"Devolvednos el dinero", la quiebra del gigante inmobiliario Evergrande amenaza con un 'Lehman Brothers chino'


La empresa acumula una quiebra de 260.000 millones de euros, el 2% del PIB chino
No eran muchos pero estaban angustiados. Un centenar de personas se arremolinaban este sábado en la sede de la inmobiliaria china Evergrande en Pekin (China). "Devolvednos el dinero", clamaban algunos de ellos. Dinero que habían entregado como entrada para unas viviendas que aún no se ha terminado. "Son todos mis ahorros", aseguraba una mujer.
La empresa se ha comprometido a devolverles el dinero invertido en 2023. Pero el miedo a perderlo todo es real. Evergrande, la segunda promotora inmobiliaria china está al borde de la quiebra. Su deuda es tan grande como su nombre. No tiene apenas liquidez. Debe la friolera de 260.000 millones de euros. Que es el 2% del PIB de China o el 30% del Producto Interior Bruto español.
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El riesgo a que el gigante inmobiliario caiga ha arrastrado a las bolsas de medio mundo a la baja. Wall Street registró este lunes su peor caída en meses. Hong Kong ha caído un 3,5%. Y los mercados europeos también acusaron la situación.
Temor a un Lehman Brothers chino
Las bolsas temen un efecto dominó, y que la mala situación de semejante macroempresa tenga un efecto contagio en la economía mundial. El fantasma de Lehman Brothers está en la mente de los analistas. Aquella quiebra financiera en 2008 provocó una crisis económica mundial. (La firma estadounidense tenía una deuda de 500.000 millones de dólares).
La bancarrota de Evergrande puede suponer el estallido de la burbuja inmobiliaria china, cuya onda expansiva puede agitar a la economía mundial si el gobierno chino no decide intervenir.
Un gigante con los pies de barro
Evergrande se creó en 1996, cuando los chinos de las zonas rurales se trasladaban en masa a vivir a las ciudades. Los precios de la vivienda comenzaron a subir y la inmobiliaria se hizo de oro. Su dueño, Xu Jiayin, llegó a ser, con 42.500 millones de euros, el hombre más rico de China. El gigante del ladrillo tiene cerca de 200.000 empleados directos y más de 3 millones de empleos indirectos.
Evergrande se endeudaba para construir y además vendía sus edificios antes de construirlos para poder financiar otros nuevos. Les iba tan bien que hasta probaron con inversiones en el sector deportivo o de la alimentación.
Pero la burbuja del ladrillo empezó a frenarse. Ya no venía tanta gente a las grandes ciudades. La demanda empezó a bajar, los precios también. El coronavirus terminó dando la puntilla. La empresa perdió un 85% en bolsa este año. Y aunque está vendiendo sus activos para frenar el golpe, la deuda es enorme y hay dudas de que pueda hacer frente a los intereses que debe. La pregunta es si China terminará interviniendo para frenar el golpe. Evergrande puede terminar fallando a su propio nombre y dejar de seguir siendo "siempre grande".