La pesadilla de la inflación durará un año: el BCE eleva su previsión al 5,1%

El BCE rebaja las previsiones de crecimiento por la guerra y eleva en casi dos puntos su pronóstico de inflación para este año
Los salarios siguen sin contagiarse de la subida de precios: los convenios colectivos en España registran subidas del 2,26% en febrero
Debe haber sido un auténtico quebradero de cabeza ponerle cifras al futuro con el inicio de una guerra y una crisis energética de telón de fondo. Pero este jueves el Banco Central Europeo (BCE) tenía que presentar sus nuevas proyecciones económicas. Se trata del primer cálculo, digamos oficial, del impacto de la invasión rusa de Ucrania. Los precios se llevan la peor parte. La inflación subirá casi dos puntos más de lo previsto: un 5,1% en lugar de un 3,2% este año.
Hablamos de pronóstico de media del año. Así que los próximos datos mensuales pueden causar más de un susto. "Esperamos que los precios sigan subiendo en el corto plazo", reconocía con gesto serio la presidenta del BCE, Christine Lagarde. "Los precios de la energía, que subieron un 31,7% en febrero, siguen siendo la razón principal de esta alta tasa de inflación y también están empujando al alza los precios en muchos otros sectores."
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Alimentos, transportes y fertilizantes son algunos de los productos que se están viendo contagiados. Sin embargo, en ninguno de los escenarios contemplados (de malo a peor) se espera una inflación persistente. "En los tres casos se espera que caiga y se sitúe cerca del 2% en 2024", aseguraba Lagarde. La pesadilla para el bolsillo del consumidor durará un año.
La única diferencia entre los tres escenarios (la guerra obliga a moverse en este terreno de varias posibilidades) radicaría en el pico de esta curva de precios. En el caso más severo podría llegar al 7,1% este año, pero retornaría al nivel del 2% en 2024.
Esa perspectiva de vuelta a niveles cercanos al 2% es la única forma de que el BCE no inicie una escalada de tipos antes de lo esperado. Una posibilidad que se quiere evitar a toda costa y más ahora con la situación en Ucrania, que restará crecimiento a la zona euro: un 3,7% en lugar del 4,2% previsto hace tres meses.
Este jueves el banco ha fijado el calendario de retirada de estímulos monetarios. Una especie de paso previo para estar listo para mover los tipos si la situación lo requiriera. "La calibración de nuestra política seguirá dependiendo de los datos", explicaba la presidenta del BCE.
¿Qué datos?
La cuestión está todavía muy abierta porque es pronto para saber cómo puede evolucionar el conflicto en Ucrania y los precios energéticos. Pero el BCE se aferra a dos datos para justificar su pronóstico de que la inflación volverá a niveles mucho menos preocupantes a partir del año que viene:
- Las expectativas. Lo que espera el mercado que ocurra en el futuro se parece bastante a lo que quiere el BCE: una inflación en el 2% en el medio plazo. ¿Medio plazo? Año 2024.
- La moderación salarial. "Esta es una cifra que estamos examinando cuidadosamente", explicaba Lagarde. De momento, "la subida generalizada de sueldos sigue sin aparecer", sostiene el supervisor.
El último dato de revisión salarial de España confirma esta idea. Los convenios colectivos registraron una subida del 2,26% en febrero. Sigue siendo un nivel muy moderado teniendo en cuenta dónde está la inflación: en el 7,4%.
Esta tendencia permite deducir que no hay, de momento, "efectos de segunda ronda". Es la temida espiral inflacionista que se puede generar si los salarios tratan de igualar la subida de los precios. Si el BCE detectara que eso se está gestando en la economía, subiría los tipos de interés.
En el caso de España es complicado que esto ocurra por una simple cuestión matemática:
- Prácticamente la mitad de los trabajadores ya ha cerrado su subida salarial para este año con una media del 2,26%.
- Queda la otra mitad por fijar ese incremento que puede derivarse de la aplicación de un convenio vigente o de la firma de un nuevo.
- En lo que va de año solo se han registrado 19 nuevos acuerdos. Afectan a menos de 15.000 personas y la subida salarial media pactada se sitúa en el 2,6%, un nivel moderado.
Los agentes sociales precisamente han comenzado a negociar un acuerdo marco que sirva de referencia para todas esas nuevas negociaciones de condiciones laborales. Sin embargo, las posiciones con este nivel de inflación e incertidumbre están todavía bastante alejadas. El Gobierno ha pedido un pacto de rentas para tratar de blindar la posibilidad de desatar una espiral inflacionista.