Cristian, el 'héroe' que salvó la vida de un aficionado del Cádiz y que le ha costado una multa

Cristian Cornejo es socio del Cádiz C.F desde que nació. Ahora, con 24 años, se ha convertido en el héroe de la afición. Y no por marcar ningún gol, si no por salvar una vida. Ocurría el pasado sábado en el encuentro entre su equipo y el Barcelona. En el segundo tiempo, un aficionado se desplomaba ante el estupor de toda la grada del estadio Nueva Mirandilla.

“Vi a un grupo de personas pidiendo auxilio y no me lo pensé dos veces”, explica a NIUS. A este enfermero de profesión le faltó tiempo para sortear los obstáculos hasta llegar a la víctima. “No recuerdo ni cómo lo hice, fui saltando bancos y gente, pidiendo paso”, apunta. Porque para colmo Cristian lleva una férula en su pie izquierdo que le impide moverse con normalidad. "Hace dos años, dos pacientes me empujaron por las escaleras de mi centro de trabajo y sigo lesionado", relata.

Pero su vocación está por encima de todo y, en un abrir y cerrar de ojos, estaba junto al aficionado que sufría un paro cardiaco. “Fui el primero que lo atendí. Se estaba atragantando con su propia lengua”, explica. Un hombre de 68 años que veía el partido junto a su hija. “Ella estaba desesperada, con un ataque de ansiedad”, recuerda.

A pesar de la presión, Cristian mantuvo la calma. El juego se paró y el estadio quedó mudo. “Todo el mundo pendiente, había un silencio abrumador”, nos cuenta. Después, se fueron uniendo más sanitarios que había en la grada, así como la Cruz Roja y el médico del Cádiz. “El hombre estaba en fibrilación ventricular, volvía y se iba. Llegué a pensar que no salía adelante”, reconoce. Pero tras más de media hora reanimándolo, consiguieron estabilizarlo.

Cristian se retiraba del área ovacionado por las dos aficiones. “Se me ponen los pelos de punta y me emociono al recordarlo”, asegura. Aunque no quiere que le digan héroe. “Solo hice mi trabajo, pero en un estadio y sin uniforme. Es mi día a día”, insiste. “Volvería a cruzar el campo entero si hace falta una y mil veces”, asegura.

De momento, su hazaña le ha costado una multa de 142’50 euros. “No había ambú (resucitador manual) de adulto y llamé a mi mujer para que trajera el mío de casa. Con las prisas aparcó donde pudo y la grúa se llevó nuestro coche”, relata Cristian. Eso sí, el ayuntamiento se ha puesto en contacto con él para informarle de que le devolverán el dinero por la labor humanitaria.

Sin coche y perdiendo el partido por 0-4, el enfermero salió del estadio vencedor. “Como si hubiéramos goleado. No hay mejor victoria que salvar una vida”, asegura. La de Antonio, así se llama el paciente, que este sábado volvió a nacer gracias a la vocación de aficionados como Cristian.