Los 'desahucios silenciosos': miles de inquilinos, obligados a mudarse ante el aumento de precios


La mitad de las mudanzas en Barcelona entre 2014 y 2019 fueron porque los inquilinos no podían pagar la subida de precio que proponía el propietario
Javier vive pendiente de una llamada de su casero. Su contrato de alquiler cumple en septiembre y teme que el propietario se lo renueve con una subida desorbitada de precio. “Pago 630 euros pero ahora en mi zona un piso como el mío ronda los 850 euros”, cuenta al otro lado del teléfono este joven de 32 años, que vive en Madrid y trabaja de teleoperador.
Javier lleva seis años viviendo en ese piso. La propietaria era una anciana, tras su muerte la residencia donde estaba la anciana pasó a ser la dueña del inmueble. “Yo más de 700 euros no puedo pagar. Soy buen pagador y no doy problemas, confío en que no me lo suban, pero si lo hacen tendré que mudarme a otro barrio”, asegura. Este joven cuenta que tiene un amigo que tuvo que dejar su vivienda cuando el dueño le aplicó una importante subida. “Se tuvo que a ir a vivir fuera de Madrid cuando su casero le subió el alquiler de 650 euros a 850 euros”.
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Los casos de Javier o el de su amigo no son aislados. Hasta tal punto que a los inquilinos que deben abandonar la vivienda por una subida desorbitada se les ha bautizado como ‘desahucios silenciosos’, son mudanzas forzadas por la subida precios y ante la imposibilidad de hacer frente a las mensualidades. También se incluye en este concepto a quienes se mudan porque las condiciones de la vivienda son deficientes y el propietario no quiere arreglarla. No forman parte de las estadísticas.
Pero por primera vez se ha puesto cifra a esas mudanzas forzadas. La mitad de las que se hicieron en Barcelona entre 2014 y 2019 fueron ‘desahucios silenciosos’. Lo acaba de revelar una encuesta realizada por la Hidra Cooperativa, la Agencia de Salud Pública de Barcelona y la Universidad Autónoma de Barcelona. Para realizarla se han utilizado datos oficiales de la Generalitat de Cataluña y han contestado 2.020 inquilinos de la capital catalana y del área metropolitana.
“Nuestra plataforma nació precisamente porque el 80% de los desahucios eran invisibles”, explica Carme Arcarazo. La Portavoz del Sindicatos de Inquilinos de Barcelona –que ha mostrado su apoyo a este estudio- recuerda que estas mudanzas son “invisibles porque no llega la policía, pero es un drama constante. Suele ser gente a la que le hacen una subida abusiva. Es algo muy grave y da una inseguridad brutal”. Los propietarios suelen aprovechar la finalización de un contrato para aplicar una importante subida en de que el inquilino quiera renovar.
Además, según ese informe, quienes se vieron obligados a hacer las maletas y buscar otra vivienda aseguran que padecieron estrés o ansiedad, entre otros, en los meses posteriores a tener que dejar su piso. Un 12,8% de los que sufrieron un desahucio silencioso asegura que su salud empeoró.
“Lo que demuestra este estudio es que cualquier persona puede ser vulnerable”, explica Arcarazo. “Hace tiempo que pedimos que no solo se regulen los precios sino que se renueven los contratos de manera automática, a no ser que el propietario o un familiar lo quieran para uso propio”.
Evitar subidas desorbitadas del precio del alquiler es uno de los objetivos que busca la Ley de vivienda que prepara el Gobierno pero que lleva más de cuatro meses de retraso. PSOE y Unidas podemos no logran ponerse de acuerdo. Mientras los morados apuestan por controlar los precios en las zonas tensionadas, los socialistas quieren dar incentivos fiscales a los propietarios para contener el mercado del alquiler.
En el último año la pandemia ha cambiado la tendencia alcista de los alquileres. En el primer semestre de este 2021 los precios ha caído un 10% en ciudades como Barcelona o Madrid, según un estudio de Tecnocasa y la Universidad Pompeu Fabra. Aunque la recuperación económica hace temer que vuelvan a dispararse. “Los precios siguen inflados y tienen que bajar”, zanja la portavoz del Sindicato de Inquilinos.
Numerosas asociaciones explican que este tipo cambios forzosos de residencia son habituales sobre todo en las ciudades donde han sufrido un alza de precios notable en los últimos años.
“Los datos de Barcelona son extrapolables a otras ciudades, como Madrid”, asegura Belén García. La portavoz de la Coordinadora de Vivienda de Madrid defiende que “controlar los precios es una de las medidas urgentes”.
Sabe bien de lo que habla García, su propia madre sufrió un ‘desahucio silencioso’. “Ella vive en Málaga, una de las ciudades donde más ha subido el alquiler. La propietaria, que tiene tres pisos, decidió subirle la mensualidad de 500 a 800 euros. ¡300 euros es mucho! Mi madre se tuvo que ir porque no podía pagar ese dinero ella sola”. Un drama que sufren en nuestro país muchas familias, según García: “Hay mucha gente que vive al filo de la incertidumbre: no saben si les van a renovar el contrato o si el propietario les va a subir el alquiler lo que quiera”.