Diésel, gasolina, eléctrico o híbrido: ¿qué coche te interesa comprar?

Los factores a tener en cuenta son la autonomía, los recorridos que cada persona necesita hacer, el coste del vehículo y del carburante o carga
Los coches diésel e híbridos están más preparados para los recorridos de larga distancia
Los coches eléctricos no emiten ninguna partícula contaminante, dado que no usan un motor de combustión
La movilidad está cambiando a pasos agigantados. Mientras que hace pocos años la elección de un coche se debatía entre diésel o gasolina, ese espectro se amplía ahora con la incorporación del vehículo eléctrico e híbrido (dentro de esta categoría, también se contemplan los movidos por Gas Licuado de Petróleo y Gas Natural Comprimido).
Como en toda decisión, se debe poner en la balanza las ventajas e inconvenientes de cada una de las opciones. A continuación, te contamos algunos detalles de cada uno de estos coches:
Coche diésel
Es uno de los tipos de vehículos más populares, cuya relevancia creció especialmente al inicio del siglo XXI. Uno de los factores a tener en consideración antes de realizar la inversión en la compra de un vehículo es su consumo y el precio del combustible. El consumo de combustible es bastante eficiente y el diésel es más económico que la gasolina.
Es un coche que encaja mucho más para los recorridos largos y circulación por vías rápidas, como las autovías y las autopistas.
Entre todas las opciones, sigue siendo uno de los vehículos más contaminantes, aunque cada vez se han ido introduciendo más sistemas anticontaminación. En este sentido, las futuras legislaciones pueden hacer que la compra de un diésel se haga en condiciones menos favorables. Por otro lado, las reparaciones de un coche diésel tienden a ser más caras que las de un vehículo de gasolina.
Coche gasolina
Por lo general, su compra es más económica que la de un diésel o híbrido. Sus motores son más deportivos, son más ligeros y los costes de mantenimiento son más económicos que en el resto de casos. Sus emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx) también son inferiores a las de un coche diésel.
Su uso está más orientado a aquellas personas que no necesitan hacer grandes trayectos y que, por lo general, se mueven en trazados urbanos y carreteras convencionales. Al ser más adecuado para recorridos cortos, la temperatura del motor se calienta más rápido.
Sin embargo, el coste del combustible es más caro que el de un diésel y se consume a mayor velocidad. Aunque sí que emite menos gases NOx, lo cierto es que emite más CO2 que un diésel.
Coche eléctrico
A diferencia de los dos anteriores, no usa ningún motor de combustión, sino que su impulso viene originado por uno o más motores eléctricos. La movilidad con un vehículo eléctrico es más sostenible y ecológica ya que no emite gases contaminantes. Actualmente, hay incentivos y beneficios fiscales para promover la renovación del parque de vehículos y, así, hacer una transición a la movilidad eléctrica. Además, algunas de las reparaciones son más económicas que las de los coches con un motor de combustión interna.
Ahora bien, su autonomía es más reducida y aún no está ampliamente desarrollada una red de carga pública para las baterías de estos coches. Como su autonomía es limitada, no es un vehículo para grandes trayectos. Por eso, hay personas que optan por instalar un cargador en casa para poder tener a punto la batería, pero implica una inversión más. Además, los tiempos de recarga son altos, por lo que puede poner obstáculos a nuestros horarios y previsiones.
Coche híbrido
Estos automóviles combinan la presencia de un motor de combustión interna (de gasolina o diésel, aunque es más frecuente la primera opción) con uno o más propulsores eléctricos. A su vez, hay que hacer una distinción entre los híbridos convencionales y los híbridos enchufables. Su principal diferencia radica en la autonomía de la batería eléctrica: mientras que en el primero de ellos la circulación en modo totalmente eléctrico no alcanza los 10 minutos, con el segundo se puede llegar a los 60 kilómetros.
En paralelo, para la recarga de la batería de este último sí que se podrá conectar a una toma, mientras que la recarga de la batería de los híbridos convencionales se hará sola mientras conducimos. Por otro lado, un coche híbrido es más económico que uno eléctrico.
Su mantenimiento es más complejo, aunque presenta alguna mejora con relación a la limitación de autonomía que sí tiene un coche eléctrico. Por lo general, se trata de un automóvil caro, que pesa más y con un maletero más pequeño para que quepa la batería.
Aspectos clave para decidir
Una vez hemos visto este balance, los factores que esencialmente se tienen en cuenta son las prestaciones que ofrece en cuanto a la autonomía para los desplazamientos, el coste de su mantenimiento y la inversión que supone su compra. Valorar todos los compromisos medioambientales es una decisión que se toma para disponer del vehículo a medio o largo plazo y los gastos en carburante o cargas que va a suponer cada uno de ellos.