A prueba: Ford Kuga híbrido enchufable, atractivo en las formas y deportivo en el fondo


A pesar de destacar por su dinámica, es un coche excelente para la familia por comodidad, espacio y su versátil maletero “deslizante”
Notable en numerosos aspectos, fue el coche híbrido enchufable más vendido en España en la primera mitad del año, según JATO
El Ford Kuga híbrido enchufable es un gran coche familiar. Su máxima virtud es que obtiene un difícil equilibrio entre deportividad, espacio, agrado de conducción, y su sistema híbrido enchufable. Recordemos que este sistema añade un peso extra que en este caso le hace alcanzar los 1.844 kilos. Un problema que contrapesa con un chasis y una suspensión que contienen muy bien los inevitables balanceos de la carrocería de los coches sobreelevados. Además, esgrime con orgullo su etiqueta Cero Emisiones de la DGT (como todos los híbridos enchufables) con todas las ventajas en las zonas de restricción de emisiones que ello conlleva.
Cómo es
MÁS
Hemos podido conducir la versión ST Line X, una de las más altas de la gama. Además, hay que aclarar que Ford atesora la nomenclatura ST Line para algunas de sus versiones más deportivas. Pero también hay que decir que Ford ha puesto mucha atención en esta nueva gama Kuga y en seguir su filosofía deportiva en este modelo concreto, tratando de dotarlo de las características dinámicas “ideales” para sus características.

- Este Kuga mide 4,61 metros de largo, 1,88 m de ancho y 1,69 m de alto. Respecto a la anterior “añada” (esta es la tercera generación) ha ganado 8 cm de largo, 4,4 cm de ancho y ha reducido su altura en 2 cm. En cuanto a su distancia entre ejes, suma otros 2 cm para alcanzar los 2, 71 metros. Son medidas pertinentes para proporcionar un buen espacio interior (hay truco; sigan leyendo) además de una estética muy equilibrada.
- Cuenta con dos motores como todos los enchufables. El térmico es un gasolina Duratec de cuatro cilindros en línea, con 2,4 litros de capacidad y sistema de arranque y parada. Junto al eléctrico suma una potencia combinada de 225 caballos. Esto le proporciona una velocidad máxima de 200 km/h y una aceleración de 9,2 segundos en el 0-100 km/h
- Ambos motores van montados delante, cerca del eje sobre el que ejercen la tracción (no hay versión 4x4, al menos por ahora). En cuanto a su transmisión, es de variador continuo o CVT y no aporta posibilidad de ejercer personalmente el cambio de marchas, ni mediante palanca ni con levas tras el volante. Quizá ese sea uno de los puntos menos a su favor de toda su configuración. Monta frenos de disco en ambos ejes, que son ventilados en las ruedas delanteras.
- Ford dice que su autonomía en modo eléctrico es de 56 kilómetros. En cuanto a la recarga, se hace en unas seis horas en un cargador casero y en unas tres y media si lo enchufamos en un enchufe de pared específico.

- Esta versión cuenta con prácticamente todo lo que es deseable en este tipo de coches. Por ejemplo, ayuda al aparcamiento automático, conectividad mediante Apple CarPlay y Android Auto, cámaras de visión 360 grados, cargador inalámbrico para el móvil, cristales tintados.... Además de tres pantallas de información de apoyo al conductor y para el control del infoentretenimiento, siendo la de la instrumentación de 12,3 pulgadas, otra similar volada en el centro del salpicadero para el infoentretenimiento y un sistema de proyección de datos en una pequeña pantallita de metacrilato, que resulta muy práctica y útil con los datos principales de navegación, señalización, velocidad etc.

