Adán y Juan Carlos, una pedida de mano a 8000 metros de altura que casi no sale


El anillo de compromiso y el ramo de rosas estuvieron a punto de no llegar a tiempo para la pedida
Las azafatas del vuelo ayudaron a Juan Carlos a prepararlo todo sin que Adán se enterase
Una pedida de mano, mucho “brilli brilli” y Leticia Sabater: el amor triunfa en la Semana Grande bilbaína
A 8.000 metros de altura en algún punto entre Sevilla y Barcelona, Juan Carlos se armó de valor para recorrer el pasillo de un avión con un ramo de flores hasta el asiento de su novio Adán. "Estaba súper nervioso", dice a NIUS. Aun así, sin temblar hincó rodilla, sacó un anillo del bolsillo y siete años después de conocerse le pidió que se casara con él.
"¡Ha dicho que sí!", se oye en la grabación de un momento que nunca olvidará ninguno de los pasajeros del vuelo a Barcelona... pero que estuvo a punto de no suceder. Y eso que Juan Carlos llevaba meses pensando cómo hacerlo y semanas organizándolo todo. "Llamé a la compañía para ver si era posible y hasta me dieron las gracias por hacerles partícipes".
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Todo parecía que iba bien. Encargó un ramo y también el anillo, pero la talla de Adán no la tenían en la tienda y tuvieron que pedir que se lo hicieran. "El anillo tenía que haber llegado a principios de la semana", dice Juan Carlos Romero. El vuelo era el viernes y hasta el jueves no le llamaron de la joyería para confirmarle que lo tendría.

El ramo de rosas que por arte de magia Juan Carlos se saca en las alturas también peligró. "Llegó la tarde de antes", confiesa, y viajó al aeropuerto escondido en el maletero del coche de la amiga que les llevaba. "Le tuvimos que decir a Adán que el maletero estaba roto y no se podía abrir", cuenta Juan Carlos.
Mientras su amiga llevó el ramo al mostrador de la compañía aérea, la pareja embarcó en el avión y en ese momento Juan Carlos aprovechó para hablar con las azafatas. Natalia, Ana y Andrea, tres nombres que no olvidará jamás, y que se pusieron a su disposición para todo lo que necesitara.
El gran momento
Con el vuelo ya estabilizado, llegó el momento del café. Al servir a la pareja una de las azafatas le dio un pequeño golpe en el hombro a Juan Carlos. Era la señal para que se levantara y fuera a por el ramo que habían guardado en cabina. Mientras, otra de las azafatas tenía ya el móvil preparado para grabar la pedida.
"Eres el hombre de mi vida", empezó a decirle Juan Carlos mientras todo el avión le miraba. "Gracias por cuidar de mi como me cuidas", continuó, "y aunque tengamos nuestras diferencias, he encontrado en ti a una persona a la que quiero muchísimo". Y con los nervios flotando a miles de metros de altura llegó la gran pregunta.

Lo demás es historia. Un sí quiero, un aplauso y dos besos sin mascarilla, bajo la durante el resto del viaje ninguno de los dos dejó de sonreír. La compañía les regalón una botella de champán para celebrarlo y el capitán les dio la enhorabuena en persona. El vídeo de la pedida acabó en Tik Tok y al centenar de pasajeros del vuelo hay que sumar ahora otro millón de personas que ya han visto la pedida.
De momento no hay fecha para la boda. "Queremos primavera u otoño del año que viene", dice Juan Carlos, "verano mejor no que hace mucho calor e invierno tampoco porque con lo gafes que somos nos llueve". La mala suerte esta vez quedó de lado. A pesar de los problemas, todo salió como soñó Juan Carlos.