Los precios no subieron un 6,7% en 2021 sino un 3,1%: la diferencia entre tasa interanual y media


Tres gráficos para entender la inflación que nos dejó 2021
Lo importante ahora es fijarse más en la dinámica mes a mes, opinan los expertos
Pocos se acordarán, porque estamos un poco en bucle con el dato de IPC del 6,7% de diciembre, pero 2021 empezó con unos precios cayendo. El comportamiento de la inflación ha sido muy dispar y ha ido de menos a más. Si uno tiene en cuenta lo que ha sucedido en cada uno de los meses del año, los precios han subido de media mucho menos: un 3,1%.
De hecho, cuando uno se pregunta qué pasará con la inflación en 2022, las respuestas que obtiene se dan en media.
- EL Banco de España pronostica un 3,7% para el año que viene, por encima de 2021.
- El BCE calcula que en la zona euro será del 3,2%.
"Lo que ocurre es que el dato medio del año ahora no te interesa. Está desconectado un poco de la realidad del presente", explica Manual Alejandro Hidalgo, profesor de la Universidad Pablo de Olavide y senior fellow en EsadeEcPol. "Lo normal que es la media y la interanual no difieran mucho, salvo variaciones extrañas".
Esa variación extraña es precisamente lo que hemos visto en 2021. El propio vocabulario que se ha utilizado para referirse a este episodio también ha evolucionado:
- Al principio se dijo que la subida de precios era "temporal".
- Luego, cuando duraba algo más de lo previsto, subió al rango de "transitorio".
- A día de hoy hemos evolucionado a una especie de "transitorio persistente".
Los próximos meses serán determinantes. Queda por ver si las empresas trasladan o no (y en qué medida) el aumento de costes por la crisis energética y de suministros.
Un IPC de menos a más
Cuando uno analiza la tasa interanual, nada hacía excepcional este año hasta julio. Los precios se movían en niveles, digamos, 'normales' para lo que es la economía española de los últimos años.
Pero en los meses de octubre, noviembre y diciembre el IPC se disparó hasta niveles que no se veían desde 1992, un 6,7%. Sin embargo, la media de la inflación del año, que es el dato que se utiliza para realizar previsiones, se sitúa en menos de la mitad: un 3,1%.
Esa cifra recoge de manera algo más equilibrada lo que ha ocurrido con los precios en 2021 pero no refleja la locura de IPC que hemos vivido en los últimos meses. Las medias tienen también su problemática:
- El dato interanual de diciembre solo compara con el mismo mes de 2020. No tiene en cuenta lo que ocurrió en enero, febrero, marzo...
- ¿Es mejor la media? El problema de este indicador es que no se publica en ninguna parte de manera oficial y por eso no lo tiene casi nadie en cuenta. Prácticamente se utiliza solo en el mundo de los economistas.
- Sin embargo, va a ser un dato con el que nos vamos a tener que familiarizar: las pensiones ahora con la reforma se revisan con la media y no con la tasa interanual de noviembre, como era antes.
- ¿Por qué? Porque recogen mejor lo ocurrido en los últimos doce meses. Hacerlo sólo con el dato de un mes es jugar un poco a la lotería; puede ser elevado o muy bajo si entran en juego factores excepcionales.
Las dinámicas, mejor en el dato mensual
Dada la elevada volatilidad, los expertos creen que es mejor fijarse en qué ha pasado este mes respecto al anterior, la tasa mensual. Es la cifra que mejor refleja lo que ocurre en el presente porque no arrastra nada del pasado. En diciembre fue del 1,3%. "La luz sigue subiendo pero otros producto han mejorado. Si uno se fija solo en la interanual, la conclusión es que la situación empeora. Pero en intermensual lo peor fue en octubre y no hemos repetido un subidón", argumenta Hidalgo. "Eso no quiere decir tampoco que la inflación haya pasado".
Cuando se analiza la evolución de la tasa mensual del IPC, se observa también un año divido en dos, tanto en la tasa general como en la subyacente, la que no tiene en cuenta elementos más volátiles como alimentos frescos y energía.
Las dinámicas cambiaron radicalmente en la segunda mitad del año. Los precios comenzaron una senda ascendente, sobre todo en octubre, y se ha retomado en diciembre por el récord de electricidad que hemos vivido. Lo esperanzador es que sin contar con la volatilidad de la luz, el IPC subyacente subió menos que el mes anterior: cuatro décimas (diciembre) frente a seis (noviembre).
Motivos para pensar en algo "transitorio"
El ancla, por así decirlo, de los precios sigue siendo la inflación subyacente. Y ese indicador, aunque ha repuntado, sigue estando en niveles modestos. Lo realmente llamativo en este episodio es la brecha histórica que se ha generado entre IPC general y la tasa sin energía ni alimentos frescos: un 6,7% interanual versus un 2,1%. Lo nunca visto.
De nuevo, un reflejo de la locura del mercado energético y de los cuellos de botella en los suministros. Lo importante será si la subyacente se contagia de la montaña rusa en la que ahora vive instalado el IPC general. Eso lo veremos en 2022.