José y Jorge, la mejor cuadrilla de albañiles de España: “El oficio se está perdiendo”


Han ganado el 55 Concurso Nacional de Albañilería de la Peña El Palustre, el más prestigioso y antiguo de España que se celebra en Málaga
Toda la vida en la obra, reconocen que la profesión ha cambiado mucho en los últimos años y que no está valorada
Un paso de peatones 3D, la última obra de los albañiles más artísticos de El Campillo
José Manuel Aliaga lleva toda la vida pegado a un palustre. De padre estructurista, desde pequeño fue construyendo la que sería su vocación. Ahora, a los 49 años puede decir que es, oficialmente, el mejor albañil de España. Junto a su compañero de obra, Jorge López, se han hecho con el título a mejor cuadrilla en el concurso de albañilería más prestigioso y antiguo del país, con más de 50 años de historia.
“Nací oyendo hablar del concurso y llevamos desde 2014 participando”, explica a NIUS. Este año, esta cuadrilla de Benalmádena (Málaga) lo ha conseguido. Tres arcos sobre un tetraedro con círculos inscritos ha sido la construcción que les ha llevado a la gloria. Había que buscar la perfección técnica pero también la estética. “Somos un buen equipo, nos compenetramos, cada uno en lo suyo”, señala.
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Y, ¿cuál es el secreto? José Manuel lo tiene claro: actitud. “El oficio no está pagado y, al final, lo que importa es tu manera de afrontarlo porque, a veces, cuesta seguir en esto”, reconoce. Por eso, entiende que las nuevas generaciones busquen otros sectores. “Las cuadrillas son cada vez más mayores, se van jubilando y no hay aprendices”, lamenta.
Una profesión muy sacrificada que, en nuestro país, “no está valorada”. Él sabe bien de lo que habla. En 1992, tuvo que emigrar a Alemania. “Aquí no había trabajo y estuve un año fuera”. Años después, con la crisis de 2008, tuvo que reinventarse. “El mercado no se movía, las empresas pararon y tuve que hacerme autónomo para trabajar para mí mismo”, recuerda.
Ahora, trabaja como encargado de obra en una promotora. Es el que supervisa el trabajo de las cuadrillas. “En una obra hay mucho que hacer. Yo soy el que le busco a cada uno su sitio en función de sus competencias. Unos son más finos en el trabajo, otros menos pero en cambio más trabajadores. Hay que darle a cada uno su función”, insiste.
Un trabajo que, con los tiempos, cambia. “Tienes que estar constantemente renovándote. No tiene nada que ver la forma de construir de hace 20 años con la de ahora”, señala. Nuevos materiales, herramientas y formas de trabajar. “Ahora se busca abaratar precios y acortar los plazos, pero también se exige una calidad muy alta”, apunta.
Este maestro de la construcción es feliz, dice, con el palustre. Una vocación que, al menos en su casa, no está en peligro de extinción. “Mi hijo con 10 años ya me dice que quiere ser constructor”, nos cuenta con orgullo un padre que ama su profesión.