Indonesia propone un cártel de países exportadores de minerales para baterías similar a la OPEP

Chile (litio), China (tierras raras), Congo (cobalto), Turquía (grafito), Sudáfrica (manganeso) y otros como Australia o Brasil, podrían incorporarse
La solución de baterías de eléctricos ha de ser “repensada” para no ser tan intensiva en minerales, según el gobierno finlandés
S&P cree que las tensiones geopolíticas afectarán a la cadena de suministro de metales, que será un importante cuello de botella
Tesla, el líder en ventas de turismos eléctricos (el de vehículos a baterías en general es la china BYD) necesitará unas 139.000 toneladas métricas de níquel en 2030 para cubrir las necesidades que tendrá la fabricación de pilas para sus vehículos. Esta cifra está, hoy, por encima de la de cualquier fabricante de coches eléctricos. Pero absolutamente todos ellos necesitan de ese y de otros muchos minerales. Los necesitan para poder fabricar el elemento indispensable de los coches que la Unión Europea acaba de confirmar que serán los únicos que podrán venderse a partir de 2035.
Pues bien, Indonesia, el principal país exportador de níquel, un elemento fundamental en la producción de baterías está “estudiando la posibilidad de formar una estructura de gobernanza similar a la de la OPEP sobre el petróleo pero en referencia a los minerales que poseemos, incluyendo niquel, cobalto y manganeso” según confirmó el ministro de Inversiones del país, Bahlil Lahadalia al Financial Times. “Veo mérito en esa administración del comercio de petróleo para garantizar la previsibilidad para los inversores y consumidores potenciales”, afirmó. Es decir, quien posee la materia prima está en condición de controlar los suministros y, por tanto, fijar precios. Es decir, Occidente quiere salir del control de los países árabes pero va a caer bajo el control de otros estados diferentes, ya que la presencia de esos minerales en Europa es prácticamente intrascendente.
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Los fabricantes de automóviles han ido elevando la proporción de níquel en sus baterías desde el 33% inicial hasta el 60% ya que esto permite incrementar la autonomía de los vehículos, de modo que las minas del país asiático aumentaron la producción un 41%, según el International Nickel Study Group. El país insular ya genera el 38% del níquel refinado para producir acero inoxidable y aunque aún no producen el níquel grado de batería, parece que será cuestión de tiempo.

Indonesia ya prohibió las exportaciones de níquel con la intención de forzar la creación de una industria de procesado y de producción de baterías en el país. La UE elevó una queja a la Organización Mundial del Comercio, pero según dijo el propio presidente del país Joko Widodo “Parece que perderemos ante la OMC, pero la industria ya está creada”.
El “club mineral”
La pregunta de quién podría formar parte de ese club del mineral “eléctrico” es relativamente sencilla de responder: todos aquellos que tienen dominancia sobre alguna de dichas materias primas. Por ejemplo:
-Níquel: Indonesia alberga el 22% de las reservas de níquel conocidas en el mundo, con 21 millones de toneladas. Australia con 20 millones de toneladas métricas y Brasil con 16 millones le siguen.
-Manganeso: Se estima que China tiene unos 540.000 millones de toneladas de este mineral, aunque Sudáfrica tendría una cantidad similar, unos 520.000 millones de tm. La invadida Ucrania estaría en segunda posición con aproximadamente 140.000 millones.
-Cobalto: República Democrática del Congo cuenta con unas reservas de 3,5 millones de toneladas, métricas seguida por Australia con 1,4 millones de tm y de Cuba con 0,5 millones.
-Litio: Chile alberga las mayores reservas de litio del mundo, unos 9,2 millones de tm. Australia con 2,8 millones en sus reservas es segunda, mientras Argentina queda en tercer lugar con 1,9 millones.
-Grafito: Turquía posee las mayores reservas de grafito natural con 90 millones de toneladas (28,1%). A continuación le siguen China con un 22,8% y Brasil con aproximadamente un 21,9%.
-Tierras raras: Son los minerales de los que se extraen los imanes necesarios en la fabricación de los motores eléctricos. China tiene las mayores reservas con 44 millones de toneladas, seguida por Vietnam con 22 millones y Brasil con 21 millones.

