El coste global de que ellos no pongan la lavadora


El FMI calcula que superar la brecha de género en el trabajo no remunerado podría aumentar el PIB global un 4%
¿Han pensado alguna vez cuánto dinero ganarían si les pagaran por todo el esfuerzo que realizan fuera de su lugar de trabajo? Estamos hablando del cuidado de niños, mayores y enfermos, y también de la lista infinita de tareas del hogar que incluyen limpiar, comprar, cocinar, reparar o cualquier otra gestión para la casa.
Todo ese trabajo no remunerado, que existe pero no se contabiliza, podría suponer, de media, un 35% de la riqueza de un país, según en Fondo Monetario Internacional. Y la mayoría de ese esfuerzo no pagado recae sobre los hombros de las mujeres, que hacen, incluso en los países con mayor nivel económico, un 20% más trabajo que los hombres.
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Dos horas y media más al día
En cifras globales ellas dedican 4.4 horas al día a todo ese trabajo no remunerado. Ellos, 1.7 horas. Esas dos horas y media de más es la foto fija, pero las diferencias entre los países pueden resultar abismales. En el estudio del FMI sobre ‘La reducción y redistribución del trabajo no pagado’ se pone como ejemplo de igualdad a Noruega, donde los hombres emplean tres horas a estas tareas y las mujeres 42 minutos más. En el otro extremo, Egipto. Allí ellos dedican 35 minutos, ellas casi cinco horas y media. La mayor parte de ese esfuerzo, el 80%, se dedica a las tareas del hogar y el resto al cuidado de otras personas.
La dedicación de las mujeres a todo lo relacionado con el hogar no solo se traduce en una menor participación de ellas en el mercado laboral sino que también determina que opten por trabajos a tiempo parcial o con menor nivel de responsabilidad para poderlos compatibilizar con esas tareas. La consecuencia es un descenso general de la productividad. Si se consiguieran superar las desigualdades y aumentar la participación de las mujeres en el mercado laboral, el FMI calcula que el PIB mundial podría aumentar un 4%.
El Fondo reconoce que esta dedicación femenina a labores no remuneradas se produce en muchas ocasiones por decisión personal de las mujeres, pero destaca que todavía existen “restricciones impuestas por normas culturales, ausencia de servicios públicos e infraestructuras o la ausencia de políticas de apoyo a la familia.”
Mejor en los países más desarrollados
Las evidencias estudiadas por el FMI demuestran que en las economías más avanzadas la brecha de género en el trabajo no remunerado se está reduciendo en los últimos años, gracias a las nuevas tecnologías y eso ayuda a redistribuir el trabajo en el hogar:
- Allí las mujeres cada vez dedican menos tiempo a las tareas del hogar y más al empleo pagado.
- Los hombres, al revés.
Además comparando los países más ricos con los de nivel medio o bajo, se observan diferencias en el comportamiento de los hombres.
- En los primeros dedican el doble de tiempo al cuidado de niños y ancianos: 24 frente a 12 minutos al día.
- También le echan más tiempo a limpiar, cocinar o reparar: Casi dos horas frente a poco más de una.
Derribar barreras
Las políticas para conseguir una mejor distribución de estas tareas por las que nadie cobra un euro abarcan muchos aspectos. En los países con menor desarrollo puede ser determinante, dice el FMI, la inversión para ofrecer servicios públicos como agua, electricidad o seguridad. Imaginen lo que podrían hacer las mujeres con los 200 millones de horas cada día que emplean, según UNICEF, en recoger agua en todo el planeta.
La conectividad digital es otro de los retos, porque el estudio demuestra que consigue reducir significativamente el tiempo que dedicamos a las tareas del hogar. Junto a esto el FMI también propone avanzar en un mercado laboral eficiente, con una menor brecha salarial, y en políticas de apoyo a la familia, como la igualdad en los permisos de paternidad y maternidad. Todos estos pueden ser los instrumentos para que el mundo no solo sea más justo, sino en palabras de la directora gerente del Fondo, Kristalina Gerorgieva, más eficiente.