"Moros no": el ataque contra un joven jugador de origen marroquí en un pueblo de Huelva


El joven está convencido de que no tiene nada que ver con su condición de futbolista
El pueblo de Beas se ha volcado para apoyar a su vecino
El viernes Achraff Habbar tenía previsto ir a la playa, pero el coche le dejó tirado en una cuesta. Entonces no sospechó nada. Empujando, dejó el coche aparcado y se olvidó de él hasta que el lunes fue de nuevo a por él. No había sido una casualidad.
El tapón de la gasolina estaba partido y dentro del depósito habían echado azúcar, por lo que el motor se había parado. Además le habían partido embellecedores de la parte delantera y le habían destrozado la centralita. La única pista la habían dejado rayado sobre el capó del coche. “Moros no”.
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Achraff tiene 23 años. Nació en Mohammedia, cerca de Casablanca en Marruecos, pero llegó a España en 2008 cuando tan solo tenía 10 años. Desde entonces vive en Beas, Huelva, donde juega como delantero en el equipo de fútbol local.
“En el campo es normal que me llamen moro”
“En el campo es normal que me llamen moro”, explica Achraff, pero enseguida se corrige a sí mismo: “normal no es... pero sí habitual”, se lamenta. Lo que no es ni normal ni habitual es que se lo digan fuera del campo y de la forma en la que lo han hecho.
Achraff no tiene ni idea de quién ha podido ser pero está seguro de que nada tiene que ver con el equipo de fútbol en el que juega desde que era pequeño. De hecho su club, Beas C.F., se ha volcado con él, lo mismo que otros equipos de la zona como el de Rociana o Valverde que le han mostrado todos su apoyo.
“Me ha sorprendido el cariño de tanta gente”, confiesa el joven agradecido por el apoyo de todo el pueblo de Beas. “Encontrarte con que ha salido la gente en contra del racismo” ha sido para Achraff lo mejor de una situación que ya está denunciada en la Guardia Civil.
El enfado se le ha pasado, aunque “cada vez que veo el coche…”, se muerde la lengua. De momento no tiene miedo, pero por precaución está buscando un garaje donde dejar el coche hasta descubrir quién es la persona que ha atacado a su coche y con él a todo el pueblo de Achraff.