Consumir menos gasolina o diésel es posible sin reducir la velocidad del coche

La solución es aumentar la mezcla de biocombustibles
Francia permite que la gasolina se mezcle con hasta un 85% de bioetanol
Un MOVES sin discriminación tecnológica achatarrando coches de más de 10 años tendría efecto inmediato en la reducción de consumos (y de emisiones)
Esta semana comenzaba fuerte con unas supuestas “recomendaciones” del Gobierno a los consumidores en general y a los conductores en particular para que se consuma menos combustible. En concreto en lo referente a la movilidad, han surgido noticias sobre que el Gobierno está valorando la bajada del límite de la velocidad máxima en autopistas desde 120 km/h a 100 km/h y fijar la de las ciudades en 30 km/h.
En Televisión Española, Teresa Ribera, ministra para la Transición Ecológica, se refirió a las recomendaciones de la Agencia Internacional de la Energía sobre reducción de velocidad y también recordaba que en los 70 se dieron medidas “mucho más amplias de reducción del vehículo privado” para el ahorro energético.
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Todo esto ha hecho dispararse las alarmas a todos los conductores que ven como, una vez más, se van a ver perjudicados usando en esta ocasión como excusa, el embargo del petróleo a Rusia. Es indiscutible que la guerra está generando una menor oferta de crudo en el mercado y es parte de los motivos del alza dolorosa de los precios. Pero también es indiscutible que quien haga un viaje prolongado por autopista tardará más, sufrirá más los efectos del cansancio y también la inseguridad del mayor tiempo de exposición al peligro.

Además, el comentario de la ministra suena a una reducción definitiva, no como la que se dió en 1975 cuando la bajada de velocidad duró nada más que cuatro meses. Por eso vamos a analizar qué opciones existen para reducir el consumo de combustibles derivados del petróleo.
Un Moves no discriminatorio
La primera idea y la más sencilla sería ampliar los términos del Moves para que acogiera también a las últimas tecnologías de motores de combustión. Es una opción que aporta Nacho Rabadán, director general de CEES, la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio. “¿Por qué no un Plan de ayuda a la compra de vehículos que ayudase a rejuvenecer el parque de vehículos uno de los más envejecidos de Europa y que según ANFAC tiene una media de edad de 13,5 años? El año pasado el coche más vendido fue un diésel de más de 10 años y se están revendiendo en nuestro país coches de 20 años porque la gente no puede comprar eléctricos”.
Estos coches no son sólo los menos frugales en su consumo de combustible, sino también los que más emiten a la atmósfera. “Si se hiciera un Renove para todos conseguiríamos reducir y mucho los consumos y las emisiones. No sé si el Gobierno ha caído en la cuenta de que muchas veces lo mejor es enemigo de lo bueno. Primero tomemos las medidas oportunas para rejuvenecer el parque tal y como han hecho el País Vasco y Galicia lo han hecho en sus planes Renove regionales”.
Impulsar los biocombustibles
¿Queremos no consumir petróleo? Sustituyámoslo por otro combustible. ¿Es eso posible? No sólo es posible, sino que ya se hace y además por ley. En España los productores de combustible están obligados por ley a incluir en la gasolina un 5% de bioetanol. Esta gasolina que consumimos en la actualidad se llama E5 por ese 5% proporcional de bioetanol. Se trata de un combustible que no perjudica a los motores y cuya proporción es posible incrementar sin problema alguno. Entonces ¿por qué no incrementar su proporción en los actuales carburantes? Incrementar esa proporción del 5% al 10% supondría eliminar un 5% del consumo actual de gasolina, ya que la proporción -aunque el bioetanol tiene algo menos de energía- viene a ser de manera aproximada de un litro por un litro.

“Ya hay otros países que lo han hecho” nos cuenta José Ramón Freire, director general de la Plataforma para la Promoción de los Ecocombustibles. “Por ejemplo, en Francia ya es legal la venta de gasolina E85, es decir, aquella en la que la proporción de bioetanol es del 85%. Un tercio de sus gasolineras ya la venden en unas 3.000 estaciones de servicio en todo el país, una capilaridad suficiente como para que cualquier vehículo pueda circular con una gasolina de muy bajas emisiones. El bioetanol procede de biomasa, del procesamiento de la remolacha azucarera o el maíz, separando la energía presente en el aceite, de las fibras y proteínas que se utilizan para pienso, cumpliendo con los estrictos criterios de sostenibilidad de la regulación europea”.
También en Estados Unidos se ha incrementado la proporción que ha ascendido hasta el 15% o E15, algo curioso en un país productor de petróleo, pero que quiere aprovechar las posibilidades industriales y agrarias que tiene. “Esas posibilidades han hecho que crezca el interés en montar plantas de biorrefino. Este proceso de reindustrialización del campo es la forma de poner al alcance del consumidor un combustible alternativo y renovable y a la vez reducir la dependencia energética de terceros países”.
Dos son los problemas que han frenado desde siempre su desarrollo. El primero es que la fiscalidad del bioetanol es entre un 30% y un 40% más alta. “Es paradójico. Un combustible que no es fósil, que es renovable, que se produce en España y que aporta empleo rural tiene una fiscalidad más alta. Esto hace que la petrolera también sea reticente a incorporarlo en la mezcla, ya que encarecería todavía más el precio por litro”.

Y en segundo lugar que la gente siempre lo ha identifica con el aceite de palma o algo que deforesta, cosa que como vemos no es falsa, pues es un cultivo más del que se obtienen diferentes ventajas. “El biorrefino, que es gasolina renovable, siempre ha tenido la oposición de las petroleras por ser una competencia directa. Se ha creado un falso mensaje común entre los ecologistas y las petroleras “esto destruye alimentos” que ha hecho que en Europa se haya hundido la producción de bioetanol procedente de biomasas leñosas o de los cereales. Ahora carecemos de biorrefinerías. Y tenemos un problema en España, porque Indonesia ha dicho que no nos exporta más aceite de palma que es con lo que se estaba cumpliendo la obligación legal de proporcionarlo en la mezcla”.
Para darnos esperanza en cuanto al desarrollo de este interesante combustible, señalar que ya hay proyectos en desarrollo en nuestra geografía como los de Repsol en A Coruña, Bilbao (5 proyectos), Cartagena (2 proyectos), Tarragona (2 proyectos, Puertollano y Sines; Petronor (Repsol) en Vizcaya, BP en Castellón y Gunvor en Huelva y Álava.