Además hay que contar con los países que son capaces de refinar la materia prima para extraer los minerales puros o sus correspondientes químicos en grado industrial para incorporarlos a la producción. China es la principal dominadora de esa cadena de valor, ya que transforma buena parte de todos estos minerales, a excepción del grafito, cuyo refinado está abandonando por causas económicas y medioambientales.
Luz roja
Los avisos no paran de acumularse y algunos muy destacados se han producido en los últimos días. Uno de ellos procede del gobierno finlandés con un exhaustivo y prolijo estudio de más de 1.000 páginas. Refiriéndonos solo a lo concerniente a la movilidad eléctrica el estudio concluye literalmente que “toda la solución de baterías de los vehículos eléctricos puede necesitar ser repensada y que se desarrolle una nueva que no sea tan intensiva en minerales”.
El estudio desgrana innumerables condicionantes y al final planea un escenario intermedio que es el escenario F. Afirma que el volumen de las baterías de iones de litio necesarias para alimentar los 1.390 millones de coches eléctricos propuestos en dicho escenario a nivel mundial para 2050 sería de 282,6 millones de toneladas. “Cálculos preliminares muestran que las reservas mundiales de minerales -por no hablar ya de la producción mundial-, pueden no ser suficientes para cubrir tal cantidad de baterías”.

Creen sus autores que “en teoría”, existen suficientes reservas globales de níquel y litio “si se utilizan exclusivamente para producir baterías de iones de litio para vehículos”. Explican que fabricar una sola batería por vehículo para la flota global de transporte global (excluyendo camiones Clase 8), requeriría el 48,2% de las reservas globales de níquel de 2018, y el 43,8% de las reservas mundiales de litio. Tampoco creen que haya suficiente cobalto para satisfacer esta demanda y será necesario descubrir más reservas.
Por otro lado, se fija en que cada una de las 1.390 millones de baterías de iones de litio solo podría tener una vida útil de trabajo de 8 a 10 años. Por tanto, 8 a 10 años después de la fabricación, se requerirían nuevas baterías de reemplazo, ya sea de una fuente mineral extraída o una fuente de metal reciclado. Y de ahí repiten “Es poco probable que esto sea práctico, lo que sugiere que toda la solución de batería EV necesita ser repensada”.
Y si esto nos inquieta, quizá lo hace aún más la siguiente sentencia: “Reemplazar el sistema energético existente alimentado por los combustibles fósiles (...) utilizando tecnologías renovables, como paneles solares o turbinas eólicas, no será posible para toda la población humana mundial en tan solo unas pocas décadas. Simplemente no hay suficiente tiempo ni recursos para hacer esto según el objetivo actual establecido por las naciones más influyentes del mundo”. Una de las conclusiones es que “la realidad es que el ecosistema industrial debe considerar tantas tecnologías paralelas como sea posible, cada una respaldada por la cantidad de recursos requeridos para apllicarlas”.
Cuello de botella
Por su parte, la consultora Standard&Poor´s desde el área de Movilidad Global también ha lanzado su particular advertencia. Según S&P la producción de vehículos eléctricos e híbridos enchufables encara una época de graves dificultades. Afirman que los precios incrementales de los metales necesarios para la fabricación de baterías amenazan no solo los márgenes de beneficio de los suministradores y fabricantes de automóviles. Opinan que afectarán a las cadenas de suministro y refino de dichos metales, lo que consideran que será un importante cuello de botella.
Igualmente creen que esa “frágil” cadena de suministros se tendrá que enfrentar a importantes tensiones geopolíticas que podrían impactar en la adopción de los vehículos electrificados.