Comprar coche térmico: el diésel sale económico si hacemos a partir de unos 25.000 kilómetros al año


El menor precio del gasóleo hace que amorticemos el PVP algo más elevado de estos modelos si realizamos largos desplazamientos
Si nuestra motivación es ecológica, recordar que cuanto más nuevo es un coche menos emisiones produce
En esta segunda entrega de los 'Consejos para elegir coche sin equivocarse' que iniciamos hace unos días vamos a centrarnos en los coches térmicos a gasolina o diésel. Como explicamos en ese primer texto, trazaremos sólo líneas generales, pues es imposible especificar cada caso particular y nos vamos a limitar al tipo de motorización.
Para empezar a situarnos, hay que especificar que hoy por hoy este tipo de tecnología es la que ofrece los precios de venta al público más reducidos. Por un lado, es la tecnología que las marcas de coches tienen más amortizada, por las mayores economías de escala y por no necesitar “apoyo” de ninguna otra, lo que hace que disminuyan su complejidad y costes a la hora de fabricación.
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En este tipo de coches la elección se circunscribe a unas pocas preguntas básicas: el número de kilómetros que hacemos al año, por dónde los realizamos y en cuántos años pensamos cambiar de coche.
Diésel
Como norma general, si hacemos 25.000 kilómetros anuales o más y si lo hacemos con un alto nivel de ocupación en cuanto a pasajeros, carga o ambos dos, nuestro coche sería un diésel, porque en estos términos su eficiencia a nivel de consumos por ahora no está todavía superada. A cambio, hay que saber que:
- Su precio suele ser entre 1.500 € y 2.000 € más elevado que el de los gasolina.
- El mantenimiento y el paso por la ITV también son algo más costosos.
- Las posibilidades de tener que realizar reparaciones se elevan por una mera cuestión de probabilidades, ya que su mecánica es más compleja y tienen un mayor número de componentes que los gasolina.
- En los seguros no encontraremos demasiadas diferencias entre ambas tecnologías.
- Por otro lado, ahora mismo el valor de reventa de los diésel es algo mayor que el de los gasolina.
Gasolina
Si nuestros recorridos suponen menos de 20.000 km anuales, un gasolina es mejor opción.
- No por el precio del combustible, que aún es mayor que el del gasóleo. Aunque el Gobierno parece que pretende ir equiparando el coste de ambos combustibles, de momento no hay nada claro y no parece que los impuestos al diésel vayan a subir al menos en un corto plazo.
- La razón está en que el precio de los vehículos a gasolina es menor por su menor complejidad mecánica y de fabricación.
- Se eliminan elementos de desgaste y consumibles, como por ejemplo las recargas de AdBlue que ya necesitan muchos diésel para reducir las emisiones de NOx.
Tiempo de posesión
Para aclararnos, volvemos a esta regla general: si hacemos pocos kilómetros y por ciudad es mejor comprar motores de pequeña cilindrada a gasolina cuya tecnología resiste mejor este tipo de trato y cuyo coste total de utilización es más reducido.
En cambio, si hacemos muchos kilómetros con peso y principalmente por carretera, el diésel nos saldrá a la larga más económico debido a los ahorros en combustible de los que hablábamos en la primera entrada y a que su tecnología optimiza el consumo en estas circunstancias.
Pero también los años de amortización cuentan. Es decir, cuantos más años pensemos conservar el coche, más interesa la compra de diésel ya que tendremos más oportunidad de amortizar la compra. Por eso sí que es interesante a la hora de la compra plantearse qué tipo de movilidad esperamos tener en un futuro. Por ejemplo, si vamos a pasar más tiempo en una segunda residencia por teletrabajo y eso nos va a obligar a hacer más desplazamientos largos semanales para acudir a la oficina.
Etiqueta C y sus opciones
Un condicionante básico del que ya hablamos en la primera entrada es la etiqueta medioambiental de la DGT. Con este tipo de coches esa etiqueta sería la C, que no nos permitiría la entrada a zonas con restricciones al tráfico con salvedades. También apuntábamos en nuestra primera entrada que esto puede terminar produciendo un descenso en el valor residual o de reventa del vehículo, aunque será a muy largo plazo.
Si queremos sortear esta cuestión, las opciones que nos quedan son virar nuestra compra hacia los coches con hibridación ligera (nunca pueden funcionar sólo en modo eléctrico) o un híbrido tradicional (permite funcionar al coche en modo eléctrico unos dos kilómetros) o bien un híbrido a gas, es decir, con dos depósitos y dos canalizaciones diferentes para dos combustibles el gas y el combustible líquido. En todas estas opciones el precio es inicialmente más caro y los detalles de los costes totales de uso los desgranaremos en diferentes textos.
Contaminación
Vamos a hacer una excepción para hablar de un condicionante externo. Si uno de esos condicionantes a la compra fuera el ecológico, hay que explicar que la demonización que se ha efectuado sobre el diésel es completamente errónea y que la última generación de vehículos a gasóleo es esencial para conseguir el objetivo europeo de emisiones.
En esto coinciden todos los estamentos oficiales implicados. Y es así porque emiten hasta un 20 % menos de CO2 que los gasolina (debido al menor consumo) y además apenas les superan en NOx. Por otro lado, es imposible hacer la transición hacia otras tecnologías de una forma instantánea, con lo que una transición paulatina se convierte en la mejor opción.
Un vehículo diésel cumplidor de la normativa Euro 6 solo emite 0,08 gramos de NOx por kilómetro, tan sólo 0,02 gramos más que los de gasolina. En realidad es el parque envejecido el causante de las mayores emisiones pues un coche de gasóleo nuevo emite un 90 % menos que uno de 12 años. La edad media actual del parque español de vehículos es de 12,4 años y para 2022, según estudios prepandemia, se esperaba que alcanzase los 13 años en 2022. Este es el auténtico desastre medioambiental del automóvil, una herramienta absolutamente necesaria para la vida diaria actual de una gran parte de la población.
Tenemos que saber que las emisiones de CO2 han aumentado del orden de dos gramos más al año debido al mayor número de coches a gasolina circulando en nuestro parque, cifra contrastada por todas las organizaciones del sector y ministerios relacionados. Esto es porque los coches diésel consumen menos combustible, es decir, queman menos carburante produciendo por tanto menor contaminación.
Así que si una de nuestras motivaciones a la hora de la compra fuera contaminar lo menos posible, primero tenemos que pensar por obligación en un coche nuevo o lo más nuevo posible. En segundo lugar, de nuevo recomendamos orientar nuestra compra hacia una de las opciones arriba expuestas. En posteriores entradas explicaremos las ventajas e inconvenientes de todas esas alternativas.