El virus no entiende de fronteras pero la recuperación sí: llegará a diferentes velocidades

Las principales economías de la eurozona recuperan la actividad en mayo, pero España aparece como la más rezagada
Lo que sabemos de la recuperación: “tibia”, de momento, según el Banco Central Europeo
La palabra es “tibia”. De momento así es cómo ve la recuperación el Banco Central Europeo (BCE). Tan templada que este jueves añadió 600.000 millones más a la cesta de las compras de deuda. El presupuesto ya es de 1,35 billones, más del PIB de España. Ese es el volumen de adquisiciones con el que el banco central va a acompañar las emisiones de deuda que tienen que hacer los países para hacer frente a los gastos del COVID y la crisis económica.
El banco central sigue en tiempo real lo que está ocurriendo a través de indicadores de “alta frecuencia”: electricidad, gasto con tarjeta, movilidad... Los datos que le están llegando indican que parece que “se ha tocado fondo” pero la subida está siendo “tibia en comparación con la velocidad a la que los indicadores se desplomaron en los dos meses anteriores”, según el BCE. Todo atisbo de una recuperación rápida es, hoy por hoy, un simple espejismo.
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El segundo trimestre será el peor de todos. A pesar de que se va camino de “la nueva normalidad”, el confinamiento estricto de abril pesará como una losa en el cómputo con los meses de mayo y junio. “Los indicadores de alta frecuencia sugieren fuertes caídas en la actividad en abril en la mayoría de los países de la zona del euro. Si bien han comenzado a recuperarse recientemente, a medida que los países de la zona del han comenzado a levantar gradualmente el confinamiento, estos indicadores aún apuntan a una fuerte caída del PIB real en el segundo trimestre.” Esa caída que se espera es inaudita: del 13%. Si se sigue el patrón del primer trimestre, los tres países con peor registros volverán a ser Italia, España y Francia.
Esto que ve no es una ‘V’
Lo que dicen los datos es que el motor de la recuperación se ha activado. Lo peor parece haberse quedado ya atrás. Tras las caídas récord del mes de abril, los gestores de compras de las empresas (el índice PMI de actividad total) repuntó con fuerza en mayo en la eurozona. La producción industrial y la actividad comercial del sector servicios cae mucho menos de lo que lo hacía en los peores momentos de la pandemia.
La reapertura gradual de los países parece dibujar una curva de recuperación rápida de la actividad (la ya famosa ‘V’), pero no es exactamente lo que parece. “Si ahora miramos los niveles de actividad mes a mes o incluso de forma trimestral, vamos a ver crecimientos bastante grandes porque lo estamos comparando con la caída enorme de abril”, explica Ángel Talavera, economista jefe para Europa de Oxford Economics. “Pero si valoramos donde estábamos antes del COVID y después vemos que no se recuperarán los niveles anteriores hasta el año que viene… y eso siendo bastante optimistas”.

Lo que parece claro es que la recuperación no llegará a la misma velocidad a todos los países y que, al menos en un primer momento, dependerá de lo rápida y efectiva que sea la desescalada. El índice PMI se situó en mayo en los 31.9 punto. De las cuatro principales economías de la zona euro España fue la que quedó más rezagada.
Italia, sin embargo, es la que registró las mejores cifras el mes pasado, pero según Talavera, unos puntos de diferencia en este indicador ahora mismo no son significativos. "Para hacernos una idea de cual es la situación real habría que acudir a índices en tiempo real como los de consumo de energía o de movilidad", argumenta. Nuestros país, Francia e Italia se encuentran actualmente en situaciones similares, según él. Otra cosa, asegura, es Alemania. Aunque también paró la actividad económica lo hizo de manera menos dura y todo apunta a que registrará una caída menor que el resto.
“De manera inicial, las distintas medidas de desescalada son las que van a producir los primeros rebotes, pero en el medio plazo lo que marcará el ritmo de la recuperación serán los aspectos estructurales, como el peso del turismo en la economía, el impacto en el mercado laboral, los daños permanentes que se hayan producido, la estructura de consumo o la dependencia del exterior”, explica Talavera. El análisis inicial indica que España es especialmente vulnerable ante esta crisis
Y asegura que hay razones para la esperanza. “Los datos de consumo que ya se están conociendo con el uso de las tarjetas demuestran que aunque la actividad cayó mucho ya se empieza a recuperar, algo que en los pronósticos más pesimistas también se ponía en duda”.
Las desescaladas marcan el rumbo de la recuperación del empleo
Dime en qué fase estás y te diré cómo va el empleo. El ritmo de la recuperación del mercado laboral viene en parte marcado por la desescalada: las provincias que han entrado antes en fase 1 van algo más adelantadas. La gráfica del camino a la vuelta a la normalidad tiene estas variantes:

El ministro de la Seguridad Social argumentaba que este patrón se irían repitiendo en el resto de lugares donde se vaya pasando a la siguiente fase. “No es solo la fase, también es el virus (las zonas más afectadas por la enfermedad han entrado en fase 1 más tarde). Los dos efectos están ahí mezclados”, sostiene Miguel Ángel Malo, profesor de economía en la Universidad de Salamanca.
El hecho de que en mayo solo se reactivaran 450.000 trabajadores de los ERTE (un 13%) está en parte condicionado por esto. Madrid y Barcelona concentran más de un millón de las personas en un expediente de regulación temporal de empleo (un tercio del total). La vuelta a la normalidad de estas provincias se traducirá también en mayores incorporaciones de los ERTE al trabajo.
“Las diferentes entre provincias tampoco son muy grandes. Además también se observa que las empresas se activan antes: no esperan al primer día de la fase para contratar, lo hacen un poco antes”, explica Floren Felgueroso, investigador asociado de FEDEA. “En unas semanas estarán ya todos igualados. Estas diferencias mínimas que vemos desaparecerán”.
Cuestión distinta será ya la recuperación de los niveles previos. Ahí, como en el caso de los países, entrarán en juego otros factores. Las fases de desescalada y el virus dejarán de tener tanto peso. “No dependerá de quién ha entrado antes o no en determinada fase, sino de la composición sectorial de las economías de cada provincia y también de los mecanismos de la recuperación. Cómo es la población, el capital humano, eso afecta”, argumenta Felgueroso. “No es solo el turismo. Hay regiones más industriales que dependen también de la economía global y de las exportaciones”. Ya lo vimos en la crisis de 2008 y lo volveremos a ver ahora, vaticina este experto: la salida del enorme agujero que nos deja el COVID-19 tendrá también sus propios ritmos de escalada.