Conversión de coches térmicos a eléctricos, una solución asequible para descarbonizar la movilidad


Reacondicionar un térmico a eléctrico puede costar entre 15.000 y 20.000 euros y tardar entre cuatro y seis meses
Tiene numerosas ventajas medioambientales en reciclaje y reutilización, y en la generación de negocios de economía circular
¿“Desperdiciar” millones de vehículos térmicos usados tiene sentido económico? ¿Cuáles son las pérdidas energéticas de desguazar, reciclar y reconvertir los parques de vehículos en nuevos modelos eléctricos? Son preguntas difíciles a las que la reconversión de estos vehículos en modelos 100% a baterías quiere dar respuesta.
Una solución con una serie de ventajas que no serían solo económicas, sino también medioambientales, ya que pone en práctica las tres “R” del cuidado del medio ambiente: reutilizar, reciclar y reducir. En las tres inciden estos reacondicionamientos, ya que aunque en las dos primeras se aplican de una manera más importante, también supone un gran paso en la lucha contra la obsolescencia programada. A estas reconversiones ahora se les llama “retrofit” también en España, porque ya saben ustedes que nos encanta perder nuestro idioma e identidad en pro de los términos anglos. Pero vamos a descubrir sus ventajas.
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¿Todo son ventajas?
Evitar emisiones: una muy destacada es la de evitar todas las emisiones del proceso de producción de un coche nuevo. En el caso de los eléctricos, según Zemo Partership un coche 100% eléctrico genera 18 toneladas de CO2 a lo largo de toda su vida útil, de las cuales el 46% son emitidas en su fabricación (unas 8,28 toneladas). Volvo eleva esa cantidad hasta las 27 toneladas en su XC40 Recharge, tal y como ya contamos en NIUS.
Recuperar baterías: utilizar sistemas y piezas de coches eléctricos en este tipo de conversión, en concreto de las baterías que es el componente más caro, puede ser una magnífica solución para reducir el coste medioambiental del reciclaje (y por tanto la utilización de energía en la recuperación o valorización de sus materiales).

Nueva vida a nuestro coche: darle un nuevo uso a un coche térmico que se vería abocado a la destrucción tiene sentido siempre que se convierta en un eléctrico. Así, aporta una solución ideal para moverse en la ciudad de una manera limpia y adaptada a las normativas medioambientales cada día más estrictas.
Eléctrico barato: es una opción digamos “asequible” de tener un coche eléctrico. Estos están de media unos 12.000 € por encima de un coche de combustión similar en tamaño y prestaciones, lo que los coloca en el rango de unos 45.000 € de media. El precio de la reconversión de un térmico que ya tenemos amortizado puede costar entre 15.000 € y 20.000 €, según los expertos. Por ese precio, ahora mismo tan solo está el Dacia Spring, con un precio de partida de 19.115 € en su versión más básica. Este es un coche práctico, pero que muy posiblemente no tenga nada que ver con la amplitud -por ejemplo de furgonetas para trabajo- y la comodidad de un térmico de hace unos años.
Negocio para talleres: Indiscutiblemente estas transformaciones dan paso a un nuevo modelo de negocio aún casi por descubrir en nuestro país. Puede suponer la salvación para una serie de talleres tradicionales, que pueden encontrar aquí una nueva actividad acorde con los tiempos en la que hacer revivir su pequeña empresa.

