María Ángeles Cayuela, armadora y voz de las mujeres del sector pesquero andaluz: "Del trabajo en la lonja no vivo"


Fue la primera de su familia en estudiar una carrera universitaria y ahora compagina su trabajo en el turno de oficio con el de armadora de barco en Almería
El Gobierno andaluz la ha reconocido con la Medalla de Andalucía al Mérito Ambiental por su labor al frente de la Asociación Andaluza de Mujeres del Sector Pesquero (Andmupes)
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Hablar de María Ángeles Cayuela es hablar de la mar, en femenino. Nacida hace casi 50 años en Almería, en el seno de una familia de pescadores, no fue raro que la única niña, la más pequeña de tres hermanos, siguiera también el oficio. La Mari, como la llaman en casa, se hacía armadora, como también lo había sido su madre, Antonia.
“No pude evitarlo, caí en la trampa”, bromea. Y eso que lo intentó. Porque a los 18 decidió convertirse en el primer miembro de su casa que estudiaba una carrera universitaria, la de Derecho. Ese otro oficio, que también consigue, dice, “removerla” por dentro. “Tenían depositadas las esperanzas en que me alejara de este mundo” cuenta a NIUS. Pero ni siquiera entonces María Ángeles dejó la mar. “Es lo que realmente me gusta. Si no, no sería yo”, reconoce.
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Ahora esta abogada del turno de oficio, que se mueve como pez en el agua en la lonja de Almería, es Medalla de Andalucía por su labor al frente de la Asociación Andaluza de Mujeres del Sector Pesquero (Andmupes). “No puedo dejar de pensar en las socias más mayores. Mujeres que no tienen ni un puñetero día cotizado después de toda la vida trabajando. ¿Sabes lo duro que es eso?”, se pregunta.
La mayoría, mujeres de familias humildes de pescadores que son armadoras de un barco familiar. Por eso, la dimensión sentimental de este reconocimiento es tan importante para sus casi 300 socias, que van desde los 20 hasta los 70 años. Mujeres del sector pesquero andaluz, con cargo en entidades públicas, cofradías, organizaciones de productores pesqueros, asociaciones de armadores y empresarias del sector que, gracias a Andmupes, han logrado incrementar su liderazgo con la participación en órganos decisorios en la comunidad, como el Consejo Asesor de Pesca.
"Del trabajo en la lonja no vivo"
Un logro tras el que hay muchas horas de trabajo y dedicación y en el que María Ángeles es el rostro visible. Es habitual verla a diario en la lonja, organizando la llegada del pescado y el marisco del Nuevo Anamar, el barco familiar del que reconoce sacan pocos ingresos. “De la lonja no vivo, lo que me da para vivir es mi trabajo en el despacho de abogacía y hacer muchas horas extras y guardias para poder compensar el tiempo que paso en la lonja”, reconoce.
Como armadora de una embarcación, se encarga de todo el trabajo en tierra, al igual que la mayoría de mujeres que se dedican al sector. “Solo un 5 ó 6 por ciento se embarcan. Es muy difícil. Los barcos son pequeños, no están preparados. Si tu familia tiene uno, te embarcas, si no, es casi imposible”, asegura esta activista del mar que reivindica medidas que permitan a las mujeres desarrollar su labor, más allá del respaldo familiar. Es una de las asignaturas pendientes de un oficio en el que la mujer “siempre ha estado ahí”, aunque sin reconocimiento.
Ahora, este premio las visibiliza y les da fuerza “para seguir dando guerra”. María Ángeles no puede evitar pensar en su abuela que se pasó una vida remendando redes o en su madre que bajaba el puerto de Almería con las otras niñas para salar pescado y se quitaba las sandalias de esparto para que no se estropeasen. Todo por “unas pocas perras gordas”. Por ellas y por las otras muchas que han estado y estarán, aunque a veces parezca que nunca han existido.