La estafa del falso propietario que alquila pisos a precio de ganga en barrios del norte de Madrid

Hasta 12 víctimas han denunciado ya el ardid, pero la policía sospecha que hay muchos más propietarios e inquilinos engañados
Alquila pisos en zonas residenciales como Sanchinarro, Las Tablas o Montecarmelo y luego los subarrienda a un precio muy inferior al de mercado
Pedro (nombre ficticio) estaba muy ilusionado con su nuevo piso. Bien equipado y mejor situado, cerca del nudo norte de la M-30, era una ganga en uno de barrios residenciales más demandados del norte de Madrid. El precio era todo un reclamo, casi inmejorable. Se anunciaba en un portal inmobiliario por casi 400 euros menos que ofertas de pisos similares.
Así que nuestro hombre no lo dudó y llamó enseguida al propietario. Tras la visita a la vivienda, Pedro quedó encantado, más cuando el supuesto dueño le dijo que los gastos estaban incluidos en el precio. “Me sonaba todo muy raro, pero estaba empecinado en la casa”, confiesa Pedro. “Me dijo que tenía cola, mucha gente esperando”, añade. Así que Pedro accedió a pagar la fianza correspondiente a los tres primeros meses de alquiler.
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Me sonaba todo muy raro, pero estaba empecinado en la casa
Fijaron la mudanza para los últimos días de agosto, pero a mediados de mes Pedro recibió una notificación extraña en su móvil. Una oferta por un piso en la misma zona que también era una ganga. Lo malo es que era el suyo, el que acaba de alquilar. Algo confuso, llamó al supuesto propietario que reconoció que había habido un “malentendido” y que enseguida procedía a retirar el anuncio.
Pedro no terminó de creerse la excusa, porque las fotos del portal eran diferentes a las de la primera vez. Una nota simple del Registro de la Propiedad hubiera sido suficiente para descubrir la felonía. De hecho, era lo que le recomendaban sus familiares. Pero la ilusión y la impaciencia cegaban a Pedro, que siguió adelante.

Para desesperación de Pedro, el pícaro dueño retrasó en varias ocasiones la fecha de entrega de llaves y así llegaron hasta mediados de septiembre, casi un mes después de lo pactado. En ese momento, el verdadero propietario del piso también recibía una comunicación extraña. A Ramón (nombre ficticio) le notificaban que tenía una deuda con varias compañías de suministros de su vivienda.
Alguien le había suplantado la identidad y no tenía duda de quién era: el falso propietario del piso, a quien se lo había alquilado unos meses antes. Contra lo pactado –y lo que es habitual-, había puesto a nombre de Ramón los consumos de agua, gas y luz. Tampoco llegó a pagar los últimos meses de alquiler. “Parecía solvente”, nos dice Ramón. “Luego descubrimos que sus papeles eran falsos”.
Una nota simple hubiera sido suficiente para descubrir el engaño
Cuando Pedro pudo entrar en la vivienda, se topó a Ramón en la entrada. Enseguida ataron cabos y acudieron a la policía a denunciar al impostor, que había desaparecido. Los agentes metieron el nombre en su base de datos y comprobaron que era un viejo conocido, con antecedentes por el mismo ardid en varios distritos del norte de Madrid.

En los días siguientes, a Ramón le empezaron a llegar casos similares al de Pedro. Hasta 12 a día de hoy. Ambos, obsesionados con que la historia no se repita, siguen detectando anuncios sospechosos, anzuelos en los que es fácil picar en un mar saturado de alquileres imposibles. Temen que el autor de esos reclamos sea el mismo delincuente que les engañó a ellos. O quizá alguien de su entorno. Su objetivo es juntar pruebas y nuevas denuncias para que el juez no le vuelva a dejar suelto.