Malos hábitos de conducción que dañan tu coche

Uno de los factores que tenemos en cuenta cuando compramos un vehículo es su fiabilidad y el coste de las averías que pueda tener
Algunas de las más frecuentes son circular con el coche en reserva o conducir con los neumáticos a presión baja
Contrariamente a lo que se cree, no es bueno dejar el coche en punto muerto cuando estamos descendiendo por una pendiente
Cuando compramos un coche, uno de los elementos clave que determinan la elección es la fiabilidad del vehículo y el coste de las posibles averías que pueda tener en un futuro. El paso del tiempo no es el único factor que contribuye a que el coche tenga averías. Otra característica a tener en cuenta es el comportamiento humano y sus hábitos de conducción. Con malas conductas al volante, es el propio piloto quien puede causar algunas averías, que pueden ser muy costosas y perjudiciales para la economía de cada persona.
A continuación, repasamos algunos de esos hábitos que no pueden producirse si queremos evitar, por lo menos, aquellas averías que dependen del factor humano:
Dejar apoyado el pie en el embrague
La avería del pedal del embrague es de las más graves y una de las más temidas por los conductores. Hay que evitar apoyar el pie en el pedal del embrague, por lo que hay que ponerlo en el reposapiés, a la izquierda del embrague.
También es importante que, cada vez que se cambia de marcha, se pise el embrague hasta el fondo hasta asegurarnos que entra bien la marcha.
Cuando toque pararse porque un semáforo está en rojo, es mejor desengranar marchas y quitar el pie del pedal del embrague para dejar el coche en punto muerto. Es algo que no es muy habitual en los conductores, pero es una opción más eficaz.
En las pendientes, hay que controlar el punto de embrague ya que, en caso contrario, lo estaremos destrozando poco a poco.
Apurar el depósito de combustible
Algunos conductores no repostan hasta que el depósito está en reserva. Apurar es una mala idea que puede afectar a la bomba de inyección: si queda muy poco combustible, en lugar de carburante, puede llegar a absorber aire y sedimentos.
El mejor momento para repostar es cuando queda, más o menos, un cuarto de depósito.
Conducir con el motor a baja revolución
Si el coche no llega a las revoluciones adecuadas, se acumula carbonilla, que puede dar pie a varias averías. Además, se puede calar en cualquier momento circulando a una revolución baja. Es recomendable que, de vez en cuando, el coche circule a una revolución alta, como puede ocurrir en las autopistas o autovías.
Sin embargo, tampoco es bueno revolucionar mucho el coche cuando hace poco que está en marcha y todavía no se ha calentado lo suficiente el motor.
Mover el volante hasta el tope frecuentemente
Cuando un conductor estaciona, hace muchas maniobras, entre las cuales, girar el volante hasta un tope y otro. Es importante no hacerlo demasiado, porque afecta a la bomba de dirección y puede alterar el funcionamiento del volante (puede que le cueste más girar y vaya más duro, por ejemplo).
No hacer un buen mantenimiento del aceite y de los filtros
Hay que cuidar mucho este aspecto. Los plazos para cambiar el aceite y los filtros deben respetarse, porque alargar la vida de ambos puede dañar el vehículo y, consecuentemente, puede generar averías.
Tener la mano en la palanca de cambios
Además del peligro que constituye el hecho de no tener las dos manos al volante, es perjudicial que la mano derecha esté en la palanca de cambios, porque a la larga puede afectar al cambio de marchas haciendo que cueste que entren.
Otro mito en relación a las marchas es que es bueno poner en punto muerto el vehículo en las bajadas. A pesar de lo que se dice, llevar el coche en punto muerto también consume un poco de combustible, mientras que descender con una marcha engranada sin pisar el acelerador no consume. Las propias ruedas harán que el coche vaya bajando.
Poner mucho peso en el maletero
Cargar demasiado la parte trasera del vehículo tiene impacto en la suspensión, los neumáticos e incluso el frenado. Es importante no sobrepasar la masa máxima autorizada, así como tampoco llevar cargas que dificulten la visibilidad trasera.
Conducir con los neumáticos con la presión baja o abusar de los frenos
Debemos vigilar mucho el estado de los neumáticos. Su desgaste y su presión baja pueden ser un peligro muy importante por el riesgo de reventón y de poco agarre. Los neumáticos tienen que tener la presión indicada por el fabricante.
Por otro lado, cuando estemos bajando por una pendiente, es vital no estar pisando todo el rato el freno. La mejor alternativa es el freno motor, es decir, reducir una marcha que haga que la velocidad baje. Un buen mantenimiento y uso de los frenos (es clave la anticipación) hará que su vida sea más prolongada.
En este mismo sentido, hay que evitar los frenazos que algunos conductores hacen a pocos metros de pasar un badén o resalto. Tampoco es bueno pasarlos a demasiada velocidad, porque repercute negativamente en la suspensión del coche.