Carolina Ferreira hace el mejor helado de España: “Sabe a rebujito, o lo amas o lo odias”

Entre las callejuelas del centro de Tarifa (Cádiz) se ubica la heladería de Carolina Ferreira, una brasileña que lleva casi 20 años afincada en el sur de España. Sobre la fachada, un letrero que da idea de la filosofía de esta artesana heladera. “Nuestra receta: 2kg de abrazos, 3kg de amor, 4kg de paciencia, 2 litros de sonrisa, 1 pizca de locura y muchos besos”. Es el secreto, dice, de su éxito.

“No es solo la parte técnica, cuando haces helado es muy importante la energía y el amor que pones en ello”, asegura a NIUS. Y no le falta razón viendo que su helado ha conseguido imponerse como el mejor de España en el Gelato Festival World Masters, el concurso de heladería más prestigioso del mundo. Algo así como los Oscar de los helados, que se celebra cada cuatro años siguiendo un riguroso proceso de clasificación, con rondas eliminatorias locales, nacionales y continentales.

“Estoy feliz”, reconoce Ferreira que arriesgó con un sabor “nuevo, atrevido y curioso”. Nada menos que un helado inspirado en el rebujito y hecho con hierbabuena, fino en rama y chocolate fondant. ¿Por qué no?, se preguntó. Una mezcla innovadora con la que ha querido rendir tributo a una tierra de la que se declara enamorada.

“Vivo en Andalucía y me gusta mucho estudiar a la gente y a mis clientes”, reconoce. Por eso, para su Menta Spicata pensó en el frescor de la hierbabuena y la alegría de las ferias. “Es un sabor que no deja indiferente. O lo odias o lo amas”. Y ella ha salido victoriosa.

Le llevó más de un mes dar con el sabor que buscaba. “Probar una y otra vez hasta conseguir ese toque peculiar que despierta la curiosidad del que lo come”, señala. A innovar está esta heladera más que acostumbrada. Porque en Casa del Gelato, cada día hay 18 sabores nuevos. “Si el cliente viene y encuentra siempre lo mismo, al final se aburre”, dice. Por eso, su mente siempre está pensando en un universo de helados más allá de la fresa, la vainilla y el chocolate.

Su afición por los helados tiene influencia italiana, la de su expareja, con el que montó su primera heladería en Zahara de los Atunes. “Él los hacía y yo los vendía en la barra”. Pero con los años, la aprendiz superó al maestro y abrió su propio negocio. “Aunque usamos los mismos productos, cada uno tiene su receta”, nos explica.

Ahora, tras proclamarse campeona de España, Ferreira acudirá el próximo año a la semifinal, donde optará al título a mejor helado del mundo. Aun quedan meses por delante, pero ya fantasea con qué sabor puede sorprender esta vez. Sea cual sea, estará hecho, dice, “amando su trabajo”. El de hacer feliz a la gente a través de sus refrescantes manjares.