Cómo va
En el caso del Kuga, su estética atractiva le dota de un plus nada más comenzar. Es un todocamino no muy alto, que tiende a una línea familiar pero con matices deportivos, lo que le hace muy interesante. Su frontal le viste con gran carácter y su trasera, con doble escape real y un prominente paragolpes, tampoco se queda atrás. Lateralmente busca una línea afilada con un morro prolongado hacia delante y una línea de techo muy atractiva con una suave caída. Todo esto se une a una altura al suelo de 16 cm que le inscriben como un coche sobre elevado, pero bastante poco campero, ya que la batería quedaría algo expuesta. El diseño interior está muy cuidado y resulta muy agradable, denotando calidad. Los asientos sujetan muy bien y son muy cómodos en trayectos prolongados.

Su dinámica es buena para este tipo de coches, destacando como uno de los mejores entre sus rivales. Tiene un gran chasis -ahora más rígido que en la generación anterior- y unas suspensiones que sujetan bien su peso en curva (aunque en esta versión ST Line X cuenta con un equipo de amortiguadores y muelles mejorados respecto a otras versiones). Como hemos visto potencia no le falta y si bien no tiene la arrancada de un eléctrico, su potencia se mantiene de forma muy sólida durante el recorrido hacia arriba del cuentarrevoluciones. En general no es un coche ruidoso, pero a veces el cambio por convertidor de par busca nuestra atención haciéndose algo más presente de lo deseado en el interior.
Nos gustó la dirección por ser precisa y rápida en cumplir nuestras órdenes, aunque no resulte muy informativa. La frenada es buena, pero hay que acostumbrarse a su tacto. Tiene un sistema que potencia la regeneración de la energía en la ruleta del cambio marcada con la letra “L”.
Cuenta con cinco modos de conducción seleccionables: Normal, Eco, Deportivo, Terreno Resbaladizo y Nieve y arena profundas. A esto le suma un modo 100% eléctrico, uno automático por defecto que va alternando o combinando los sistemas térmico y eléctrico y otros dos modos de control de la energía; uno que se encarga de reservar un nivel de batería predeterminado y otro que recarga la batería. Este último es ineficiente como hemos explicado varias veces y no merece la pena ser usado más que en ocasiones en el que preveamos la necesidad de conducir en eléctrico y no nos quede otro remedio.
En cuanto a consumos estuvimos haciendo circuitos con entre 6,8 y 8,4 l/100 km dependiendo del tipo de trazado. Eso sí, comprobamos que con la batería llena, se acerca a la autonomía oficial eléctrica de 56 km, pues hicimos 48 km, un buen resultado.
Y en cuanto al truco al que aludimos más arriba, se refiere a su banqueta trasera. En esta sus asientos no son solo reclinables, sino que además se deslizan hacia delante hasta 15 centímetros de forma que su maletero de 411 litros puede ganar mucho espacio para carga, si queremos privilegiarlo. Esto le da una versatilidad que puede hacernos la vida familiar más sencilla. Si queremos abatir los asientos totalmente, ganaremos un espacio para carga de hasta 1.482 litros, que está muy bien. El portón trasero tiene accionamiento eléctrico.

¿Interesa?
El Ford Kuga ST Line X tiene un PVP desde 44.169 euros aunque es posible encontrar un modelo más sencillo desde los 27.681 € en su versión de acceso Trend. También se puede reducir ese precio con el Plan Moves III, así como financiando. Y como además es posible encontrar versiones con muy diversos trenes de potencia (gasolina, diésel, híbridos ligeros...) es seguro que quien quiera un Kuga podrá encontrar sin problema aquello que mejor se adapte a sus necesidades.
Dicho esto, el Kuga enchufable convence por su espacio en el habitáculo, por su maletero camaleónico, por su estética llamativa, por su confort, por su autonomía eléctrica y, muy importante, por su dinámica, con toques de deportividad a pesar de ser un todocamino.
Es uno de esos coches que sin ser sobresalientes en nada son capaces de ser más que notables en todo y de ahí su éxito comercial, ya que durante la primera mitad del año se coronó como el híbrido enchufable más vendido en España, según datos de JATO Dynamics. Y dicho este último dato, parece que considerarlo como opción de compra será de sentido común si estamos buscando un enchufable como nuestro próximo vehículo.