Clásicos vivos: los amantes de los coches clásicos pueden encontrar en esta actividad un modo de combinar esa pasión con sus aspiraciones ecológicas. Para algunos escuchar el rugido de un V8 no tendrá comparación, pero para otros puede ser el medio de darle un nuevo sentido a un coche que acumula polvo en el garaje.
Cualquier vehículo
Aunque se trata de un proceso algo laborioso y no muy barato, es posible realizar la conversión y su correspondiente homologación para que sea legal circular con él. Lo importante es que sea un taller autorizado porque estas homologaciones son validadas caso por caso.
Un detalle importante a tener en cuenta es que no se pueden instalar motores con mayor potencia que la que tenía el coche originalmente. Esto se debe a que más potencia tendría efectos en el chasis, suspensiones y otros elementos del mismo que no se sustituyen y que podrían tener influencia en la seguridad. También el peso es un elemento a tener en cuenta. No conviene que se supere en mucho el homologado inicialmente por el fabricante por la misma razón anterior, pero también porque obligaría a cambiar otros sistemas y componentes resultando en un incremento aún mayor del precio de la conversión.
Volviendo a la ley, es posible transformar cualquier vehículo térmico a cuatro ruedas (coche, comercial, furgoneta, camión, autobús) siempre que tenga más de cinco años. Para las motos y los vehículos de tres ruedas el límite son tres años desde su adquisición.
¿Cómo se hace?
El reacondicionamiento del vehículo va más allá de la sustitución del motor térmico por uno eléctrico. Es necesario eliminar todas las piezas que no son necesarias como por ejemplo el sistema de escape, los refrigerantes, el depósito de combustible... Al mismo tiempo hay que hacer una exhaustiva revisión de todos los componentes que sí van a seguir trabajando como los frenos, las suspensiones, la transmisión etc.
Y por supuesto hay que instalar todos los sistemas eléctricos, batería incluida, que sí son obligados. Entre ellos se encuentran el cableado, convertidor, cargador, soportes para todos etc. Por supuesto, la puesta a punto y las pruebas de circulación son la guinda del pastel, aunque el proceso culmina con la ya citada homologación. El proceso completo puede realizarse entre cuatro y seis meses aproximadamente.
Para todo esto es necesario contar con profesionales cualificados. Aunque cada día se van incrementando las empresas que realizan estas conversiones, algunas en España son eCoche, Elektrun Cars, Avia en camiones y Powertrack en maquinaria industrial. QEV Technologies Bus vende kits completos y lo hace con mucho éxito en Manila (Filipinas), donde han transformado muchos de sus microbuses denominados Jeepneys a eléctricos y también en Malasia y Perú, gracias a su Astrokit, como lo denominan. El kit incluye motor, inversor de potencia, cambio, refrigeración, cargador, paquete de baterías y todos los componentes electrónicos.

También las marcas
Pero esta opción no es solo válida para talleres pequeños o medianos. Las mismas marcas ya están realizando estas conversiones. El último anuncio lo ha realizado Mini, que propone la conversión de los Mini clásicos a eléctricos, pero de una manera reversible. Es decir, las piezas retiradas no se desechan, sino que se guardan para poder volver a montarlas si su dueño lo desea o por si los precios del clásico se vuelven tan interesantes que su dueño quiere venderlo. Todo esto lo hace desde su programa Mini Recharged, que se ocupa de reconvertir cualquier Mini entre 1959 y 2000. A ellos les incorpora un motor de 122 CV de potencia y que adquiere una autonomía eléctrica de unos 160 km según el fabricante.

Pero no es solo Mini la que quiere profundizar en esta idea. La misma Renault sorprendió en el mundo del motor al presentar en su estrategia “Renaulution” hace ya más de un año, los conceptos de Re-Factory y Re-Trofit. Bajo ellos los modelos gasolina o diésel de la marca se reconvertirán en eléctricos y los industriales a biogás y también harán conversiones de los Dacia usados en flotas. En total, Renault bajo su nueva marca Mobilize, pretende reacondicionar hasta 100.000 vehículos al año para 2030. Esto lo hará en su fábrica de Flins en Francia, pero también en España, en concreto en su factoría de Sevilla. De ahí pretende que salgan hasta 10.000 vehículos transformados y 1.000 baterías eléctricas al año para 2025, en su primer proyecto de economía circular en nuestro país.

Algo similar va a realizar el grupo Stellantis, según anunció en la presentación de su nuevo plan estratégico “Dare Forward 2030”. La cuarta firma de la automoción mundial desveló planes para llevar adelante un proyecto de economía circular bajo las actividades de reacondicionamiento de vehículos y la remanufacturación de piezas. Con ello pretende ahondar en sus actividades de reciclaje y multiplicar hasta por diez su facturación en este apartado, obteniendo con ellos hasta dos mil millones en ingresos.