A prueba: Volkswagen T-Roc, más modernito que un Golf y más “cuco” que un Tiguan


Su estética juvenil y muy agraciada es una de sus grandes ventajas, al igual que su carrocería sobreelevada y su mayor maletero
Su mayor altura al suelo permite salidas del asfalto y hay versiones con tracción total, lo que viene bien si somos muy de nieve, por ejemplo
¿Qué pasa si quieres un Volkswagen y el Golf te parece algo serio y el Tiguan algo grande y demasiado todoterreno? Pues que el T-Roc va a ser seguro una de tus principales opciones de compra. Decir que es un Golf sobreelevado sería simplificar en exceso este coche, entre otras cosas porque esa mayor altura al suelo le aporta ventajas de las que el Golf carece, aunque puede dar una primera idea de por dónde van los tiros.
Cómo es
MÁS
Lo primero que hay que decir es que su estética sí es mucho más acorde a la moda actual que el Golf, que puede resultar serio en exceso. Y aunque el Golf resulta más elegante, seguro que el T-Roc a pesar de su imagen desenfadada y más “sport” convence tanto a mayores como a jóvenes. Podría encuadrarse como todocamino compacto, aunque al ser un coche más enfocado al asfalto habrá que hacer uso del horrendo “palabro” en inglés “marketiniano”: crossover. Esto del 'crossover' no es más que el escalón intermedio que existe entre los coches de asfalto puros y duros, es decir, los turismos de toda la vida, y los todocamino, que a su vez quedarían por debajo de los todoterreno en actitudes camperas.
- Desde luego su imagen juvenil, musculosa e incluso dura si se le observa desde el lateral, es uno de sus “pros” frente al Golf. Es más divertido, agraciado y atractivo, entre otras cosas por ser ligeramente más corto -tres centímetros- quedándose en los 4,23 metros de largo, por 1,82 de ancho (con lo que el espacio de hombros en sus filas es muy bueno) y con 1,57 metros de alto. Esas medidas equilibran mucho su aspecto, aunque también restringen más que en otros compactos la posibilidad de uso de sus cinco plazas atrás. La plaza trasera central es casi presencial, con un respaldo duro en exceso y un túnel central que hace difícil e incómodo ir sentado en ella.
- Delante la sensación de espacio es muy buena, igual que atrás, aunque son sólo dos plazas las útiles. El asiento trasero se abate en dos zonas (60/40) y el reposabrazos central también puede permitir el transporte de objetos largos conectando el maletero con el habitáculo. El maletero se puede dividir en dos alturas, tiene ganchos y aunque no está mal tampoco es el más espacioso.

- Por otro lado, dos mediciones de espacio juegan muy a su favor. El primero, es su altura al suelo, mayor que la del Golf, alcanzando los 16 centímetros de altura libre. Unos pocos centímetros de más que le permiten salir de la carretera con más confianza para disfrutar sin miedo de pistas poco dificultosas y afrontar algún bache sin los peligros de dañar los bajos de su hermano compacto. Y aunque sus ángulos todoterreno no sean en exceso útiles, si es posible disponer de versiones 4x4 para que las excursiones a la nieve sean menos problemáticas.
- El otro dato beneficioso es el maletero, pues en el Golf contamos con 380 litros de capacidad, en el T-Roc este se amplía hasta los 445 litros, es decir, 65 litros más que también nos permitirán acarrear pertenencias con mayor comodidad.
- En cuanto a su motorización, hemos probado la de entrada a la gama, es decir, la de gasolina de 110 CV, con cambio de marchas manual de seis velocidades y tracción sólo delantera. 185 km/h y una aceleración de 10,5 segundos a los 100 km son sus prestaciones. Su consumo combinado oficial en ciclo WLTP es de 6,1 litros a los cien kilómetros. Cuenta con la etiqueta C de la DGT, debido a sus 138 g/km.
- Algunos materiales de su interior están por debajo de los del Golf. Son duros y aunque están bien terminados, la sensación de calidad queda disminuida.

- Está muy bien equipado, contando, por ejemplo, con un completo programa electrónico de estabilización. Asistente de arranque en pendiente, de frenada de emergencia y de mantenimiento de carril. Tiene control de crucero adaptativo que incluye limitador de velocidad. Cuenta con retrovisores exteriores ajustables y abatibles eléctricamente que son térmicos. Llega con sensor de lluvia para los “limpia”, sensores acústicos de aparcamiento delanteros y traseros y cámara trasera. Cuenta con detector de fatiga y servicio de llamada de emergencia. Y en cuanto a conectividad es posible la conexión a Apple CarPlay y Android Auto. Eso entre otras muchas características.
Cómo va
Su conducción es la típica de Volkswagen, en la que la ausencia de complicaciones y el aporte de sencillez al conductor con el uso de los programas electrónicos es una máxima. Es decir, muy sencilla, cómoda y fácil para cualquiera, que proporciona un elevado agrado en la conducción.
En el puesto de conducción se agradece el estar sentado ligeramente más arriba que el Golf, por la mayor visibilidad, así como a la hora de entrar y salir de los asientos.
El cambio de marchas es el típico de la casa alemana. Las velocidades se gestionan muy bien, ni es el más rápido, ni el más exacto, pero trabaja con mucha eficacia. La frenada es buena y se controla muy sencillamente.

La aceleración me ha agradado mucho, pues casi parece más de diésel que de gasolina, por la “patada” inicial. Luego, su motor tricilíndrico nos muestra sus 110 CV de potencia sin agobios. Quizá se quede ligeramente corta y aunque es posible ir rápido con él, quizá la versión de 150 CV puede resultar más atractiva al conductor más exigente. La dirección es muy neutra, no transmite demasiada información de la carretera, pero es cómoda, aunque nos hubiera gustado que tuviera algo más de firmeza.
En cuanto a las suspensiones, tienen un tarado con algo más de recorrido que el del Golf, pensando en esa posibilidad de salir a pista, pero tampoco son blandas. Tienen la comodidad justa, aunque permiten unos ligeros balanceos y cabeceos de la carrocería, que se notan más que en el Golf. En resumen, atienden muy bien a esa dualidad carretera/pista para resultar agradables en ambos firmes.
¿Interesa?
Antes de nada, deberíamos advertir que éste no es un coche familiar y que si vamos a necesitar un coche más espacioso, el Tiguan, con 25 cm más de largo puede ofrecernos una habitabilidad mejor y más acorde a nuestras necesidades. Este es un coche juvenil, en el que pueden ir cuatro personas cómodamente, pero su amplitud no es una de sus principales fortalezas. Es más bien un coche para parejas o quizá familias de pocos miembros.

Hemos de decir que esta versión de 110 CV probada es una de las versiones de acceso y que en el acabado Advance Style (por encima de los Edition y Advance) cuesta 28.030 euros según Volkswagen, sin ningún equipamiento extra añadido. Un Golf similar está unos 2.000 € por debajo, quedándose en unos 26.000 €.
¿Estamos diciendo que es preferible comprarse un Golf? Pues no tiene por qué ser así. La estética del T-Roc, sus mejores aptitudes para salir del asfalto y las virtudes de su mayor altura al suelo pueden compensarnos a lo largo de toda una vida de uso por esa diferencia en precio. Yo creo que el disfrute de un coche es un valor intangible que hay que valorar aunque no sea mensurable en cifras y creo que éste es uno de esos casos.