Más de la mitad del presupuesto para la investigación no se gasta por culpa de la burocracia

"Hemos perdido una década", asegura el director financiero de Cotec
Desde 2010 la inversión en I+D se financia principalmente con créditos, un sistema que lastra al sector
“Educación, ciencia e innovación. Esa es la gran prioridad nacional". Mariano Rajoy, año 2008.
"No hay nada que podamos hacer respecto a los Objetivos de Desarrollo Sostenible si no apostamos de forma inequívoca y contundente por la ciencia y por la innovación". Pedro Sánchez, 2019.
El discurso de cara a la galería de los políticos suena bien pero a la hora de la verdad hay muchos deberes pendientes en investigación y desarrollo. Al bajar a la arena de los números las cifras desmienten los discursos.
Primero porque la inversión en España apenas representa el 1,20% del Producto Interior Bruto (PIB), muy alejado de la media europea se sitúa en el 2,07% del PIB. Pero ese no es el principal problema. Lo que verdaderamente estrangula la innovación en nuestro país tiene otro nombre: ejecución.
El dinero disponible en 2018 para I+D era de 7.003 millones de euros, sin embargo solo se utilizaron 3.278 millones de euros, el 47%. Es decir, se gastó menos de la mitad del presupuesto.

“Hemos perdido una década por la crisis. Ha habido muchos recortes. Pero además los investigadores se quejan también de la burocracia. Esa es la fotografía global”, afirma Aleix Pons, director financiero de Cotec. La I+D+i es una de las partidas que menor tasa de ejecución presupuestaria registra entre todas las políticas del sector público estatal.

Pero, ¿por qué no se gasta el dinero si está disponible? Hay dos grandes causas que lo explican: la burocracia y el propio diseño de las ayudas.
La burocracia: el gran cuello de botella
Cambios fiscales, papeleo y normas que se modifican cada año.“Cada vez que cambia el gobierno se le da la vuelta a todo. El nuevo que llega se quiere poner una medallita. En Europa esto no pasa”, se lamenta Óscar Fernández, consejero delegado de Arosa Investigación y Desarrollo, una empresa que lleva décadas ayudando a gestionar las ayudas públicas en I+D a otras compañías. Este constante cambio mata a un sector que trabaja en proyectos que duran habitualmente mucho más de 365 días o incluso más de una legislatura.
“La burocracia es la que hace que no se ejecuten los presupuestos”, afirma Fernández. “La innovación es dinámica y la administración debería adaptarse a ese día a día", defiende Soraya Gamonal, directora de relaciones institucionales de Ayming, otra firma líder de este sector de consultoría.
Uno de los cambios que más ha impactado se introdujo hace cuatro años. En el año 2015, la corrupción es el segundo problema más importante para los españoles, según el CIS. El PP se encuentra acorralado por casos de corrupción en su propio partido. Así que para combatir esta lacra y controlar mejor el gasto público, el Gobierno de Mariano Rajoy da luz verde a la intervención previa de todos los organismo públicos, incluida la investigación. En cada centro público hay un interventor que controla el dinero, hasta el último céntimo.
A partir de ese momento todo se ralentiza. El papeleo se multiplica, los tiempos para todo lo que suponga gastar dinero se prolongan hasta la desesperación. Con la llegada del gobierno de Pedro Sánchez muchos científicos sintieron "una gran esperanza" cuando el astronauta Pedro Duque fue elegido para dirigir el Ministerio de Ciencia. Confiaban en que sería sensible a los problemas de funcionamiento del sector. Duque lo intentó, eliminó el requisito de la intervención previa, pero no los múltiples trámites que tienen que pasar obligatoriamente por la abogacía del Estado. El cuello de botella simplemente de trasladó de lugar. La pesadilla continuó.
“Las medias antifraude nos han metido en un corsé”, cuenta Mercedes Ballesteros, directora de Energías Renovables del Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas (CIEMAT), el organismo de referencia público en esta materia. “Es tan complicado que a veces no llegamos a tiempo de pagar las cuotas por pertenecer a organismos internacionales. Hablamos de 300 euros al año, pero tiene que pasar por el Gobierno. El proceso es larguísimo”. Contratar a una personas supone esperar "entre 4 o 5 meses”, explica Ballesteros. Da igual si el proyecto ya cuenta con financiación. “Hacienda es el gran muro”, resume gráficamente.
El crédito: el otro gran escollo
El problema de la ejecución presupuestaria en I+D tiene otra dimensión: el propio diseño de las ayudas (que en realidad son principalmente créditos). El presupuesto en investigación se divide en:
- Gastos para pagar al personal y subvenciones (gasto no financiero en la jerga contable).
- Créditos (conocido como gasto financiero).
Y España es diferente en esta distribución del presupuesto: se destina mucho más dinero al crédito que a la subvención. No siempre ha sido así. “Desde 2010 han ido ganando peso los préstamos y son poco atractivos. En 2009 se utilizaron 3.600 millones y el año pasado apenas 800 millones”, destaca el director financiero de Cotec. Resultado: apenas un 20% del crédito disponible (gasto financiero) se utiliza. El resto se queda sentado esperando. Las empresas ven a la administración como bancos. Los préstamos pueden llegar a cobrar un 2% de intereses.

"Hay que acabar con el mito de que la investigación se puede financiar con créditos", insisten en el sector. Los centros, las empresas, los proyectos no quieren préstamos. "Para eso ya están los bancos o los fondos de inversión interesados en ciertas áreas". Además, un crédito supone tener que empezar a devolver el dinero en algún momento y eso puede estrangular toda la investigación a mitad camino.
Es la opinión generalizada en el sector con la que coincide también la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico). Este organismo, en su lista de reformas prioritarias de hace solo unos meses, recomendó a nuestro país dedicar menos dinero a los créditos y más a la subvención de la investigación como ocurre en otros países de nuestro entorno. "España es una rara avis", resume otro experto.
El próximo miércoles el INE actualizará los datos globales en I+D. Veremos cuánto hemos subido y seguramente recuperaremos los niveles previos a la crisis. El debate seguramente girará entorno a la distancia respecto a la media europea y el objetivo de lograr el 2% del PIB en 2020 (casi imposible a estas alturas, según muchos). Pero ya saben que los números oficiales esconden otra realidad. Igual de importante que la cantidad del presupuesto es saber si el dinero se terminará gastando para lo que realmente se diseñó: ponernos las pilas en la investigación.