Cerco de Hacienda a las carretas del Rocío tiradas por animales: "Van a acabar con la tradición"

La Agencia Tributaria pide a las 125 hermandades los datos de las carretas tiradas por animales
Temen que el oficio de boyero termine desapareciendo con los nuevos requisitos
Prohíben cantar o bailar regueton en El Rocío
Hacienda pone la romería de El Rocío en el punto de mira. Las 125 hermandades filiales que realizan su camino a la aldea almonteña tienen, este año, que comunicar a la Agencia Tributaria la actividad de sus carretas tiradas por ganado. Es decir, los contratos de los llamados boyeros que cuidan y guían a los bueyes durante el camino o los carreteros que utilizan mulas. De esta forma, se obligará a regularizar una actividad que, en muchos casos, más que un trabajo es una afición, ya que algunos de ellos hacen el camino como un peregrino más.
Según fuentes de la Agencia Tributaria consultadas por NIUS, son “requerimientos de información habituales en diversos colectivos” que permitirán “obtener información para posibles revisiones posteriores”, así como “fomentar la conservación de las facturas por parte de los receptores de los servicios”. En este caso, las hermandades.
La medida, sin embargo, no ha sentado nada bien a las filiales. “Me parece fatal. Van a conseguir que este oficio termine desapareciendo”, lamentan en la de El Cerro de Sevilla. De perfil humilde, esta agrupación tiene solo dos carretas tiradas por bueyes. “Nuestro boyero lleva muchos años con nosotros. Es uno más en el camino y ni siquiera le sale rentable el oficio”, explican a NIUS.
Un oficio en vías de extinción
Por eso, temen que, a la larga, la obligación de hacer estos contratos pase factura a una vocación ya de por si en vías de extinción. “Son familias que tienen su yunta como hobby, no tienen una explotación agraria”, nos cuentan en la Hermandad de Gines que lamentan que este requerimiento les haya llegado a pocos días de la romería y tras dos años de pandemia. “Al final, la tradición se perderá porque son cada vez más inconvenientes para hacer el camino”, señalan.
No se trata, dicen, de una profesión al uso ya que se reduce a un periodo de tiempo muy concreto, el de las romerías, y en la mayoría de los casos las ganancias no compensan el coste de la manutención de los animales. “Yo pierdo dinero cada año”, nos cuenta José Luis, boyero de la Hermandad de Hinojos.
A punto de jubilarse, hace más de 30 años que se dedica a este oficio que aprendió de su padre. Mantener tres bueyes le sale por unos 8 mil euros al año y lo que cobra por la romería no llega ni a la mitad. Esta medida, dice, es una traba más. “Deberían pagarnos por seguir manteniendo una tradición tan antigua”. Al final, lamenta, los que como él aman esta tradición terminarán desistiendo.