Queman varias casas en la barriada donde vivían los acusados de la muerte del portero de Peal de Becerro

Peal de Becerro está de luto. Álvaro Soto Reyes tenía solo 29 años cuando una puñalada cerca del corazón acabó con su vida. Estaba trabajando como portero en el pub Valhalla, ubicado en este municipio de Jaén. Todo apunta a que otro joven de 20 años le agredió con un arma blanca.

A juzgar por las imágenes que están circulando por las redes sociales, el pueblo entero se ha puesto en pie de guerra y ha emprendido un cruzada contra los vecinos de la calle Andrés Segovia, la barriada en la que vive el clan Amador, al que pertenecen los cuatro jóvenes presuntamente implicados en el crimen.

El Ayuntamiento ha declarado tres días de luto oficial, que finalizan este martes, y en la tarde del lunes unas 2.000 personas se han manifestado por las calles del municipio para reclamar justicia por la muerte de Álvaro. Tras una pancarta que pedía Justicia para Álvaro y con gritos de "asesinos fuera" y "Peal no mata", casi la totalidad de los habitantes del pueblo expresaron la solidaridad con la familia de la víctima.

Todo se desarrollaba sin incidentes hasta que una decena de exaltados se han dirigido al barrio donde vivían los acusados y se han dedicado a quemar viviendas y volcar coches. La Guardia Civil ya había previsto este tipo de actuaciones y había establecido un fuerte dispositivo de seguridad, por lo que los actos vandálicos no llegaron a más. Eso sí, los bomberos tuvieron que afanarse en sofocar las llamas para que no afectaran a las viviendas colindantes.

Algunos usuarios de Twitter han condenado estos hechos vandálicos solo por tratarse de gitanos. "Ya os digo yo que si hubiera sido cualquier hijo de vecino payo no habrían reventado una casa y 3 coches", denuncia el usuario Raulmar mostrando diferentes fotos de lo ocurrido.

Por esto, algunas asociaciones han tenido que pedir respeto hacia el resto de vecinos de etnia gitana de la localidad "que no se identifica ni con los valores ni con la falta de escrúpulos de los implicados", con el objetivo de que "no se condene a unas personas inocentes".

Se da la circunstancia de que las familias de los implicados ya no se encuentran en el pueblo. Al parecer, se marcharon de sus casas tras lo ocurrido precisamente para evitar este tipo de enfrentamientos. La Guardia Civil continúa investigando lo ocurrido tras la manifestación de los vecinos.