El presidente de Volkswagen avisa de que Sagunto puede ser “inviable” por los precios de la energía


Según Standard & Poor's el problema podría resultar en un 40% menos de producción automotriz en el continente
Según los clústeres españoles, la energía se ha elevado un 300% y un 10% de las empresas están en riesgo “inmediato” de cierre
Esos cierres podrían generar parones en la producción de los fabricantes por falta incluso de un único componente
“A menos que consigamos reducir los precios de la energía en Alemania y Europa de forma rápida y fiable, las inversiones en producción intensiva en energía o nuevas fábricas de celdas de batería en Alemania y la UE serán prácticamente inviables”.
Son las inquietantes palabras de Thomas Schäfer, presidente y director de operaciones de la marca Volkswagen e integrante del Comité Ejecutivo del Grupo Volkswagen como responsable de marcas “de volumen”.
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La web profesional Linkedin fue el auditorio elegido por el ejecutivo alemán para expresar sus dudas sobre el futuro industrial de la automoción en Europa. Y sus palabras ponen claramente en entredicho a las seis fábricas de baterías que el Grupo VW pretende diseminar por el territorio de la UE entre las que se encuentra la valenciana de Sagunto.

El directivo profundizaba en la idea insistiendo en que “Europa carece de competitividad de precios en muchas áreas. En lo que respecta al costo de la electricidad y el gas, en particular, estamos perdiendo cada vez más terreno”, decía el ejecutivo en su artículo, en el que afirma que “Alemania y la Unión Europea están perdiendo rápidamente su atractivo y competitividad. Los EE. UU., Canadá, China, el sudeste asiático y regiones como el norte de África están avanzando. Estamos pisando agua”. Además se mostraba “muy preocupado por el desarrollo actual con respecto a las inversiones en la transformación de la industria. Esto debe priorizarse con urgencia, sin burocracia, de manera consistente y rápida”.
Volkswagen, junto a su compañía de baterías PowerCo, anunciaba el pasado día 1 de diciembre la construcción de una gigafactoría de baterías en Canadá, además de “una rápida expansión hacia Norteamérica”. En un comunicado añade que Canadá ofrece elevados estándares de sostenibilidad así como “unas condiciones económicas ideales”. El mercado de coches eléctricos en la parte norte de continente americano está comenzando a explotar.
También hace unas semanas, la consultora S&P Global Mobility avisaba de que de llegarse “al peor escenario” la crisis de los precios de la energía podría reducir la producción de vehículos en un 40%, es decir, aproximadamente un millón de vehículos hasta el final de 2023. En otros informes de la misma consultora se habían fijado cifras de producción de entre 4 y 4,5 millones de unidades para las plantas europeas. El último informe denominado “Winter is coming” (Llega el invierno) afirmaba que “Con el precio de la energía creciendo por las nubes, podría significar un invierno muy duro para el sector de la automoción, que incluso podría hacer que algunos implicados fueran incapaces de mantener sus líneas de producción en marcha”.

Ayudas “obsoletas”
Las palabras de Schäfer llegan un mes después de que la firma aceptase las ayudas del PERTE del Vehículo Eléctrico y Conectado, financiado con Fondos Next Generation UE y gestionado por el Gobierno español. La primera cantidad anunciada por el ministerio de Industria fue de 167,3 millones, que finalmente se duplicó (+137%) elevándola hasta 397,37 millones de euros, debido al malestar que la cantidad inicial le causó al fabricante, que esperaba alrededor de los 1.000 millones, tras lo que mostró sus dudas sobre su permanencia en el PERTE. Por otro lado, la Comunidad Autónoma de Valencia se ha comprometido a aportar otras cantidades vinculadas a proyectos modernizadores.
Relacionado con esto, el presidente lanzaba una idea un tanto esquiva. “La UE, por otro lado, se apega a reglas de ayuda estatal obsoletas y burocráticas que promueven regiones en lugar de preservar y transformar sitios industriales completos”.
Finalmente Thomas Schäfer urgía a trabajar sobre la solución. “No tenemos tiempo que perder. ¡La UE necesita urgentemente nuevos instrumentos para evitar la desindustrialización y mantener el atractivo de Europa como ubicación para futuras tecnologías y empleos!”, afirmaba.
Alza del 300%
Una advertencia que se sumaba a la realizada también esta misma semana por los clústeres de automoción españoles. En ella han participado 750 empresas con la conclusión principal que algunas de las subidas de costes alcanzan el 300%, sobre todo en cuanto a los costes energéticos de gas y electricidad. En el Reino Unido esas alzas han sido de un 50% en el conjunto de su industria, según Bloomberg.
Según los clústeres, esto “pone en peligro inmediato de cierre de casi el 10% de las compañías del sector”. Estas compañías serán principalmente las más pequeñas, con menos recursos económicos y con mayores dificultades para poder encontrar facilidades de financiación, según comentó la consultora Oliver Wyman en un reciente informe.
Este peligro resultaría en “un alud de personas sin trabajo”. En concreto Josep Nadal, gerente del clúster catalán “sería una herida mortal no solo para la automoción, sino en general para la economía”. Según esta encuesta, más del 50% de la industria confirma un incremento de precios generales de más del 11%.

Dichos cierres podrían además suponer un grave problema para los fabricantes establecidos en nuestro territorio, que podría llevar a tener que cerrar líneas de producción incluso por la falta de un único componente, en un caso similar a lo que está sucediendo con la falta de chips por la Covid o de cableado por la invasión de Ucrania.
Otra encuesta de finales de octubre, en este caso de la Asociación Europea de Proveedores de Automoción (Clepa) concluía que el 23% de los proveedores europeos sufrirán pérdidas a final de este año, mientras que el porcentaje alcanzaría un 27% para finales de 2023. Muchos de estos proveedores se están dirigiendo a los fabricantes para solicitar una revisión al alza de sus contratos. Los ingresos de los proveedores europeos ya han caído un 1% en el primer semestre del año, según esta asociación.
Precios exorbitados
Hace poco que en un balance del sector de los componentes, el presidente de SERNAUTO, Francisco Riberas calificaba esta subida del precio de la energía de “desorbitada” y afirmaba que “A pesar de la crisis de los semiconductores, el encarecimiento de las materias primas o la desorbitada subida de los costes energéticos y logísticos, hemos podido mantener la producción y la mayoría de los empleos”. A la par señalaba a las inversiones en I+D+i y las apuestas por el talento y la expansión internacional como el único modo de “seguir siendo referencia en el entorno global. No nos queda otra”.
Hace pocos días que la Alianza por la Competitividad de la Industria Española manifestaba su “total desacuerdo y absoluta decepción con la propuesta de la Comisión Europea sobre el mecanismo del tope del gas” que pretendía fijar el precio máximo en 275 euros el megavatio hora en caso de episodios excepcionales. La Alianza también agradecía “a la Vicepresidenta Ribera su oposición a esta iniciativa de la CE”, una oposición que también contó con el apoyo de países como Italia o Grecia.
Que estos precios de la energía vayan a tener efecto en el producto final es muy probable. Y eso significaría una reducción de la demanda en un momento en el que el precio es una de las características más delicadas para un comprador cada vez con menos recursos. Además, los consumidores pueden encontrar menos atractivos los precios de la recarga y, por tanto, tenga una influencia en la compra de los vehículos enchufables frente a los térmicos, lo que supondría un frenazo a la transición hacia la descarbonización.