo repentino interés de España por los chips está marcado por los acontecimientos de los últimos dos años: tanto el covid como la invasión rusa obligan a revaluar las ventajas de la globalización. Los semiconductores es un claro punto débil de la cadena de suministros internacional dada su elevada concentración fuera de Europa. El atasco de Shanghái como resultado de la política covid cero del Gobierno chino es una nueva prueba de ello. Y si no que se lo cuenten a Japón, a Apple y a la industria automovilística, por ejemplo.
El mundo ya se mueve en esa estrategia de revisión de uno de los movimientos económicos imperantes de las últimas décadas: la globalización. Esta fórmula ha supuesto inversiones multimillonarias en países en desarrollo para construir allí centros de producción y también la salida de la pobreza de millones de personas. Durante años se pensó que la globalización era casi la solución perfecta para articular la economía internacional.
Pero la llegada del covid materializó uno de los grandes riesgos de derivar producción hacia lugares más baratos. Lo vimos con las mascarillas y el material sanitario: no había suficiente y China, casi el único fabricante, no alcanzaba a cubrir la demanda. Occidente tuvo que improvisar soluciones locales rápidamente para producir estos productos.
Los semiconductores son una versión más sofisticada (una planta tarda años en construirse), pero con el mismo problema de origen: tener la fabricación de un producto estratégico en un país extranjero (más o menos fiable, con más o menos riesgo de invasión extranjera) y muy lejos de casa.
Todavía es pronto para saber hasta dónde llegará esta vuelta atrás en algunas parcelas de la globalización y si será un proceso organizado o más bien caótico. Un nuevo reto con el que no contaban los asistentes habituales de Davos. Se suma a la pandemia, la guerra en Ucrania, la crisis alimentaria, la subida de la inflación, la deuda mundial en récord histórico... La complejidad del entorno internacional escala enteros quizá como no se había visto nunca. "La economía mundial se enfrenta quizás a su mayor prueba desde la Segunda Guerra Mundial", aseguraba este lunes la presidenta del FMI, Kristalina Georgieva. Así arranca Davos 2022.