Conducir por asfalto en mal estado eleva en un 6% las emisiones de CO2

Repavimentar las vías deterioradas en España ahorraría la misma contaminación que emite Madrid a lo largo de ocho meses
Se estima en 600 millones de litros el combustible consumido innecesariamente y en 1,6 millones las toneladas de CO2 expulsadas
Es evidente que circular por una vía en malas condiciones pone en entredicho la seguridad de la conducción y puede provocar daños en el coche. Pero además tiene incidencia en otros aspectos que pasan más desapercibidos:
- Desgasta los neumáticos (entre un 2% y un 3% dependiendo del tipo de neumático).
- Provoca un incremento de emisiones de los vehículos que circulan en una media aproximada del 6%, contando tanto los vehículos más ligeros como los de transporte pesado.
Son datos de un estudio de la Asociación Española de la Carretera, que ha llevado a cabo pruebas reales y medido las diferencias de emisiones de esos dos tipos de vehículos circulando en un tramo de 46 kilómetros de una carretera en mal estado. Luego los han comparado tras ser repavimentado ese tramo de carretera.
- Las conclusiones son que si el deterioro es importante -grietas, baches, deformaciones, desintegración de asfaltos...- los vehículos ligeros emitían hasta un 9% más de CO2, incremento que en los pesados era del 6%.
- Si el deterioro era leve, el incremento en la cantidad de dióxido de carbono emitido era "solo" del 5% y 4% respectivamente.
- La media aproximada es de un 6% en el alza de emisiones.
600 millones de litros de carburante
El estudio de la AEC “Análisis de la relación entre el estado de conservación del pavimento, el consumo de combustible y las emisiones de los vehículos”, presentado en el marco de la cumbre del Clima de Madrid, también estima en unos 600 millones los litros de carburante consumidos de más debido a ese asfalto en malas condiciones.
Esta asociación valora ese 6% en 1,6 millones toneladas de CO2, una cantidad anual que se podría evitar repavimentando tan sólo la mitad de la red de carreteras de nuestro país que se encuentran en malas condiciones. Esa cantidad de dióxido de carbono es la misma que emite todo el tráfico de Madrid a lo largo de ocho meses y equivale a lo que absorberían 120 estadios llenos de pinos durante diez años.
Nuestras carreteras en datos:
- En España había 165.624 km de carreteras a 31 de diciembre de 2018, según el Ministerio de Fomento.
- El Estado administra 26.403 km que es la Red de Carreteras del Estado (RCE).
- Esta RCE recoge el 52,5% del tráfico de nuestro país y el 65,3% del tráfico pesado.
- Las Comunidades Autónomas gestionan 71.313 km, un 42,2% del tráfico.
- Los otros 67.908 km son administrados por las Diputaciones, el 5,3% restante.
Los objetivos climáticos del Gobierno, en entredicho
En 2018, la AEC realizó una auditoría sobre el estado de conservación de nuestras vías, y llegó a la conclusión de que unos 53.300 kilómetros de carreteras en nuestro país (algo más de la mitad del total) presentaban deterioros estructurales y superficiales importantes.
También valoró en 330 millones de euros lo que costaría realizar su correcto reasfaltado, tarea que se llevaría a cabo en 10 años. Evidentemente, cuanto más se demore la tarea, mayor coste, tiempo y emisiones se habrán producido. Además, este no es sólo un problema de medio ambiente, sino que los objetivos climáticos a los que se ha comprometido el Gobierno, que suponen reducir las emisiones del transporte en un 32% hasta 2030, podrían quedar en entredicho y verse negativamente afectados.
Responsabilidad de los conductores
Pero también es responsabilidad de los usuarios, propietarios y conductores mantener otra de las componentes de la ecuación: la presión de los neumáticos. Según test realizados por la marca de neumáticos Bridgestone, aproximadamente el 70% de los vehículos que circulan en Europa lo hacen con un nivel de presión insuficiente en sus neumáticos. Según este fabricante, eso supone un gasto superior de combustible debido al incremento de rozamiento innecesario de la goma con el asfalto que provoca la expulsión a la atmósfera de unos 4,8 millones de toneladas de emisiones de CO2 extra.
Además, al impacto climático hay que añadir el impacto en nuestros bolsillos, pues una presión de inflado inferior en 0,3 bares a lo recomendado por el fabricante supone un incremento en el consumo de combustible del orden del 3%. Finalmente, la baja presión supone un mayor desgaste del neumático y la necesidad de sustituirlo de manera temprana, con el consiguiente gasto añadido.