Revolt, el radical deportivo eléctrico español de 500 CV, se pone a punto con Nasser Al-Attiyah


Cuenta con la homologación de la Federación Internacional de Automovilismo para competir, pero también se puede matricular
Está pasando los últimos test de optimización y han contado con indicaciones del dakariano Nasser Al-Attiyah
El Baltasar Revolt es el deportivo eléctrico español más radical. Lo indican no solo sus 500 caballos de potencia o sus 1.000 Nm de par de empuje. Pero quizá su característica más relevante sea lo liviano de su peso total de 770 kilos, lo que le permitirá volar en los circuitos. Y como muestra ofrece una espeluznante aceleración 0-100 km/h desde parado de 2,5 segundos, a la altura o incluso superior a la de los mejores superdeportivos del mundo.
Unas prestaciones que se vienen fraguando desde que Baltasar López, director general de la compañía que ha logrado hacerlo realidad, era casi un niño. Entonces, coches como el Renault Spyder le hacían soñar con una creación como la que está a punto de poner en el mercado. Ni siquiera imaginaba que iba a poder contar con las apreciaciones de un cuatro veces campeón del rally Dakar como es Nasser Al-Attiyah. Pero esto acaba de suceder hace muy poco, pues el dakariano ha probado esta “barqueta” hace unos días y ofrecido consejos que servirán a la empresa para dar los últimos “ajustes finos” al modelo ya de producción que va a salir al mercado en los próximos meses.
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Para entusiastas
El Baltasar Revolt es un coche para entusiastas. Para empezar su precio de 230.000 € sin impuestos ya le hace un coche para élites. Sin embargo, también podría tener ayudas a la compra según países, ya que cuenta con la doble homologación carretera-circuito. Esto quiere decir que puedes llegar con él hasta el circuito, competir -cuenta con todos los permisos y requisitos exigibles de la Federación Internacional de Automovilismo (FIA)- y volverte para casa montado en él sin necesitar de remolques o camiones de transporte.
Eso sí, según dijo el mismo creador, Baltasar López, en la presentación, el coche “tiene todo lo necesario para correr, y nada más”. Es decir, no cuenta con ESP, ningún tipo de ayuda a la conducción ¡ni siquiera ABS!.

Se trata de una bestia para circuitos a la que instalar calefacción o aire acondicionado hubiera sido casi una broma ya que la obsesión de la firma ha sido reducir el peso todo lo posible. Así hay numerosas piezas de la carrocería, el difusor y otras interiores como el salpicadero, el volante extraíble o incluso los asientos de competición, que están realizados en fibra de carbono. Tampoco tiene puertas, hay que entrar saltando por encima de la estructura lateral.

En cambio cuenta con barras antivuelco o jaula de seguridad que va integrada en el propio chasis del coche, con una estructura para soportar impactos laterales. Los dos asientos cuentan con un arnés de seguridad de seis puntos de anclaje y botón de suelta rápida. No tiene parabrisas, es decir hay que conducirlo con casco también en carretera, para proteger la cabeza. Entre otras cosas porque solo mide 88 centímetros de alto (1,11 metros si se cuenta el arco de seguridad antivuelco) y cualquier objeto despedido hacia nosotros puede ser un problema.
Con 3,95 m de largo y 1,85 metros de ancho está optimizado pensando en las curvas de los circuitos y para ofrecer una mínima resistencia aerodinámica. Eso sí, su también mínima altura al suelo, las suspensiones deportivas y el bajo perfil de los neumáticos hace que cualquier elevación, fisura o elemento suelto por la vía pueda suponer un problema.

600 km de autonomía
¿Todo esto qué supone? Que alcanza una autonomía homologada WLTP de 600 km o 40 minutos en circuito bajo las condiciones de conducción más exigentes. Su ligereza y penetración frente al aire hacen que sus consumos sean mínimos. Sin embargo, las baterías de la empresa Millor Battery, que también dirige él, cargan 100 km en cinco minutos. Como curiosidad el enchufe para la recarga de las baterías se encuentra en el salpicadero.
Y lo mejor es que no solo el diseño del coche, sino la tecnología, que también ha sido desarrollada por Baltasar. Un trabajo que le ha costado años, pero que ha logrado reuniendo un excelente equipo de colaboradores. Además, cuando le ha hecho falta ha “tirado” de suministradores españoles, la mayoría ubicados en los alrededores del Circuito de Montmeló, lugar de ubicación de Baltasar. Por tanto, el Revolt es una suma de talento español, en el que la fabricación de sus piezas ha sido realizada a medida en un altísimo porcentaje.

Pero el Revolt también es personalizable y no solo en cuanto a poder elegir entre uno de los 16 colores disponibles. El cliente puede elegir que se lo sirvan transformado en monoplaza para reducir aún más el peso al prescindir de un asiento, o por ejemplo incluir el ABS para mejorar su seguridad en carretera.
El modelo ya se puede solicitar en la web de la marca y como decíamos la entrega de las primeras unidades comenzará con toda probabilidad este mismo otoño.