La economía se enfrenta a su mayor peligro desde la crisis financiera


Organismos internacionales como la OCDE, el FMI, el Banco Mundial y el BCE muestran su preocupación por el impacto del coronavirus en la actividad económica
Los ministros de Economía del G-7 mantendrán conversaciones este martes para hablar del Covid-19
Los ministros de Finanzas y los jefes de los bancos centrales de los países del G7 (los países más ricos del planeta), mantendrán conversaciones el martes para hablar del coronavirus. El secretario del Tesoro de los Estados Unidos, Steven Mnuchin, y el presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, "dirigirán una llamada con sus homólogos del G7 mañana por la mañana", según ha confirmado el departamento en un comunicado. Se pone en marcha toda la maquinaria para empezar a coordinar posibles acciones conjuntas para detener la enfermedad y minimizar su impacto económico.
El G-7 se sumará al Banco de Japón, la OCDE, el Banco Central Europeo (BCE), el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial... Todos han hablado en las últimas horas de su preocupación por el coronavirus. Las caídas generalizadas en la bolsas de todo el mundo la semana pasada han movilizado al grupo de los rescatadoresDesde la última gran crisis financiera no se había visto tanta preocupación a nivel internacional.
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Si la enfermedad es difícil de controlar en su escalada, al menos el nerviosismo y la sangría bursátil hay que tratar de detenerlos. Este lunes la bolsa española se daba un respiro después de una sesión con muchos altibajos. El Ibex-35 cerraba en los 8.741 puntos después de subir un tímido 0,21%. En el lado de las caídas sigue destacando el descalabro de IAG. La aerolínea ha caído casi un 10% este lunes y se suma al descenso del 26% acumulado la semana pasada. Al otro lado del Atlántico el día ha ido mucho mejor: Wall Street ha subido un 5% con todos los valores del Dow Jones en positivo.
"Estamos listos para actuar. Utilizaremos nuestros instrumentos disponibles en la mayor medida posible, incluyendo financiación de emergencia, asesoramiento sobre políticas y asistencia técnica", aseguraban en un comunicado conjunto los máximos directivos del FMI y del Banco Mundial, Kristalina Georgieva y el David Malpass. "La cooperación internacional es esencial para hacer frente al impacto sanitario y económico del virus COVID-19", añadían. Un mensaje conjunto de dos de las instituciones más relevantes a nivel internacional también es en sí una señal de preocupación.
Los primeros datos del impacto del parón en China empiezan a llegar: el índice de manufacturas global que elabora el banco JP Morgan cayó en febrero a su nivel más bajo de los últimos diez años. Es un termómetro del frenazo que está registrando la industria a nivel global. Pero llegarán más indicadores en las próximas semanas. El impacto se va a dejar notar también en el sector servicios: menos viajes, menos consumo, menos hoteles y restaurantes... No hay que olvidar que las restricciones e incluso prohibiciones de viajes afectan a uno de los principales países emisores de turistas internacionales: uno de cada diez son ya chinos. Si la alarma se extiende a Europa, el impacto en los viajes puede ser enorme, dados los miles y miles de movimientos que se registran a diario. Hay ya incluso algunos partidos políticos que piden el cierre de fronteras. El efecto en la economía sería devastador.
"Los efectos de la contracción de la producción en China se están notando en todo el mundo", advertía la OCDE que da por descontada la caída de la economía mundial en el primer trimestre de este año. La economía mundial crecerá este año un 2,4% en lugar de un 2,7%. En el mejor de los casos...
"El negativo impacto en la confianza, en los mercados financieros, en el sector de los viajes y la disrupción de las cadenas globales presiona a la baja en todas las economías de los países G20, en particular las más interconectadas con China, como Japón, Corea y Australia".
Si la enfermedad se extiende en Europa, cruza hasta Estados Unidos y se alarga en el tiempo, la previsión de la OCDE es que el crecimiento mundial se reduzca a la mitad (del 2,9% al 1,5%). En ese caso varias economías entrarían directamente en terreno de crecimiento negativo: Japón y la zona euro, entre ellas. El riesgo de que esto termine ocurriendo es real.
Por eso este lunes el Banco Central Europeo (BCE) hablaba por segunda vez en menos de una semana de su preocupación por el impacto de la enfermedad. "El coronavirus ha añadido incertidumbre a las perspectivas de crecimiento mundial y de la zona del euro. El brote tiene el potencial de afectar la economía de la zona del euro a través de los canales del lado de la demanda y de la oferta", comentaba Luis de Guindos, vicepresidente del BCE. Desde la entidad se asegura que están "dispuestos a ajustar todos sus instrumentos". La realidad es que el margen de maniobra de la política monetaria es más bien reducido en la zona euro y en Japón, tal y como advertía la propia OCDE. Esta organización ha pedido a los Gobiernos que actúen:
- Que pongan en marcha, por ejemplo, planes para retrasar el pago de impuestos en sectores afectados.
- Que se destinen los recursos necesarios al sector sanitario.
- Que se planteen transferencias a las familias más vulnerables.
- Que se asegure la liquidez en los mercados financieros.
La derivada financiera del coronavirus
Además de desatar el miedo y provocar un tsunami de desconfianza, las caídas en las bolsas tienen otras derivadas peligrosas que pueden afectar al crecimiento:
Efecto riqueza. Si las acciones valen mucho menos, todos los ahorradores que tengan dinero invertido en bolsa sentirán que son mucho menos "ricos" y eso puede repercutir en su decisiones de gasto. Menor consumo se traduce en menos crecimiento.
Efecto cascada en la deuda. La OCDE alerta de la situación de vulnerabilidad que se ha generado en una parte del sector financiero. Como ha habido mucho dinero para invertir, una gran cantidad de empresas recurrió a la emisión de deuda para financiarse: era fácil y barato. Sin embargo, la mitad de todos esos nuevos bonos que se emitieron el año pasado tienen una nota muy baja: BBB (es como un aprobado muy justo). Si la situación se prolonga, si las ventas continúan en las bolsas y el menor crecimiento del PIB se materializa en muchos países, esos bonos pueden caer a zona de suspenso y generar un movimiento de ventas generalizadas en los mercados financieros que amplificaría todavía más el pánico que ha desatado el coronavirus.