Se alquila playa en Madrid por 4,6 millones de euros: sin ofertas a punto de agotarse el plazo


Patrimonio Nacional quiere volver a alquilar las instalaciones deportivas "Playa de Madrid" durante 25 años
Los interesados deberán pagar cerca de 20.000 euros al mes y hacerse cargo de la rehabilitación del lugar
El recinto está muy degradado tras siete años de abandono
Hubo una época en la que Madrid sí tuvo playa, con su arena, su orilla, sus tumbonas, sus sombrillas, sus barcas y, por supuesto, sus bañistas. Levantada en 1932 -durante la Segunda República-, fue la primera playa artificial de España y se creó para uso y disfrute popular.
Fue posible gracias a un embalse de 80.000 metros cúbicos, arrebatados al Manzanares en lo que hoy es el límite entre los distritos de Moncloa y El Pardo. Junto a la playa se levantaron diferentes instalaciones deportivas y de ocio, diseñadas al más puro estilo racionalista por Manuel Muñoz Monasterio.
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Todo ello quedó destruido durante la Guerra Civil (1936-1939), pero no supuso el final de la Playa de Madrid, ya que en 1947 fue reconstruida por el mismo arquitecto, que cambió la fisonomía de los edificios, revistiéndolos de tejados y chapiteles de pizarra, en la línea imperialista impuesta por el régimen franquista.
La zona de baño situada alrededor del embalse sobrevivió unos cuantos años más, pero terminó abandonándose, ante la contaminación del río. El complejo quedó convertido en club deportivo, con pistas de tenis, frontón, piscinas al aire libre, centro social y extensos merenderos.
Así se mantuvo hasta el año 2014, en el que el último gestor de las instalaciones, el grupo Arturo, echó el cierre debiendo más de 800.000 euros al propietario, Patrimonio Nacional

Patrimonio Nacional lo alquila de nuevo
Ahora, siete años después, el ente público quiere volver a alquilar los terrenos a un precio de de 4,6 millones de euros y por un plazo de 25 años, prorrogables por otros 25. El problema es que el lugar está completamente abandonado, con la mayoría de sus edificios destrozados y llenos de pintadas. "Es una pena, porque el lugar tiene un enorme valor arquitectónico, histórico y artístico", asegura a NIUS el arquitecto Alberto Tellería, miembro de la asociación Madrid Ciudadanía y Patrimonio, que lamenta que "esté en un estado de abandono y ruina poco apropiado para un edificio importante de arquitectura de preguerra".
Explica Tellería que aunque han solicitado entrar para ver su estado actual, Patrimonio se lo ha denegado. "Pero algo se aprecia desde el cauce del río. Se ve que la vegetación ha crecido mucho y los edificios se han degradado notablemente. Están en mal estado, pero son recuperables", defiende.
De la construcción inicial solo ha desaparecido la presa levantada para crear la antigua playa. "Se demolió el año pasado, en el proceso de recuperación de las márgenes del Manzanares, en mi opinión una decisión errónea, porque se ha perdido la pasarela en el río y una instalación histórica importante. Pero eso ya no tiene solución, lo que sí la tiene son los edificios que quedan en pie, que aunque están en mal estado deben ser recuperados y protegidos", insiste Tellería.


Las instalaciones de Playa de Madrid cuentan con siete piscinas, 10 pistas de tenis, pistas de pádel, gimnasio, además de restaurante, terrazas, zona de picnic y otros servicios. Está rodeado por el río Manzanares, la M-30 a la altura de su enlace con la M-40, el Parque Deportivo Puerta de Hierro y el Hipódromo de La Zarzuela.
Aún no hay interesados
El plazo de presentación de ofertas acaba este 30 de septiembre y según fuentes de Patrimonio Nacional "hasta el momento no se ha recibido ninguna solicitud de empresa interesada en la Playa de Madrid, aunque ha habido numerosas consultas y varias empresas que han visitado las instalaciones en las distintas visitas que se han convocado a través de la página web", explican.
Las condiciones no son fáciles. Los aspirantes deben demostrar un volumen de negocio de dos millones de euros en los tres años previos al contrato, y aportar una fianza de 150.000 euros, además de hacerse cargo de la rehabilitación de los elementos protegidos. También deben firmar un seguro durante el primer año por un importe de 1,8 millones. La inversión mínima exigida para rehabilitar los desperfectos causados por su abandono es de tres millones de euros.
Todo esto aparte de los 4.621.625 € de alquiler exigidos por todo el período del contrato, 25 años, si bien hay que tener en cuenta que el pliego de condiciones propone un período de carencia de 5 años (que puede ser reducido por el arrendatario), en los que el arrendatario no tendría que realizar pagos. "Suponiendo que ofreciese un período de carencia de 5 años, el arrendatario debería pagar 19.256,7 € al mes desde el año 6º al 25º", informa a NIUS Patrimonio Nacional.
Concesión privada o servicio público
El arquitecto Alberto Tellería preferiría que el lugar tuviese un uso público. "Así se concibió en origen, el concepto de la playa fue muy novedoso, tenía incluso iluminación nocturna para usarse en las madrileñas noches de calor. Había pista de baile, se celebraban fiestas populares como la del vestido de cuatro pesetas, que organizaba un periódico en la época y que consistía en hacer un vestido de noche muy barato. Entonces había muchas modistillas y muchas costureras, y con cuatro pesetas demostraban que se podían hacer diseños vistosos", cuenta. Y este uso de la playa, que tenía incluso un autobús que llevaba allí al público, sería lógico mantenerlo.

Además, añade Tellería, que al estar al lado del Parque Sindical (ahora llamado parque deportivo Puerta de Hierro), que tiene un uso público, lo más lógico sería hacerlo extensivo hasta la Playa de Madrid y recuperar ese uso popular, dado que es una instalación del Estado, y su principal atractivo es su posición junto al río Manzanares, que no deja de ser un bien de todos", esgrime el arquitecto. "Lo lógico sería que fueran instalaciones a precios económicos, que no pase como con el Club de Campo, con precios prohibitivos para la gente normal".
"Lo ideal es que eso lo disfruten todos los ciudadanos y no solo aquellos con posibles, o aquellos que puedan permitírselo. Por lo tanto, nos gustaría que Patrimonio Nacional no primase solamente la oferta económica, dándole la concesión al que más dinero ofrezca, sino que primase también el carácter social que pueda tener esta explotación. Como te digo está junto al Manzanares, que es un bien público y junto al Pardo, que es una zona forestal de carácter público. Así que espero que su uso sea popular y no se convierta en un centro elitista".
"El que tuviera un carácter popular podría evitar un nuevo fracaso en la concesión, como pasó la última vez. O sea, si tú tienes una cosa muy exclusiva que luego resulta que no es rentable, puedes encontrarte con una concesión a largo plazo que hay que volver a anular con todas las dificultades que eso conlleva. Un uso social siempre se va a cumplir.No te garantiza el éxito económico pero sí el éxito popular. Hay miles de cosas que no tienen ningún beneficio económico, incluso suponen pérdidas para el Estado. Piensa en los parques públicos, por ejemplo, el Parque del Retiro no ingresa al Ayuntamiento ni un duro y le cuesta una fortuna mantenerlo al año, pero para eso pagamos impuestos", aclara. "Algo así podría hacerse con estas instalaciones históricas", concluye.