El comisario europeo Thierry Breton, a favor de la venta de motores de combustión fuera de Europa


“Nuestra industria debe ser capaz de seguir vendiendo sus productos en Latinoamérica, China, África o Norteamérica; les animo a hacerlo”
“Tenemos que seguir siendo una fuerza exportadora; sería un error dejar ese mercado solo a China” dijo en rueda de prensa
La UE podría volver a retrasar la prohibición de venta de térmicos para 2035, debido a una cláusula de revisión en 2026
Thierry Breton es comisario europeo de Mercado Interior y Servicios de la Unión Europea. Ya en su momento abogó por alargar los plazos de la prohibición de venta de vehículos térmicos para 2035. Y ahora, en una entrevista con diversos medios europeos, entre ellos la revista “Político”, el periódico francés “Les Echos” o el español “La Vanguardia”, vuelve a reafirmar su postura. El comisario solicita llegar a una revisión de esos plazos en 2026 “sin tabúes”. Una revisión fraguada por una cláusula en la legislación que permitirá analizar la situación y ver “si somos capaces de cumplirlos”.
Bretón repasó todas las dificultades a solventar en los próximos trece años, como los 150 gigavatios de producción eléctrica verde extra que será necesaria, los 6,8 millones de puntos de carga que se necesitarán en toda Europa (frente a los 350.000 aproximados de la actualidad) o la necesidad de “quince veces más litio, cuatro veces más cobalto y grafito, tres veces más níquel”. Por supuesto se detuvo en la pérdida de puestos de trabajo para la industria europea que cifró en 600.000 empleos y por ello dijo que “tenemos que seguir siendo una fuerza exportadora”. La idea subyacente de Breton es que “aunque nosotros haremos todo lo posible por alcanzar la meta de 2035” hay muchos otros países en el mundo que no querrán o podrán seguir esa senda y que “sería un error dejar ese mercado solo a China”.
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El ex ministro de economía francés recordó que el resto del mundo seguirá usando vehículos de combustión “durante muchas décadas” y que “nada en la legislación europea impide que motores de combustión limpios se sigan vendiendo fuera de Europa. Y yo animo a la industria a hacerlo. Nuestra industria debe ser capaz de seguir vendiendo sus productos en Latinoamérica, China, África o Norteamérica”. Razonamientos similares hacíamos la pasada semana en NIUS refiriéndonos a la exportación desde nuestras fábricas en España.

Revisión
El comisionado francés dijo que su equipo elaborará un conjunto de criterios para evaluar si el mercado de vehículos limpios está despegando. Presumiblemente con la intención de utilizar esos datos en el debate que se produzca en la revisión de 2026. Además, el comisario informó de la creación de un grupo de trabajo que se reunirá cuatro veces al año para analizar los avances en el cumplimiento de dichos criterios. Todo ello se contemplará en 2026, una fecha donde debemos llegar “sin tabúes” refiriéndose a una posible revisión de las fechas. Sin embargo hay que recordar que el departamento de mercado interior (léase Breton) no está a cargo de la legislación que ha prohibido los automóviles a combustión, sino que ésta es supervisada por el departamento climático de la Comisión, dirigida por el vicepresidente primero de la Comisión Europea, Frans Timmermans.
Dicha revisión, se adelantó a 2026 bajo la presión de los grandes países fabricantes de automóviles, sobre todo Alemania y Francia. Alemania quiere que se regulen los combustibles, no la tecnología y pretende que se permitan los motores de combustión siempre y cuando su funcionamiento se base en combustibles sintéticos fabricados con dióxido de carbono e hidrógeno capturados que resultarían ser neutros en emisiones. Por su parte, Francia ha solicitado que se considere la posibilidad de alargar el plazo para los híbridos enchufables más allá de 2035. Ambos países reúnen a muchos de los principales fabricantes de vehículos y proveedores de automoción del continente y también del mundo, con un importantísimo peso a nivel internacional.
Cualquier cambio requeriría una actualización fundamental de la legislación ya acordada, y probablemente requeriría un amplio acuerdo tanto entre los políticos como entre los eurodiputados.